-Capítulo II-

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Las luces de todos los lugares estaban encendidas y todas las personas iban de un lado a otro. Olvidándose por un momento de todas sus preocupaciones. Cafeterías, restaurantes, atracciones, todas ocupadas por personas que huyen por un momento de sus respectivas realidades. Caminábamos por el Mall de Fiore sin ningún punto fijo, sólo estábamos pasando unas horas juntos antes de su viaje. Como había prometido, no le diría lo del matrimonio hasta que pasaran las tres semanas. Era una buena idea como Gajeel había dicho, sería la prueba perfecta para poder demostrarles que ella valía la pena.

-Idiota-llamó-. ¿Vienes a admitir que los helados son mejores?

Nos habíamos detenido en una gran heladería y cafetería, la cual pertenecía a la familia Fullbuster. Por lo que encontrarme con el retrasado que tengo como mejor amigo no fue una sorpresa realmente.

-Claro que no imbécil-dije antes de chocar puños con él-. Lissana quería una bruselina.

Gray la saludó tan amigable como siempre, también la conocía el mismo tiempo que yo. Él no sé si me apoya o no, siempre permanece neutral cuando tocaban el tema en mi casa. Nos sentamos los tres en una mesa en la parte de afuera del gran local y no tardaron mucho en atendernos, gracias a que estaba sentado con nosotros uno de los futuros dueños.

-Así que te vas de viaje a Alemania.

-Pues sí, Natsu me llevará dentro de unas horas al aeropuerto.

-Al fin haces algo bien-dijo burlón mirándome.

El resto de mi tarde se hubiese pasado como siempre, pero algo en el lugar me hizo sonreír. Tal vez porque estaba oliendo como a vainilla, tal vez el helado también se estaba poniendo en mi contra. Haciéndome recordar que no podría quitarme de la cabeza a la rubia. Pero al girar mi cabeza mis ojos chocaron con un par muy conocido. Su figura esbelta venía cubierta por un overol rosa pálido debajo llevaba lo que parecía un polo blanco, y su cabellera rubia estaba sujeta en una cola alta. Mas en ese momento no pude sonreír. Pues a quien tenía a mi lado era a mi novia. Ella pareció darse cuenta de que alguien la miraba, volteó rápidamente su cabeza con un ligero sonrojo en sus mejillas. Algo que realmente me molestó, no el sonrojo, si no que parecía querer ignorarme.

- ¿La conoces?

La pregunta de Lissana me cayó como balde de agua helada. Me volteé algo confundido y asentí; no podría mentirle, no a ella.

-Dile que venga con nosotros-dijo sonriente.

Dude un segundo y luego me percaté de que la peliblanca lo había sugerido porque Heartfilia parecía buscar un asiento. Mas estar sentado en el mismo lugar que ella no sentía que fuera lo mejor, porque no iba a poder despegar mi vista de la persona equivocada.

- ¡Lucy!-dije alzando un poco la voz.

Se volteó algo confusa y me sonrió al notarme. Le hice señas de que había un sitio libre en la mesa, no pasó mucho para que se sentara a nuestro lado. Parecía nerviosa o algo en su mirada se veía diferente.

Hice las respectivas presentaciones, mas no aclaré que Strauss era mi novia ni que la invitada era autora de un libro. Dije simplemente que era nueva por Fiore y al instante comenzaron a hacerle una charla muy animada. Preguntándole un sinfín de cosas, le contaron sobre bastantes lugares a visitar y terminamos prometiéndole a la rubia llevarla a esos lugares. Gray invitó una segunda ronda de helados, cortesía de la casa, dijo él. Fue cuando se enteró ella de que mi amigo era el futuro dueño. Parecía que ambos congeniaron muy bien, ella parecía reírse de muchas cosas que él contaba. Sentí unas repentinas llamas ardiendo en el fondo de mí, por lo que tuve que aflojar algo la bufanda que tenía alrededor de mi cuello.

AutógrafoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora