Capítulo 3.

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Odio que Dylan haya olvidado nuestra noche juntos, porque es como si Ema jamás hubiese existido.

Sentí unos brazos sobre mí, me aparte de golpe y vi a Dylan.

- ¿Que haces aquí?

- Lo mismo diría yo.

Dylan miró la lápida y luego me miró.

- No me digas que....Era tu hermana...

- No, mi hija.

- ¿Hija? -Dylan sintió que le presionaban el corazón- ¿Cómo? ¿Cuando fue? Jamás me dijiste nada.

- ¿ Recuerdas cuando me mude?

- Así que por eso te fuiste...

- Sí.

- ¿Quién es el padre?

- Un idiota que no recuerda haber estado conmigo porque estaba ebrio y que no me amaba -baje la mirada-.

Él me abrazó, le conté sobre el accidente y él nunca me soltó. Me sentía protegida en sus brazos. Estaba completa, y más porqué lo necesitaba demasiado en ese momento.

- Vamos Em, te llevaré a casa.

Asentí y subí a su auto, miré por la ventana; ¿Qué pensaría si supiera que era su hija?


Dylan tenía la mirada pérdida, después se todo, y para su suerte Hanna había tenido razón. Y el cómo idiota enterándose un año después.

Llegaron a casa de Emily, él bajo y le abrió la puerta, la tomó de la mano como siempre lo hacia en lo momentos cono éste. Entraron a la casa y escucharon risitas de bebé, caminaron hacia donde provenían, vieron a los Ladre de Emily con una pequeña bebé parecida a Emily, sólo que con los hermosos ojos color hazel de su padre.

Emily palideció y se desmayó, Dylan pudo sostenerla a tiempo. La llevaron a su habitación y la acostaron, su madre le paso un algodón con alcohol por la nariz para hacerla reaccionar. Ella abrió los ojos, se acomodó sobre la cama y sollozó al abrazar a la niña.

A Dylan se le encogió el corazón al verlas.

- ¿Cómo es posible? -les preguntó a sus padres-.

- Descubrimos que nos habían engañado, Ema no nació muerta, si no que una de las enfermeras se la había llevado para vendérsela a unos recién casados que no podían tener hijos -dijo su padre-.

Emily abrazó a su pequeña hija.

- Es idéntica a ti -dijo Dylan mirando a la niña con dulzura-.

Emily y sus padres intercambiaron miradas, ellos salieron y los dejaron a solas con la niña. Dylan se sentó al lado de la niña y le acarició el cabello.

- Es muy hermosa.

- Lo es -sonrió Emily con los ojos llorosos-.

Dylan jugó con la niña mientras Emily los veía derramando lágrimas.

- ¿Porqué me seguiste? -se secó las lágrimas-.

- Sabes que odio que estemos peleados.

- Creí que me ignorarías después de que te lo que sentía por ti.

- No haría algo así, eso es de cobardes, igual que lo que hizo el padre de Ema, si fuera yo jamás te hubiera dejado sola, me hubiera hecho responsable.

- ¿Aunque no me amaras?

Dylan la miró.

- Para haberlo hecho contigo se suponía qué debería amarte ,¿No?

Ella se encogió de hombros.

- Se supone...



¿Debía decírselo? Aunque no me imagino diciéndole, Dylan, ella es tu hija, me sedujiste estando ebrio y lo hicimos. No podía decírselo, no ahora.

Ema se quedó dormida en medio de nosotros, mientras la mirábamos acostados.

- Aún no puedo creerlo....-susurré-, siempre me culpe por su muerte...

Dylan tomó mi mano y la entrelazó con la mía.

- Aunque ella no estuviera aquí ahora, no sería tú culpa, fue un accidente Em.

- Supongo que tienes razón.

- Yo siempre.

Reí, ésta era una de las razones por las que me enamoré de Dylan, siempre encontraba el lado bueno de las cosas y me animaba. Se me quedo mirando y me sonroje.

- ¿Qué pasa?

- Nada, solo que estar contigo me mantiene en calma, no lo se, con Hanna las cosas son muy distintas, no hay comparación.

- Sí ya no quieres que siga enamorada de ti evita decir ese tipo de cosas.

- Em....yo..lo siento, no pensé en no que decía.

- Ya lo noté.

- Supongo que debo irme...- besó la frente de Ema y la mía- mañana vendré por ti.

- No iré mañana, quiero dedicarle tiempo a mi hija.

- Entonces cuando salga de la universidad, vendré por ustedes y saldremos.

- Esta bien.

Dylan se fue con una sonrisa en el rostro, suspire pesadamente, esto iba a ser muy difícil.

- ¿Como voy a olvidar a tú papá Ema? ¿Cómo?

Mas tarde mi madre me trajo algunas cosas para ella, bañe a Ema, la cambie y cepille su cabello. La cargué y bajé, le preparé un biberón para la comida y se cena otro y un poco de fruta.

Descubrí que a mi pequeña le encantan las manzanas, tendría que comprarle muchas cosas. Por suerte tengo unos ahorros pero no sería suficiente. Supongo que debería buscar un trabajo de medio tiempo.

Al día siguiente fui con Ema de compras, le faltaba ropa, pañales, infinidad de cosas. Pero sobre todo manzanas y papillas de manzana. Recuerdo que cuando estaba embarazada siempre se me antojaban las manzanas, de todo tipo. Era por mi pequeña comelona, compré lo básico, por ahora podía dormir conmigo y solo me faltará una carriola.

Al llegar a la casa Dylan me esperaba, me ayudó a sacar las bolsas del auto de mi padre. Las metió y me ayudó a guardar todo.

- ¿Manzanas, jugo de manzana, papilla de manzana? -arqueo una ceja-.

- A Ema le encantan las manzanas -le di un biberón con jugo- ¿Lo ves?

Él rió y cargó a Ema, mientras ella se lo tomaba.

- Ya veo, ¿Y qué tanto compraste?

- Solo lo básico, comida, pañales, ropa, solo me faltaría una carreola.

- Yo la compró.

- ¿Seguro?

- Claro, quiero ayudarte.

Si supieras que también es tu hija...

Ayudame a Olvidarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora