Esa noche, como de costumbre, la reunión de padres había demorado en comenzar porque, a la hora fijada, solo habían llegado unos pocos. Cuando por fin consideraron que había un número aceptable de personas, los coordinadores dieron comienzo a la reunión.
Los coordinadores no eran otros que tres padres que, casi a la fuerza, habían aceptado pertenecer a la "Comisión Organizadora": el señor Dominguez, padre de Cláudio, de séptimo "A"; el señor Toronti, padre de Martín, del"B"; y en representación de la cooperadora , su presidente, el señor Reinoso, padre de Miriam, también del "B".
Cuando ya habían leído los temas a tratar ese día y parecía que la reunión iba a transcurrir tranquila, y sobre todo, rápidamente, una señora gordita, que parecía bastante enojada, pidió la palabra.
-¡Yo no se porque los del "A" y los del "B" tienen que viajar juntos! -dijo, poniéndose de pie
Como una polvareda, un murmullo cubrió de golpe el aula de séptimo.
-¿Ésta quien es? -el padre de Fabián aprovechó para preguntarle a su esposa.
-Es la madre de una de las chicas del "A".
-¿ Y ahora que ya ésta todo arreglado viene a preguntar eso?
Su esposa se encogio de hombros: esta era la cuarta reunión a la que asistía y sabía que la pregunta de la señora no era la única tontería que iban a escuchar esa noche.
Otra madre del "A" se puso de pie y levanto la voz sobre el murmullo general:
-El "A" y el "B" nunca se llevaron bien -empezó a decir- , así que me parece?...
Y no puedo seguir, porque alguien la interrumpio indignada:
-¿Quien dijo que nunca se llevaron bien?
-¡Pero, por favor...! ¡Si no se pueden ver! - grito alguien del "A".
-Mi Nena tiene un montón de amiguitas en el otro grado -fue el comentario de una voz no identificada, a la que le respondió, desde la otra punta, otra voz tampoco identificada:
-Por supuesto, mi hijo también.
Pero nadie las escuchó porque nadie escuchaba a nadie.
Los coordinadores pedían en vano un poco de silencio para poder seguir tratando el tema de los fondos, motivo por el cual restaban reunidos esa noche.
-¡Silencio, por favor!
-A ver si podemos organizar un poco la charla.
-Si hablamos todos juntos no nos vamos a entender...
-Por favor, hagan silencio, así nos vamos mas temprano...
Era cierto. Eran las nueve de la noche, hacia ya más de media hora que estaban reunidos y la cosa iba para largo.
De pronto, el padre de Fabián se paró, y poniéndose el índice, y el pulgar en la boca, pegó un chiflido que no solo hizo temblar al pobre San Martín en su cuadro, sino que también, por suerte, hizo cerrar la boca de todo el mundo.
-Gracias -dijo levantando las manos a modo de campeón, y se sentó.
El señor Domínguez le hizo un guiño de agradecimiento y comenzó a hablar:
-Señores -dijo como juntando paciencia-, ésta fue una decisión que tomamos hace más de dos meses, en la primera reunión.
Se escuchó un murmullo de coincidencia.
-Si vamos a cambiar las decisiones que tomamos una vez que nos reunimos, los chicos van a ir de viaje de egresados en tercer año.
Esta vez se escucharon risas de consenso, la gordita, muy derechita y ofendida, tenía la vista al frente y ni se movía.
-Por otro lado, los mismos chicos decidieron que fuera así -siguió Domínguez.
-¡Mentira! -reventó la gordita-. Porque los chicos del "A" querían ir a Carlos Paz y al final, van a ir a La Falda, como querían los del "B".
-Por favor, yo quisiera... -todas las cabezas giraron hacia el fondo del aula para verle la cara a esa voz desconocida. Era el padre de Federico, al que nadie había visto nunca en ninguna reunión, ni siquiera en la escuela.
-Quisiera -repitió dirigiéndose a la gordita-, que usted me explique cual es la diferencia entre La Falda y Carlos Paz, porque yo no conozco ninguno de los dos lugares.
-Bueno... Yo tampoco los conozco -contestó molesta la señora, mirando a su alrededor a ver su alguno la ayudaba.
-¿Y los chicos los conocen? -insistió el padre de Cede
-Bueno... Yo no se si lo conocen... Ellos escuchan hablar... Pero estoy segura de que prefieren ir a Carlos Paz.
-Y si escuchan hablar de Indonesia, preferirían ir a Indonesia. ¡Por favor, señora! Esta discusión no tiene sentido. Creo que podemos seguir adelante -concluyó el padre de Federico dirigiéndose a los padres coordinadores y se ganó el apoyó risueño de muchos y el odio de unos cuantos.
-Bien -retomó la palabra sonriéndo el señor Domínguez-, como estamos todos de acuerdo, quisiera leerles los costos que necesitamos cubrir para poder pagar las becas.
En ese momento se abrió la puerta y la mamá de Graciela Reboledo asomó la cabeza.
-¿Acá es la reunión de séptimo "B"? -preguntó.
-"A" y "B" -le contestaron cortantes como para confirmar que eso ya estaba decidido.
-¡Ah! ¿Cómo? ¿Viajan juntos?
Y la pregunta fue como una bomba que estalló en un griterío infernal, sin que la señora de Reboledo entendiera qué era lo que había dicho de malo.
El señor Domínguez se dio por vencido y se dejo caer en una silla, dispuesto a esperar que terminaran las discusiones. Pero, lejos de terminar, las cosas se pusieron más espesas cuando la señora dijo:
-Esto no es de ahora; este problema viene desde el Jardín de Infantes, cuando ya se comentaba que los chicos del "B" eran más tontitos, y eso creó problemas entre los dos grados.
Fue suficiente: unos se pararon indignados a contestarle a los gritos, y otros empezaron a abrirse paso hasta la puerta.
-¡Eso es cierto...!
-¿Quién dice que son tontos?
-¡Esto es una pavada!
-¡Hablan de envidia!
-Pero si los abanderados siempre fueron del "B".
-Los del "B" siempre tuvieron coronita, porque tienen al Presidente de la Cooperadora...
El señor Domínguez se aflojó la corbata y miró con desesperación a los otros dos. Reinoso estaba visiblemente nervioso; como Presidente de la Cooperadora, era la máxima autoridad de esa reunión, al menos así lo creía, y tenia que dominar la situación de alguna manera. Toronti miraba divertido a esa pelea campal, como quien mira un partido de tenis.
-¡Quién me habrá mandado a meterme en esto...! Hubiera sido más fácil organizar el viaje con los chicos. Estoy seguro de que tienen más sentido común -pensó Domínguez y, al girar su silla disgustado, vio como Paula pasaba corriendo por el pasillo.
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Caídos del Mapa II - Con Un Pie En El Micro
Teen FictionLos cuatro amigos conocidos en Caídos del Mapa están a punto de terminar el séptimo grado. Es momento de preparar el ansiado viaje de egresados, aunque padres y maestros se interponen una y otra vez en sus planes. ¿Los acompañará un adulto? Séptimo...