Fue uno de los peores días de mi vida; por la mañana me duché con las gafas puestas, al cerrar la puerta de casa recordé que mis llaves las tenía mi madre (y ella trabajaba hasta las tantas de la tarde), en las prácticas de camarera tomé mal el pedido a un cliente y, para finalizar el día, tuve que ir caminando al trabajo de mi madre (que está a una hora caminando desde el lugar de prácticas) para buscar mis llaves.
"Mañana será un mejor día" pensé antes de irme a dormir.
Bueno, pues no lo fue. No es que se me diese mal lo que estaba estudiando, es que había tenido las peores tres semanas de mi vida: mi perro se puso enfermo, mi padre se enfadó conmigo porque no quería trabajar en lo que él trabajaba y el chico que me gusta está enamorado de una tía que es más cerda que... no sé, es muy cerda.
Pensaréis que eso no son problemas, y no lo son, pero yo hago una montaña de un grano de arena. Una montaña tan grande que la luna tocaría con el pico de la esta.
Las prácticas son entretenidas, la verdad; como mi profesor dice "es una actuación". Tienes que ir siempre sonriendo, ser amable y tratar a la persona como si fuese el rey. En las prácticas los problemas exteriores no existen, y es por eso que me gusta tanto.
Después de tres días en los que no me equivoqué (algún que otro fallo, pero mínimo) mi profesor de sala, Manuel, me dijo que quería hablar conmigo al acabar las prácticas.
-Buenos días María, siéntese.
-Buenos días, señor- me senté en la silla, delante de su escritorio, él se sentó delante de mí, estaba asustada, creía que me iban a echar ya que había cometido bastantes fallos últimamente-. ¿Ha habido algún problema?
-No, no, tranquila. Es una buena noticia. Hay un cliente que está interesado en que haga las prácticas de servicio en el restaurante de su hotel. Este se llama "The Lakeside Hotel". La verdad es que me ha conmovido con sus palabras; no sabía que le había instruido tan bien Srta. María.
-¿Cómo? ¿En un hotel? – reí nerviosa, "esto no puede estar pasando" pensé "si soy un desastre".
-Hoy a la hora de cerrar quiere hablar con nosotros, ¿le va bien la hora?
-Sí, claro.- la verdad, no tenía nada mejor que hacer, excepto recoger mi cuarto, o mejor dicho la jungla a la que llamaba cuarto.
Que alguien se hubiese interesado en mí para trabajar me alegró el día, tanto que hice las mejores prácticas de la historia. Notaba a la gente más agradable y respetuosa de lo normal. Supongo que lo que me dijo mi madre era verdad: "una cara de asco conllevará a que los otros te miren igual". Mi madre siempre tan lista.
Eran ya las 11 pm, hora de cerrar. Estaba muy nerviosa. Le envié un mensaje a mi madre diciéndole que llegaría tarde, que ya le contaría.
-¿Está lista María?-me preguntó Manuel, con una sonrisa en la cara.
Suspiré nerviosa como respuesta. Eso no era normal, en mi vida esas cosas no pasaban.
-El dueño del hotel se llama Steve Adams, su hotel es muy conocido en este país. Supongo que habrás oído hablar de él ¿no?
-La verdad es que no. No solemos ir a hoteles cuando nos vamos de vacaciones. Más que nada porque no vamos de vacaciones nunca.- Manuel río; yo cada vez estaba más nerviosa. "¿Será el típico hombre mayor, que al principio es amable y que luego es el hombre más enfadado de toda la faz de la tierra? Mayor tiene que ser, si es el dueño de un hotel..."
Mis pensamientos, y respiración, se pararon de golpe al ver al hombre más guapo, y joven para llevar un hotel, del universo.
-Buenas noches, soy Steve Adams y llevo el hotel The Likeside. Siento hacer esta entrevista tan tarde pero quería contratarla lo antes posible.
-Encantada, soy María Banks.
Estuvimos dos horas hablando sobre qué era lo que iba hacer en su restaurante, como por ejemplo los horarios ( de 8 horas 3 días a la semana, 2 para ir a clases teóricas y el fin de semana para mí), el sueldo (por fin iba a cobrar algo y poder independizarme) y muchas cosas más irrelevantes. Steve y Manuel no paraban de reír sobre cosas que hice mal al empezar las prácticas en mi escuela. Manuel y yo teníamos buena relación; era un buen profesor, sinceramente.
-... y después le tiró el postre a uno de nuestros clientes, jamás la he visto ponerse tan roja como ese día- y rieron como locos mientras yo miraba al hombre que quería contratarme, ¿estaba loco?
-¿Qué le parece la oferta de trabajo?-me preguntó Steve, mirándome directamente a los ojos.
-Bien... Más que eso es perfecta, con lo que cobre podré independizarme.
-Ehm... ¿Dónde vive?
-En pleno centro de Barcelona.
-¿Y sabe dónde está el hotel?
-No, la verdad- "mierda, mierda, mierda, ¡MIERDA! Ya está, la he cagado, el hotel estará lejos de casa y llegaré tarde al trabajo y me despedir..."
-Está como a 2 horas en tren. – Miré al suelo, iba a gastarme demasiado en tren, no sé si saldría a cuenta- Podemos hacer un trato. – "ah madre, ¿qué trato ni que hostias, el hotel está demasiado lejos"- si trabaja el fin de semana, podría dejarle una habitación del hotel. La verdad, el conserje vive ahí a cambio de trabajar todos los días; así no tenemos que contratar a más de uno.
-Señor, eso sería demasiado pedir... -dijo Manuel, mirándole preocupado.
-Creedme, prefiero eso a que venga un mal camarero a mi restaurante.
-Acepto- dije sin pensar.
-Muchas gracias, señorita María.- sonrío como si le hubiesen dado el mejor regalo de su vida, intercambiamos número de teléfono, me dio la dirección del hotel para que fuese el lunes de la semana que viene, el uniforme que tendría que comprar y se fue.
-Manuel, una pregunta.
-Dígame.
-¿Qué coño ha visto en mi?
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Heart's content
Teen FictionMe llamo María Banks, tengo 20 años y, después de pasar la peor de las etapas de mi vida, decidí arriesgarme e ir al mundo de la hostelería. La verdad, no se me daba muy bien servir a la gente pero sí hablar con ella, ser educada... Evidentemente t...