Esponjas

84 11 0
                                    

Holaaa! 4 días después actualizé, vieron, les dije que no me iba a tardar. Muchas gracias a todos los comentarios que leí en el anterior capítulo! Este es más largo con +1000 palabras, y les aseguro que la semana que viene capaz actualize. Se basa en la historia de Kurt y un poco de la de Blaine. Espero que les guste.




Terminaron su café, Blaine comenzó a tambalear los dedos contra la taza frenéticamente, algo quería decirle pero no sabía cómo. Sus piernas se balanceaban también con exacerbación "relájate, idiota, relájate" pero siempre que quería decir algo medio incómodo se ponía así por no saber cómo reaccionaría la otra persona y los dedos de sus pies comenzaron a moverse también ¡Dios! Odia cuando le pasa eso ¿qué seguía? ¿Sentir algo punzante en el estómago? Oh, ahí está. Estaba completamente nervioso, y le molestaba ser tan tímido porque le ocurrían esas cosas.

"ok, cuando parpadee por décima vez le digo"

Una vez

Dos veces

Tres veces

[...]

Diez veces

-Kurt, -el nombre salió de sus labios casi volando

-¿Sí? -preguntó él, con tranquilidad levantó sus ojos de su última tostada y miró a Blaine.

-Emm. -Suspiró- ¿Me ayudarías a lavar los platos? Es que son muchos.

-Oh. Claro, sí, -se levantaron de las banquetas, agarraron las tazas y platos para llevarlas directo a la mesada. Blaine quería auto golpearse, tenía 25 años y se ponía así.

"ok, cuando agarre la esponja le digo"

Se pararon uno al lado del otro, abrieron la canilla, Blaine tenía cantidades de esponjas. Una amarilla, una rosa, una verde, una azul, una violeta. Eran todas lindas para él y les gustaba apretujarlas. Agarró la rosa, su favorita... Y Kurt agarró la amarilla.

-Wow, tenes muchas esponjas. En mi casa sólo tenía una y era marrón de lo vieja que estaba. -¡Sacó el tema! Genial, fue el momento exacto.

-Sí, me gustan. Espero que no pienses que soy un rarito. -sonrió de costado y los dos colocaron detergente a ellas, y empezaron a lavar los utensilios.

-Descuida. -dijo, y rio, su risa era muy linda.

Blaine de nuevo sacó las palabras volando de su boca, para no desviar el tema. -Kurt, quisiera hablar de lo que pasó ayer...ya sabes. ¿Te molestaría?

El castaño se tensó. No se la esperaba venir. -Emm, ¿no? Creo que tenes derecho a respuestas, supongo. Qué bueno que me lo preguntas mientras hacemos algo, digo, así no me ponía a llorar. O si lloro mis lágrimas simplemente van a desaparecer en el agua del lavaplatos -una pequeña risita.

Blaine sintió feo en el estómago.

-Lo siento, es que me carcomía no saber mucho, de verdad lo siento Kurt. Cuando terminemos de lavar esto te abrazaré muy fuerte, ¿kay? -se sonrojó un poquito pero tenía que decírselo. Kurt sonrío y lo miró embelesado, como agradecido, -Me lo prometés Blaine, adoro los abrazos. Y más ahora que tengo un amigo. -Ups, sólo salió de sus labios decir que eran amigos, pero en el fondo sabía que Blaine pensaba lo mismo. Porque sabía que Blaine era buena persona.

-Lo mismo digo, -contestó el morocho.- y sí, te lo re mil prometo. Y, amm, luego te diré algo mío, muy personal, deberías saberlo también.

-Me gusta que nos conozcamos,-dijo Kurt y dejó todos los utensilios ya lavados en la mesada. -¿Podes preguntarme vos lo que quieras saber? Porque no soy bueno contando cosas como si fuera una historia. Y preferiría que sea pregunta corta, respuesta corta, pregunta corta, respuesta corta. Por favor.

Wounded in the hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora