CAPÍTULO 1

535 12 61
                                    

Primer avistamiento:

Veo la hora en mi teléfono, aún faltán 20 minutos para que termine la clase, concentro mi vista en el gran árbol que se puede ver por la ventana abierta. Hay estudiantes tirados en el pasto fresco, parejas dando muestras de amor publicas no agradables para muchos. Estoy a una semana de iniciar las vacaciones de verano, justo lo que necesito para darme un respiro de la rutina pesada que he estado llevando estos últimos meses, me encuentro a un semestre de terminar mi carrera y ser una arquitecta.

Auron se ha convertido en mi segunda casa desde que he iniciado mi carrera, ha presenciado desde el primer día de una pequeña adolescente con el corazón roto y esperanzas rotas hasta la mujer renovada y segura de si misma la cual ha logrado conseguir una pasantia en Williams & Asociados.

Cuento los minutos uno tras otro para poder irme a casa, una parte de mi me pide a gritos faltar al entrenamiento e irme directo a casa para descansar un poco, pero se que tengo un compromiso y ya lo he pospuesto por muchos días. Si falto hoy nuevamente ya serían tres entrenamientos perdidos y es probable que no me dejen participar en el campeonato anual.

Mi profesor sigue hablando sobre matemática aplicada, razones y funciones, pero me resulta imposible prestar atención a lo que esta diciendo. Algo que esta llamando mi atención o más bien alguien, por un momento creo verlo y las alarmas internas se encienden ocasionando que empiece a sudar frío, me tiemblen las manos y mi corazón lata a toda prisa. Doy gracias a Dios cuando descarto la posibilidad de que sea él, no puede. Él no tiene nada que hacer aquí, los negocios de su familia jamás lo traerían a esta universidad y a este país.

Las posibilidades de encontrarlo en Eros se reducen al 10%, tomando en cuanta qué tuviera mala suerte y el universo conspirara en mi contra.

He estado tan concentrada en asegurarme si era él o no que no escucho cuando ha sonado la campana, dando fin a un largo día de estudio. Tomo mis cosas y me dirijo a mi casillero, el susto que me he llevado hace tiempo me ha dejado helada, se que siempre existe la posibilidad de algún día coincidir en el mismo lugar, pero espero que pasen al menos otros cinco años más antes de si quiera llegar a considerar nuevamente esa posibilidad.

Soy interceptada en el camino por mi mejor amiga, Maya.

—Dime que irás hoy al entrenamiento, por favor —entrelaza su brazo con el mío

—Aún no lo sé —ingreso la combinación en el pequeño candado — Imagino que tu si

—Sí, ya hemos faltado muchas veces y sabes que el torneo anual esta más acerca de lo que parece —tiene razón, pero todas las cosas se me están juntando en este momento. El tiempo se me escurre como agua entre los dedos

—Tengo miles de planos por terminar —la veo con duda lo cual ella nota y me otorga una mirada de desaprobación —no me mires así —alego frunciendo el ceño.

—Valeria todos tenemos miles de cosas encima —abro la puerta de mi casillero e inicio a depositar los libros y cuadernos que no usaré el resto de la tarde —no te lo he dicho, pero tengo miles de casos que estudiar, con posibles refutaciones y hacer análisis sobre las sentencias ejecutadas. 

Me debato en el interior por unos momentos más, ambas cosas son importantes, pero para hacer una tengo que dejar de hacer otra. Termino aceptando el ir al entrenamiento el día de hoy, me he esforzado por llegar hasta donde estoy como para dejarlo botado todo.

Siempre he estado comprometida con mi deporte y luego de todos estos años siendo mi escape emocional, merece que pueda acomodar mi tiempo para entrenar al menos por unas horas. Las posibilidades de encontrarme a uno de los chicos y culminar mi día con un buen polvo lo hace incluso aún más interesante.

Seduciendo a mi Vecino +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora