Ya que no tenía nada que ocultar, mostré mi verdadero yo, el coreano. Metieron preso al jefe chino, los chinitos que trabajaban para el terminaron en la calle. Pero yo ya era libre.
Me iba a reunir con Liam para despedirme, ya que regresaré a Corea.
Todo paso tan rápido que no tuve tiempo de procesarlo.
Jace, el pervertido que me acosaba, fue a toda velocidad en su fitito (su Fiat) mientras yo cruzaba la calle, en el momento en que ví los ojos del conductor, no pude moverme más.
Ya es el fin.
No disfrute de nada.
Por que el auto va tan rápido y tan lento a la vez.
Puedo pensar en todo, pero no tengo tiempo de moverme.
Cierro mis ojos.
Espero el impacto.
YOU ARE READING
El banquito que encontré en el chino y tú
RomansaEres una chica común y corriente, bueno no tan común ni tan corriente, te encuentras trabajando en un supermercado chino. Hasta que un día, tu nuevo compañero de trabajo se acerca a ti. ¿Será amor? ¿Dejaras tú verdadera misión de lado? ¿Qué secretos...