Crimen

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Es madrugada de sábado y no puedo conciliar el sueño. En mi pequeño departamento de Villa Pueyrredón no hay nada que me ayude en esta situación, así que salí a la calle para dar una caminata mientras me fumo un cigarrillo.
Quizá por vanidad, quizá porque fue lo que llevaba puesto antes de salir, me dejé puesto mi traje negro.
No sé por qué también guardé mi 9mm con silenciador en una funda en la sisa.

Comencé a caminar por la avenida Mosconi en dirección oeste.
Luego de haber recorrido unas cuantas cuadras, y cuando me disponía a volver, alcancé a divisar a dos amigas mías que iban caminando juntas por la vereda de en frente, en la misma dirección en la que yo caminaba. Me resultó raro que las dos tuvieran mi mismo problema a la misma hora, por lo que las seguí... Y no me arrepentí.
Un sujeto, el cual sin saberlo se había convertido en mi objetivo, al parecer también tenía insomnio y decidió seguir a mis amigas por atrás, sin que ellas lo vieran. Son mis amigas, no tenías derecho a seguirlas, menos sosteniendo dos jeringas con un líquido sospechoso, una en cada mano.
Él caminaba detrás de mis amigas pero adelante de mí, por lo que pude ver el momento en el que aceleró el paso, sin perder su sigilo, y levantó las jeringas a la altura del cuello de mis amigas.
Dos disparos en la abrumante oscuridad y mi sujeto cayó tan grácilmente como lo eran sus pasos. Tanto, que mis amigas ni lo notaron.

No creía que ello me dejaría dormir, ni que pudiera encontrar alguna manera de lograrlo, por lo que volví a mi departamento.

Casual y perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora