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Uno, dos y tres golpes en la puerta deberían ser suficientes para que Nick lograra colarse en la habitación de Madison. Él quería entrar, pero temía que al hacerlo ella lo odiaría aún más, por ello solo se resignó a convencer a su familia de que solo necesitaba ir al baño y situarse justo al frente de la puerta que escondía a su mejor amiga de la infancia. Cuando al fin se atrevió a golpear la puerta nadie contestó y fue entonces cuando él decidió hablar.

"Mermelada, sé que al parecer te he hecho daño, pero es tremendamente injusto no saber qué fue lo que te incomodó y enfadó."

Durante unos segundos Nick estuvo a punto de rendirse, abandonar sus sueños a un trozo de madera que lo separaba de ella, pero mientras su mente se confundía y su corazón se llenaba de tristeza escuchó el sonido más raspador y doloroso para él, un sollozo de Mermelada.

"Solo necesito tu permiso para entrar, para poder abrazarte y dejar que llores en mi pecho hasta el amanecer, para calmarte y alegrarte, y para unir mi corazón roto, que al escucharte llorar se he despedazado como si fuera hielo, al parecer solo se congeló y terminó cayendo a un vacío, pero sé que si me dejas entrar volverá a su lugar y continuará con su trabajo."

"Vete, déjame en paz, entiéndelo, ya nada será igual"

Nick suspiró, mientras su pecho se oprimía, se formaba un horrible nudo en su garganta y sus ojos amenazaban fuertemente con derramar sus lágrimas. Tal vez ya no había nada que hacer, él entendió que ella necesitaba estar sola y dio media vuelta.
Tres pasos fueron suficientes para que la primera lágrima se derramara y se congeló, su cuerpo creó una armadura que lo retenía a dar un solo paso más hacia delante, solo podía retroceder, y lo hizo quedando de nuevo frente aquel pedazo de madera, no hizo falta que se detuviera, tomó el pomo de la puerta y lo giró, sorprendiéndose de que no tuviera seguro. Al entrar su cuerpo se detuvo, sus ojos recorrieron la habitación encontrándose con un pequeño y frágil cuerpo enredado en las sabanas blancas de una cama. Los ojos rojizos y cafés de ella lo admiraban, observando su renovado cuerpo y dándose cuenta de él porque nunca lo reconocía, lo único que se veía a igual en él eran sus ojos, dos grandes esmeraldas cubiertas por espesas pestañas y cristalizados, algo que sólo había visto una vez en sus ojos, pero ahora ocurría de nuevo.
Madison sollozó aún más fuerte, cubriendo su delicado rostro de lágrimas, sus mejillas ahora estaban sonrosadas y su corazón latía fuertemente, hasta el punto de sentirlo en su garganta y sintió repugnancia de lo que hacía, solo quería escupir su corazón.
Nick la observaba con tristeza pero en sus ojos había cierto brillo de alegría, demostrando lo feliz que estaba de volverla a ver.
No hicieron falta palabras solo con sus miradas se comunicaron lo alegres que estaban de volverse a ver, aunque ambos se encontrarán cubiertos de lágrimas. Él recorrió la habitación hasta situarse en la cama junto a ella, quien había decidido incorporarse hasta quedar sentada, sus miradas jamás se desconectaron y ambos sonrieron cambiando al fin sus rostros desanimados hasta convertirlos en gemas de verdadera felicidad. Él no se contuvo y la abrazó sorprendiéndose fuertemente de que su muestra de afecto fuera devuelta, sus brazos la tomaban cada vez más fuerte, convenciéndose de que no era un sueño, que en realidad los delgados brazos de Madison lo rodeaban mientras ambos eran cada vez más felices. Ella suspiró haciendo chocar su aliento contra el cuello del chico y dándose cuenta de que había cometido un gran error, al dejarlo entrar a su corazón por segunda vez.

N/a: Primer capítulo narrado, espero que les haya gustado. Este tipo de capítulos solo se presentarán cuando sea necesario.
Gracias por leer.

Chica eléctrica fuera.
Kisses and cookies 💋🍪

El chico perfecto ©  (BLIP#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora