2. Fresitas, deporte y ¿venganza?

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Me desperté sobresaltada por el despertador. Mierdaaaaaa. Me levanté arrastrando los pies, y me dirigí al baño, abro la puerta y mis ojos caen al suelo. Matt estaba recién envolviéndose en una toalla, y mis ojos van directamente a sus abdominales, muy determinados. Tenia un tatuaje en la clavícula en numeros romanos, que si bien me acuerdo de la escuela, dice 12/10/2012... Hace 3 años... Bien, no se que será, pero este chico si que está bueno... Que estas diciendo! Me reprocha mi conciencia.

-Mejor toma una foto, dura más.-dijo el con una sonrisa pícara.

-Eh.. Yo... Lo siento, no sabía que estabas aquí...

-Para la próxima llega antes, así nos duchamos juntos.- dijo, para luego guiñarme un ojo, y dejarme con la palabra en la boca. Idiota, pensé. Llegamos al instituto. Otro día más aquí. ¿Y si me matan? Caminábamos por los pasillos de esta cárcel, cuando un loco paso corriendo y me tiró todo al suelo y además choqué contra su pecho ya que era más alto.

-¿Que no miras por donde vas?-dije claramente furiosa. Y cuando el levanta la mirada, me encuentro con esos ojos misteriosos que intimidan a cualquiera. El solo me miró y volvió a emprender su corrida hacia otro lado. Si bien recuerdo el era Aaron, no se porque será así pero si que me tengo que mantener alejada de el. Recojo mis cosas y entramos al aula.
Escuchaba las aburridas palabras de la señorita Puff. Si, su apellido es igual al de la maestra de Bob Esponja. Estaba a punto de cerrar los ojos, cuando una bola de papel me golpea justo en la mejilla derecha. Salto en mi asiento, y desdoblo la hoja.

Despierta bella durmiente, estoy libre por la noche, porque no vienes a mi casa y ya sabes... (Emoticón coqueto)

Me doy vuelta a ver quién es el responsable de esto, y es nada más y nada menos que Matt. No sabía que compartíamos esta clase.

Mira Denovan, primero que todo, vivimos juntos así que no tendría que ir a tu casa, y segundo, porque no invitas a la maestra? No deja de mirarte, así que déjame en paz ¿quieres?

Y le devolví el papel. No volví a recibirlo de nuevo hasta después de unos 10 minutos.

Y ¿quién te dijo que la maestra no ha estado en mi cama ya?

Esto me tomó por sorpresa, y luego llegó otro.

Quiero innovar... Ya sabes, cambiar de muñeca.

Y este ¿quien se cree que es? Jugando con las chicas, diciéndoles "muñecas"...

Además con esas tetas y ese culo, ¿a quién no le gustaría innovar?

La última nota llegó. Las agarré todas, y las metí a la basura con la permanente mirada de mi compañero en mi.

Deporte. La peor asignatura que puede existir. No se si será porque el profesor es un anciano, obeso que solo come en las clases, o porque corro más que en un apocalipsis. Tal vez las dos. Ibamos corriendo por la cancha, cuando me llega una pelota a mi bello trasero haciendo que caiga de cara al suelo. Me giro para ver al responsable y estupido que hizo esto, y es Denovan. Otra vez.

-¿no te aburres?-le grité a este.

-De que, ¿de hacerte enojar? Claro que no.-dijo mientras se aleja riendo como maniático. ¿Quiere guerra? Pues guerra tendrá.

Al llegar a la casa, me escabullí a la habitación de Matt. El no llegaba hasta la noche, así que aproveché para hacer mi venganza por ser el rey de los estupidos. Ya verás que con Carly y su trasero, nadie se mete. Eso sonó horrible, pero se entiende.
-
El despertador me sobresaltó otra vez! Lo agarro y lo estrello contra el suelo, a la vez que entra Em a mi habitación.

Give me loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora