Cerré el libro y miré la portada. I Wanna a Coffee, se leía en color negro. Dos manos estaban cogiendo un café mediano. En la parte de abajo decía el nombre de la autora, bueno, su seudónimo. En la parte de atrás leía nuevamente el pequeño prefacio. Y unos créditos que daba la autora. Y ese era mi libro. Un gran regalo sin duda alguna, el mejor que me han dado en años. Fantástico. Esa era la única palabra que describía el libro. Me había gustado aún más de cuando lo comencé a leer y eso que yo leyendo un libro era una situación difícil de ver.
Habían pasado seis días desde que Lissana se había ido de viaje, habíamos hablado la noche anterior sobre las cosas que haría en los siguientes días. Decidimos la segunda noche de su partida que debíamos hablar dos o tres veces por semana. Por que obviamente iba a estar ocupada, ella había insistido para llamarme también así que tuve que aceptarlo no muy convencido. Se habían hospedado en la casa de Bickslow... sí, el chico era de padres alemanes... ellos lo habían adoptado y viajado con él.
Después de entrar a mi habitación para sacar una toalla y mi ropa para tomar una ducha. Miré el calendario, percatándome de que hoy sería un largo día. Hoy era viernes y como todos los primeros viernes de cada cuarto mes del año, vendrían amigos de Fairy Tail a recordar viejos tiempos. Podría olvidarme por un momento de todo, también de mi repentina ansiedad. El agua fría despertó cierta parte de mí, aunque para ser sincero cuando bajé las escaleras seguía algo dormido.
—Natsu buenos días—saludó una joven peliazul con su típica emoción cuando bajaba las escaleras.
Se encontraba apoyada en el respaldar del sillón, tenía a cierto felino negro entre sus brazos y a su lado una bolsa de lentejas de colores.
—Buenos días Levy, ¿qué haces aquí?—pregunté con tono burlón.
Un leve rubor apareció en sus mejillas.
— ¿Por qué no... podría estar aquí...?—preguntó con un tono de voz más nervioso.
—No lo sé...—dijo sarcástico— ¿no tienes casa? Son las diez y media de la mañana. Hasta donde yo sé, vives algo lejos y no creo que Gajeel se haya levantado temprano a traerte... ¿Te quedaste a dormir?—pregunté escrutándola con la mirada.
Su sonrojo se hizo presente en sus mejillas, era divertido avergonzarla, aunque alguien siempre tenía que defenderla de mis ocurrencias.
—Deja de molestarla ya y ayúdanos con los platos—dijo el pelinegro saliendo de la cocina con un par de tazas—. ¿Leche?—preguntó mirando a su novia, no pude evitar reírme por el hecho de que siguiera tomando leche a su edad—. Tú anda a la cocina—dijo otra vez hacia mí.
¿No digo?
Asentí y me dirigí a la cocina. ¿Cómo es posible que Levy tuviera tan malos gustos?
Solté un gran bostezo y luego abrí el refrigerador para sacar una caja de jugo de naranja. Por un momento pensé en tomar un vaso –Wendy siempre me decía que lo hiciera-, pero el empaque estaba casi vacío y lo más probable era que me lo terminase. Abrí y tomé de la boquilla, el delicioso y ácido sabor logró despertarme un poco más. Para ser sincero no me gustaba levantarme temprano y menos cuando estaba de vacaciones.
— ¡Hey~!—dijo una voz femenina detrás de mí—, ¿no te he dicho ya que no tomes de la boquilla?
—Pero ya se acabó—dije en forma de berrinche, la peli-azul sólo hizo un puchero y me lo dejó pasar.
Tomé la bandeja de tostadas recién hechas junto con el envase de la mantequilla. Wendy no tardó en venir con dos tazas de café. Después de unos segundos los cuatro estábamos sentados desayunando.
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Autógrafo
FanfictionDe todos los lugares a dónde él hubiese ido: ese estaba en último lugar. No recordaba cuando había sido la última vez que había venido a este lugar... es más, no recordaba que hubiera venido a este tipo de lugares antes. Agradecía Levy infinitas vec...