Capítulo 3

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Foto Emily (Lili Collins)

POV ASHLEY

Fuimos los cuatro a la cocina de aquel apartamento donde me dieron un vaso con una pastilla para el dolor de cabeza pero no estaba segura de bebérmelo. No me fiaba de esta gente.

No me acordaba nada de lo que pasó ayer aunque poco a poco fui recordando partes de la noche como que mi mejor amiga me engañó, me abandonó y el grosero que me había supuestamente traído a casa.

Dios, no quería ni pensar que me habrían echo él y su amigo. Toda esta situación me daba escalofríos. Quería irme de aquí lo antes posible y alejarme de ese tal Owen y su amigo Nate, pero genial, a la idiota de mi mejor amiga le gustaba Nate y acabaría enamorada de él mientras que yo acabaría estudiando en mi mesa mientras ella me contaba como había ido el día con su novio. Aunque no me quejaba, para mi lo más importante es un buen futuro, más tarde tenia pensado tener una familia. Desde pequeña eso es lo que me han enseñado mis padres. Tengo 17 años y nunca he tenido novio, nunca he estado enamorada de nadie ni me ha gustado ningún chico, si no, superarme día a día en cuanto a los estudios. Ya tendría tiempo de sobra para pasar esos dramas de amores después de haber terminado una buena carrera con excelentes notas. Las drogas y el acohol también eran cosas de las cuales prácticamente huía, no lo veía necesario. Aunque ya me había fallado ya que si ahora mismo me encontraba con un dolor de cabeza infernal tumbada en una cama de una apartamento que no es el mio con dos personas que no conocia y mi mejor amiga era porque de alguna manera consumí droga. Imagino que alguien me lo habría ofrecido, no me acuerdo, pero yo jamás lo haría ni aunque estuviera borracha, ya que no bebo y porque tengo sentido común.

-¿Que ha pasado? - dije seria al idiota que me había traído a este lugar.

-Te acercaste y te desmayaste ante mí- Sonrió con una sonrisa que me dio escalofríos.-y después tuviste la mejor noche de tu vida.

Abrí mucho los ojos y al parecer le hizo gracia mi expresión.

Quería irme de esa casa lo antes posible pero con respuestas y el no parecía estar por la labor de dármelas.

-¿Que me habéis hecho?- dije intentando que mi voz sonara firme.

-Nada- dijo Nate acercandose y dándome una taza con café que le agradecí con la mirada.-Por lo menos yo.-Dijo mirando a su amigo.

-Nunca lo sabrás.

Este tío me estaba poniendo furiosa. Y como siguiera así no podría controlarme. Me levanté nerviosa de la mesa y me puse a abrir todas las puertas para encontrar el baño.

-Última puerta a la izquierda.

Al menos el tal Nate no era tan subnormal.

Seguí sus indicaciones y afortunadamente llegue al baño. Me miré en el espejo, tenia el pelo despeinadisimo, todo el maquillaje de la noche anterior corrido y unas ojeras enormes. Quería darme una ducha pero lógicamente no me la iba a dar aquí. Me quite el maquillaje como pude con agua y salí del baño cuando una figura se interpuso en mi camino.

-No vuelvas a molestarme.-Hizo una pausa - drogadicta.

¿Cómo? Yo no quería estar ahí, el que me trajo fue él y lo más importante, el muy gilipollas me había llamado drogadicta. Ya no podía más, y mi mano se disparó a su mejilla, pero la suya fue más rápida y agarro mi muñeca antes de que llegara el impacto.

-Escucha cría de mierda, no quiero volver a verte en mi puta vida ni en mi puta casa y como te atrevas a tocarme una sola vez más te vas a enterar de con quien estas hablando.

Te necesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora