Cuando los pies de Louis tocaron la casa de Harry, su boca se abrió considerablemente, viendo tanto lujo junto, camino un poco alrededor, observando todo realmente sorprendido.
–¿Eres mafioso?
Harry levanto una ceja en su dirección, burlándose en su cara.
–No, soy empresario.
Louis asintió. Siguió viendo hasta que sus ojos se posaron en un espejo delante de él, no le gustaba verse vestido como una puta.
Harry llego hasta detrás de él, posando sus manos en su cintura.
–Eres hermoso.
El castaño sonrió amargamente.
–No me conoce.
–No tengo que conocerte para saber que eres hermoso.
Harry lo volteo delicadamente, quedando frente a frente con él, perdiéndose en esos ojos azules que tanto le habían gustado el día anterior.
Sin decir nada, poso sus labios sobre los de Louis, besándolo delicadamente. El castaño estaba acostumbrado a eso, así que solo le siguió el beso. Sintió las manos del rizado posarse en sus nalgas y también se dejó hacer, todos hacían eso.
Harry estaba maravillado con los labios de Louis, eran tan suaves.
Una erección comenzó a crecer en sus pantalones y Louis lo noto, dejándose caer de rodillas en el suelo y agarrando la cinturilla de los pantalones de Harry.
–¿Qué haces? –pregunto confundido.
Louis levanto su vista, mirándolo con el entrecejo fruncido.
–Voy a chupártela –respondió obvio.
–No quiero que lo hagas.
Harry lo agarro de los brazos, levantándolo hasta que quedo frente a él de nuevo.
Le encantaba la estatura de Louis, era tan pequeño.
–¿No quieres? –pregunto incrédulo.
–Claro que quiero –Harry le sonrió–. Lo que no quiero es que lo hagas por obligación, si es por el dinero, no te preocupes, igual te pagare.
–Pero no estamos haciendo nada.
–Tómalo como un regalo entonces –se encogió de hombros.
Louis lo miro raro.
–¿Para eso me trajiste?
Harry le volvió a sonreír.
–Te traje porque no quiero que nadie te toque.