Capitulo 4

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-¡¿Para qué habló?! ¡¿Para qué habló?! -decía Paula tapándose la cabeza con los dos brazos.
-¡Yo no quiero que vaya ninguna persona mayor! -dijo Graciela- ¡Así no tiene gracia! ¡El viaje va a ser un plomo!
-Yo sí que quiero -se metió Miriam-. Después de todo, si nos pasa algo, por lo menos tenemos a quién quejarnos.
-¿Qué va a pasar?
-¿Qué sé yo... que la comida sea asquerosa, o que no alcance... -contestó Miriam.
-¡Qué te importa la comida! ¡Si no vas para comer! -le dijo Federico.
-¿Quién te dijo que la gorda no va para comer? -le contestó Fabián.
-¡Estúpido! -le grito Miriam- ¡Yo quiero ver cómo te ponés si te roban el mp3, vos que no podes vivir sin ese aparato en la oreja!
-¿Quién me va a robar el mp3? Además si me lo roban, ¿qué? ¿La madre que esté con nosotros va a hacer una investigación? ¿Quién va a venir con nosotros, Sherlock Holmes?  
-¡Qué idiota sos! con vos no se puede hablar -y diciendo esto, Miriam se levantó para irse.    
-¡Qué tarada! -comentó Fabián-. Cada día está más insoportable.
-Yo no voy nada y listo -dijo de repente Paula, levantando la cabeza.                                          
-¿A dónde no vas? -le preguntó Graciela.
-Al viaje.
-¿Vos estás loca? ¿Por qué no vas a ir al viaje?
-Porque así se pueden ir sin ninguna madre. Si yo voy, mi vieja va a seguir hinchando con eso.
-Primero, que no es sólo tu vieja la que quiere que vaya una madre; hay un montón de padres que piensan lo mismo. Y después, que o vamos todos, o no va ninguno -dijo Federico muy serio.
-¡Ah, si!... Se van a quedar todos sin viaje porque a mí no me dejan ir... ¡Dale!
-¡Sí! -contestaron todos al unísono.
-Igual, aunque vaya una madre no nos va a arruinar el viaje -dijo Fabián-. Ya sé que es un plomo, pero no le damos bola y listo.
-Sí, pero a mí me parece que nosotros tendríamos que defendernos... no sé... decir lo que pensamos. Después de todo, es nuestro viaje y ya no somos benitos de primero... -dijo Graciela, que por un momento temió que todos apoyaran a la madre de Paula.
-Entonces entremos y se lo decimos -dijo Federico amagando a pararse.
-¡Para! -dijo Graciela volviéndolo a sentar de un tirón- ¿Cómo vamos a entrar?
-Por la puerta -le contestó Federico.
-¡Qué tonto! Ya sé que por la puerta...
-También podría ser por la ventana, pero no quedaría muy bien -bromeó Fabián.
-Córtenla, que se va a terminar la reunión -apuró Fede-. Yo creo que hay que entrar y decir lo que pensamos.
-Pero... ¿quién habla? -dudó Graciela.
-Yo no entro -dijo Paula- ¡A ver si es peor!
-¡No sean tontas! -se enojó Fede- ¿Qué puede pasar? No vamos a hacer nada malo; sólo vamos a decir lo que queremos.
-¿Y quién  te dijo que eso no es nada malo? -agregó Fabián.
-Cortala de una vez, estamos hablando en serio -lo cortó Fede.
-Yo también estoy hablando en serio; cada vez que los chicos decimos lo que pensamos, no nos dejan hablar y, al final, hacen lo que ellos quieren.
-Bueno, con intentarlo no perdemos nada -se decidió Graciela.
-Vamos -volvió a apurar Federico.
-Pará, mejor le avisamos a los demás, porque si vamos nosotros solos, sí que niegan a reventar -aconsejó Fabián.
-Yo no pienso entrar -les avisó Paula.

Pero nadie le dio bolilla. Los otros tres ya se habían ido a buscar al resto de los chicos.

-Yo creo que es una inconsciencia dejar que chicos de doce años viajen solos tan lejos -estaba diciendo la madre de Paula, cuando la puerta del aula se empezó a abrir despacito.
Todos giraron las cabezas para ver quien entraba. Por la puerta entreabierta asomó la cara de Roxana, la de Federico y la de Graciela.

-Afuera chicos -dijo Reinoso-, que estamos hablando.

Los tres chicos se miraron. Los de atrás se apretujaban porque querían oír lo que pasaba.

-Queríamos decir algo -dijo Roxana.
-Después, cuando termine la reunión -dijo Reinoso.
-Es que queríamos decir algo "en" la reunión -insistió Roxana.
-A ver, pasen -dijo la Directora, levantándose para dejar libre el paso.

Caídos del Mapa II - Con Un Pie En El MicroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora