¿Así que hoy es mi ultimo día en Dalta High?, me despido lo más lento que pude de mis tres mejores amigos, nos prometemos al menos diez mil veces que seguiremos en contacto pero se que esto no durará por mucho, ya no compartiremos las mismas historias, ni iremos a los mismos lugares y unas 14 horas en carretera para reunirnos era un poco difícil de acordar, por lo que dando mi último abrazo a Darcey, mi mejor amiga, y reteniendo una gota que se encontraba en el lagrimal de mis ojos me fui alejando para montarme al carro de mis padres que ya tenían todas las maletas junto a mi asiento en la parte de atrás.
-Cariño, ¿Estas bien?-Logre escuchar a mi mamá mientras salía de mi trance al ver todos mis lugares favoritos de la ciudad.
-Eh...si, eso creo-dije casi en un inaudible susurro.
Las horas transcurrían y no veía la hora de salir de ese vehículo tan endemoniadamente incomodo, las carreteras estaban vacías y lo único que se podía ver eran árboles verdes y con algunas flores al rededor.
-Ya solo faltan otras dos horas para llegar-Informó mi papá con una voz algo ronca y cansada. Quisiera poder celebrar con el por su nuevo trabajo, pero no puedo, sencillamente mi cabeza no puede procesar como mi vida cambia de una semana para otra, y me aterra pensar el tener que conocer nueva gente o peor, ¡NO PODER CONOCER A NADIE POR MI ESTUPIDA TIMIDEZ!.
Cuando por fin llegamos después de estar más de medio día metida en un espacio que equivalía a 50 centímetros tanto de largo y de ancho, no pude dejar de admitir que me gustaba la casa en la que iba a vivir por más o menos un año o máximo dos y así fuera más pequeña que la anterior en la que solía vivir, se veía más tranquila y también un poco más hogareña, su fachada de un color crema, y su interior tan blanco como la nieve, aún no tenía muebles pero estos estaban prontos en llegar, al menos sabía que si no era buena la escuela, tenía un escondite, mi casa.
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Entrar al medio del año escolar sin conocer a nadie no tenía nada de divertido, menos si estas perdida en medio de un corredor lleno de un montón de casilleros con el mismo tono de verde sin alguien que se detenga por un nano segundo a ayudarte con direcciones para poder llegar a la secretaria y obtener mi horario y un casillero; pero que más da, solo tengo que caminar y leer lo que dice encima de cada puerta hasta leer la dichosa palabra anteriormente mencionada: "SECRETARIA", pero aquí el problema, esta escuela tiene al rededor de cuatro pisos y cada piso es como de 10.000 metros cuadrados, que buena suerte tengo.
-AUCH!-Exclamé mientras tocaba suavemente una de mis sienes.
-Lo siento mucho...la verdad es que no te vi-Las palabras no salían de mi boca, no sabía porqué, esa sensación de querer decir algo y no poder nunca me había pasado y aunque fuera muy tímida, hablar a cantidades no había sido mi problema hasta ahora.
Media unos 10 centímetros más que yo y su cara reflejaba la misma inseguridad que la mía o algunos podrían decir que un poco más, esa inseguridad que quería ser liberada y darle paso a los pensamientos que no salían por causa del miedo, ¡ESO ERA!, ¡LA INSEGURIDAD ME TENIA CONECTADA A ÉL!, ahora el problema era buscar la forma de desconectarme.
-Ehm-carraspeé suavemente- no hay problema.
Con estas tres simples palabras me di la vuelta antes de que mi cara ardiera de la vergüenza por haber tardado un milenio en responder.
-¡ESPERA!-puso su mano en mi hombro, lo que me dejo electrizada-veras...soy nuevo aquí y...quería saber si...¿sabes donde queda la secretaria?-justo en ese momento la campana sonó y se podían escuchar todos los casilleros cerrarse con un fuerte chillido casi formando una canción de metal-¿si me podrías ayudar?
-No lo creo...-dije en un murmullo.
Mientras intentaba resolver el enigma de como hacer que mi mente y mi boca colaboraran para que pudiera hablar fuerte y claro como una persona normal llegó una señora de unos 45 años, de cabello corto castaño claro, ojos verdes y una piel tan blanca como el papel.
-Oigan, ustedes dos-grito desde el otro lado del pasillo mientras se acercaba a gran velocidad- ¿Por qué no están en sus clases?-Al voltear hacia ella noté que ya no había nadie a nuestro alrededor.
-Es que...le estaba preguntando a ella como llegar a la secretaria-dijo el mientras quitaba lentamente su mano de mi hombro.
-Oh! ya veo, usted debe ser el señor Black, ¿y usted es?-pregunto con su mirada dirigida hacia mi.
-Yo soy...Ju-Julieta Ross.
-Ya lo entiendo todo, ambos son nuevos este semestre, vengan conmigo, por cierto soy Margaret su consejera-nos entrego a cada uno nuestros horarios y caminó nuevamente con nosotros por los pasillos-señor Black, primero dejaremos a la Julieta en su clase de arte y luego iremos a su clase de historia.
¿Señor?, ¿por qué siempre le tenia que decir señor?, ¡¡por favor!!, dígame su nombre.
-Señorita Levisen, por favor permita que la señorita Ross ingrese a su clase, es nueva aquí y estaba perdida en los pasillos- una leve risa se escucho de mis compañeros de clase, lo que me hizo sentir que mis mejillas se ponían de un color rojo cada vez más notable.
-Pase por favor- dijo la profesora L, dirigiéndose a mi. Di lentos pasos hacia al frente hasta que escuche un suave murmullo que gesticulaba un "Adiós", era el misterioso chico nuevo.
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Nueva y primera novela!!!
Espero que les este gustando, s les soy honesta no nada de como sera el futuro de esta historia y no espero que muchos la lean, pero ya veremos.
Gracias por leer y comenten que les pareció y en que puedo mejorar.
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¿NUEVA?
Teen FictionAlgo muy útil al inicio de cada historia es definirme, hacerlos saber quien soy, y aunque es algo un tanto cliché sirve, así que no me importa si creen que soy cliché o no así soy yo, Julieta, "nace fuerte y muere fuerte" es el significado de mi nom...