Años después.
¿Como podía ser posible que se le perdiera aquella cadenita? ¿Como? El no era descuidado, jamas lo había sido. y ahora no encontraba la pequeña cadenita en forma de caballo por ningún lado. No quería perder aquel recuerdo de los mejores años de su vida. Siendo un niño el había sido muy feliz... Ahora también los era, pero desgraciadamente nunca iba a ser igual.
Se maldijo a si mismo...¿donde podría haberla dejado? Ya la había buscado en todos lados: la caballeriza, su cuarto, e baño, el gallinero, la cocina, la casa grande...
Se detuvo a pensar un poco. Quizás la había dejado en la casa de Emily. Aunque a decir verdad hacia como una semana que no iba a la casa de su novia y la cadenita la había perdido ayer. Soltó un suspiro. Y se sentó con cuidado en una de las sillas de la cocina.
-¿Buscabas esto?- pregunto ella.
Al instante el levanto la vista y se puso de pie. Casi corrió hacia donde estaba su madre con la mano levantada y mostrandole la cadenita.
-¿Donde estaba ?-quiso saber mientras se la quitaba de la mano.
-La dejaste tirada cerca del horno anoche, después de que lo arreglaste.
-No la deje tirada. Seguramente se me cayo...
Se la volvió a poner, y se sintió aliviado. Sus bonitos recuerdos ahora estaban de nuevo con el.
Justin Bieber era un hombre de campo. Había nacido allí, se había criado y pensaba morir allí. El no se consideraba una mala persona, y estaba muy orgullosos de lo que había logrado en todos estos años en los campos Steel. Siendo muy joven (con apenas 15 años) su jefe lo había nombrado encargado del lugar, cuando había decidido irse a vivir a la ciudad. Y desde entonces Justin había llevado a delante los asuntos de ella conocida estancia. Pero a pesar de dejarle toda la responsabilidad, Leonard Steel iba a verlo todos los años en las vacaciones de verano. Se quedaba allí unos dos meses y luego volvía a su agitada vida de negocios. Justin siempre se preguntaba como era que ese hombre no se había vuelto loco viviendo en la ciudad, siendo que el también había vivido y criado en el campo. Pero lo sabia, Leo era un gran hombre que se adaptaba a cualquier situación de cambio. Y justin lo admiraba....lo admiraba y quería como un padre. Por eso mismo cada vez que el jefe llega todo el mundo estaba como loco arreglando y preparando todo.
-Es como la decimoquinta vez que pierdes ese colgante, Drew-lo regaño ella pero no del todo. Le beso la frente y se acerco a las hornillas para revisar las la comida que estaba preparando. La cena siempre comenzaba a prepararse antes del amanecer.
-No es apropósito-el-Al parecer no le gusta estar en mi cuello .
Pattie sonrió y lo miro de manera tierna.
-¿Ya esta todo listo? mira que hoy llega el señor Steel.
-Si, esta todo listo.
-Mas te vale, justin...
-Mama...bien sabes que me gusta que el jefe venga a encontrar todo en orden y en perfecto estado .
-Si, lo se. Pero solo te pregunto para que estés completamente seguro. No quiero que nada salga mal. Leonard -sacudió la cabeza- Digo el señor Steel se merece lo mejor.
Justin puso los ojos en blanco. Si había alguien que se ponía quisquillosa con llegada del jefe... esa eras su madre. Todos los empleados huían de ella. Se ponía insoportable, histérica y sobre todo intratable. Justin creía saber la razón de sus nervios. Aunque ella jamas llegara a admitirlo, el sabia que su madre sentía algo especial por ese hombre. Y cuando volvía al campo parecía perder los estribos. Los únicos que podían con ella eran Cameron y el.