Capitulo 1

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Apenas llegue al bosque me di cuenta que al fin podía olvidarme de los problemas entre mis padres, estar rodeada de estos árboles me dan paz a mis pensamientos y mi corazón angustiado, poder ver a los pájaros volar hacia sus nidos y escucharlos cantar es aún una de mis cosas favoritas en el mundo, así que decidí tumbarme sobre el césped y por un momento me olvide del mundo, hasta que sentí que alguien me veía, así que de un salto me levante y mire alrededor pero no había nadie.
Me di media vuelta y me puse en camino a mi casa cuando vi a un chico sentado junto al lago, era delgado con el cabello liso y castaño que le caiga sobre la frente, llevaba una camiseta suelta y unos jeans un poco rasgados; estaba lanzando rocas al lago.

-¿Qué miras? -me preguntó sin mirarme, di un pequeño brinco de la sorpresa porque pensé que no se había percatado de mi presencia y sentí que mis mejillas se ponían rojas
-Nada, este solo me preguntaba cómo haces para que reboten esas piedras en el agua, por cierto soy Valentina -dije sonriendo, aunque no se porque le dije mi nombre, esto me pasa por hablar mucho.
-Solo tienes que coger una roca plana así como esta- dijo enseñándome la roca que acababa de coger del suelo-. Y la lanzas así
-No creo que me salga pero gracias por decirme- espero que diga algo más pero se limita a mirar el lago, así que sigo hablando-. Nunca te había visto aquí ¿acabas de llegar al pueblo?- pregunto y por fin me mira antes de responder y me doy cuenta que tiene unos ojos celestes como el cielo, de esos que te atrapan y te dejan sin habla.
-Supongo que se podría decir que soy nuevo- dijo mirándome a los ojos y se volteó de nuevo para seguir tirando rocas. Me quede callada mirándolo, nunca nadie había sido tan antisocial conmigo antes.
-Necesitas algo más?- pregunta con algo de impaciencia en la voz, no entiendo porque me habla así, que mal educado que es este chico.
-No, perdona si te molesté, ya se está poniendo obscuro no crees que deberíamos irnos del bosque?
-A mí no me importa, vete tú -dice acomodándose en el tronco donde estaba sentado
-Esta bien cuídate- digo y me pongo en marcha para seguir con mi camino pero me detengo delante de él y le digo-. Nunca me dijiste tu nombre
-Benjamín -Se limita a decir, así que doy por terminada nuestra pequeña conversación y me dirijo a mi casa.

Escuche los gritos entre mis padres al entrar en la sala, se estaban peleando otra vez y lo más probable es que sea por mi culpa como siempre, así que subí de una para mi cuarto y me puse los auriculares para sumergirme en mis pensamientos y en los planes para mañana.
En cuanto me desperté estaba feliz porque hoy llegaba Sofía y Robert de su viaje por Europa y me muero de ganas de saber cómo les fue, así que me di una ducha rápida, puse un vestido suelto azul marino y baje para comer algo rápido, maneje hasta el aeropuerto y la espera se me hizo eterna, cuando por fin los vi corrí  a abrazarlos, los había echado mucho de menos.
-Vale te extrañe -dijo Sofía abrazándome más fuerte.
-¿tienen hambre? -pregunto esperando que digan que sí, porque mi nana de toda la vida (Karen) me había dicho que les iba a cocinar sus platos favorito y si no iban me mataba.
-Si demasiada hambre - Dice Robert tocándose la barriga de manera exagerada
-La verdad es que en ese maldito avión solo nos dieron un miserable sanduche, además era pequeño- se queja Sofía.
Me río para luego decirles que coman en mi casa y se emocionaron; a lo que llegamos a mi casa karen se puso contenta al verlos y después comenzó a servir la comida. Nos sentamos a comer, mis amigos devoraron la comida en pocos minutos.
-Entonces qué tal Europa?
- Valentina no sabes la cantidad de chicos guapos que había, la mayoría parecían modelos- me contesta con emoción Sofi
- Que bueno que hayas deleitado tu vista pero me refería a la comida o a la cultura. 
Pone los ojos en blanco por mi falta de interés y mira a su hermano para que me conteste, después de muchas horas de hacernos bromas, jugar y hablar sobre como casi vomitan después de comer caracol hasta cuando se metieron por error a otro hotel, y hacernos bromas, ya me duele el estómago de tanto reírme.
-Val ya es hora de que Robert y yo nos vayamos- dice haciendo un puchero que me hace reír, no me había dado cuenta que ya era de noche y que habían pasado todo el día en mi casa.
- No quiero que se vayan
-Estoy cansado y además tenemos que coger un taxi por las maletas que traemos- se queja Robert
-ustedes no van a coger taxi, yo voy a dejarlos
- Que bueno porque no quería gastar, además tener a una chica tan guapa como tú de chofer es un honor; incluso si estás cansada para manejar de regreso te puedes quedar a dormir en la casa y si mi hermana te bota de su cuarto puedes siempre venir al mío - dice Robert sonriendo de forma picara mientras me guiña el ojo, sé que me pongo roja recordando el beso que nos dimos en su habitación hace algunos años, pero aun así le sonrió de forma coqueta
- Estoy de sobra aquí entre ustedes enamorados -dice Sofi
- Solo estamos molestando -respondo sonriendo, miro a Robert para que afirme lo que digo pero su cara es de decepción  y solo asiente.
- Bueno ya vámonos, solo le enviaré un texto a mi mamá para que sepa que dormiré allá -sonrío, pero sé que ni siquiera se daría cuenta que no he llegado a dormir a la casa.
Al llegar a su casa nos pusimos a ver Netflix en la habitación de Sofi, me quede dormida a mitad de la película hasta que Robert me despertó; mire a Sofía que estaba dormida con la boca abierta así que salimos al pasillo para no despertarla.
-Val vamos a comer
- creo que es tarde para salir - le contesto bostezando
- es que también quiero hablar contigo sobre unas cosas
-vamos a la cocina y te hago algo para comer y hablamos
-en verdad no tengo hambre era solamente una excusa para hablar contigo -dice poniéndose rojo
-pero rob no necesitas una excusa para hablar conmigo somos amigos- le digo sonriendo
- eso es precisamente lo que quiero hablarte -dice mirándome fijamente a los ojos
-no entiendo
-vamos a mi cuarto a hablar -dice al instante que se dirige a su habitación y yo lo sigo, no entendí de que cosa sobre nuestra amistad quiere hablar porque según yo no hay nada malo con nuestra amistad, o tal vez ya no quiere hablarme; bueno en verdad no debo sacar conclusiones, tengo que estar tranquila. Al entrar a su habitación el me coge la mano y se apoya en el escritorio, me hala para estar más cerca de él.
-Mira Valentina lo que quiero hablar contigo es algo muy serio pero podría ser bueno aunque eso depende de ti
-¿cómo? -pregunto confundida
-eso es lo que me gusta de ti, eres tan inocente. Me encanta eso, bueno mejor dicho tú me encantas Val, me gustas mucho desde hace algún tiempo solo que quería acercarme más a ti para que me conocernos mejor - dice sonriéndome y acercando su rostro pero yo bajo la mirada-. Val solo salgamos los dos, para que veas que puedes enamorarte de mí, al menos inténtalo ¿qué dices?
Esto me ha tomado desprevenida, nunca imaginé que él se sentía de esa forma conmigo y lo más raro de todo esto es que se viene a la cabeza Benjamín aunque no se porque pienso en él ya que se porto de una manera fría conmigo como ningún chico me había tratado antes y además recién lo conocí; pero ahora tengo que pensar en lo que me acaba de decir Robert, yo siempre lo vi como el hermano que nunca tuve y ahora me dice esto.
-¿Val? - pregunta, ya que me he demorado en responderle.

Como un amor de antañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora