Muchos dicen poco acerca de lo que es realmente importante, manteniéndose en silencio, ahí están todos los pensamientos tan profundos y sin embargo siguen existiendo enigmas ridículos para su cabeza.
Hace algunos días todo era tranquilo viviendo entre la misma porquería monótona de siempre...
Ryoko, hija de madre y padre japones, reside en Japón, su país de origen. Es en la prefectura de Hokkaido donde está ubicado su hogar, en una zona más rural o aislada de la ciudad podría decirse, es un lugar lleno de recuerdos pertenecientes a aquellos alrededores que le vieron crecer. Poseedora de una belleza encantadora, Ryoko con su piel blanquecina, sus ojos obscuros y profundos como la misma noche, tanto así que aunque no estén dotados de un color exótico los mismos pueden hacerte caer en la perdición absoluta, el cabello de igual manera de un negro tan intenso que proporcionaba un contraste maravilloso a su imagen y a sus labios que contenían un color rosado natural dándole una apariencia apetitosa.
Ella es una persona bastante sería, pocas veces ha sonreído en su vida, a pesar de la nula existencia de problemas familiares, nunca ha encontrado un rumbo fijo a su vida, un tanto difícil de explicar pero levantarse cada mañana no es algo que espere con ansías.
Caminando lentamente devuelta a casa mientras miraba el cielo, se vio envuelta en un vacío, uno al cual no le encontraba final, aún sentada frente a un mueble repleto de diplomas y reconocimientos, no encontró saciar eso que le podría hacer sentir realmente viva. Mirando a un punto fijo, mientras se consumían las horas, preguntándose a sí misma ¿Quién es Ryoko Iwa?. Era inevitable asquearse ante tantas cosas tontas que los chicos de su edad daban prioridad. Pasando tardes enteras con la única persona capaz de entablar una conversación con ella. Después de haberse impacientado con el silencio que la casa vacía proporcionaba, rápidamente levantaba su teléfono para llamarla
-Naoko... ¿Puedo ir a verte?- susurraba a la bocina
Una vez en casa de Naoko el tiempo seguía pasando lento, pero al menos trataban de olvidarlo con varias partidas de ajedrez continuas, después de todo los padres de Ryoko estaban una vez más en un viaje de negocios
-¿te quedarás a dormir?- dijo Naoko con una voz simplona y débil mientras movía la torre en el tablero
-seguro- respondió Ryoko pensando en que escuchar la suave respiración de Naoko era mucho mejor que el silbido del aire en medio del silencio.
Era un momento común, estaban por ingresar al tercer año de preparatoria después de un receso que para ambas había significado una eternidad, trataron de consumir su tiempo en algo más que sólo leer libros, Naoko había acabado de leer por tercera o cuarta vez todos los libros de química que había en su biblioteca, las ciencias era algo que sencillamente le fascinaba. Por otra parte Ryoko había comprado un par de libros de variadas materias que terminó en cuestión de una semana, busco vídeos en Internet devorando serie tras serie, le resultaba agradable ver como algunas historias de ficción se consumían como ella predecía.
-Jaque Mate- susurró Ryoko - vayamos a dormir, mañana reanudamos clases- se puso en pie extendiendo la mano a Naoko quien le miro detenidamente y asintió.
Ambas subieron a la cama y se cubrieron con las sábanas -Buenas noches Ryoko- susurró Naoko suavemente mientras le miraba con tranquilidad
-Buenas Noches Naoko- susurró Ryoko de igual manera en respuestas girándose en dirección a la ventana donde un suave aire le revolvió el pelo haciéndole caer en sueño profundo.
Ryoko era esa clase de mujer que durante toda su existencia había logrado tanto y a la vez nada, no había tenido la verdadera satisfacción que te ofrece la alegria, ya que aún estando en sus 17 años seguía sin comprender el concepto de un sentimiento, siendo incluso de los más básicos, trataba de estudiarlos como si estos se tratarán de un raro espécimen en algún bosque desconocido. Alguien demasiado talentosa para diversas cosas sintiéndose de momentos un tanto incomprendida...
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Into a silence obstreperous.®
AcakMuchos dicen poco acerca de lo que es realmente importante, manteniéndose en silencio, ahí están todos los pensamientos tan profundos y sin embargo siguen existiendo enigmas ridículos para su cabeza. Ryoko, 17 años de edad, un perfil de constante ai...