Capítulo 3

67 5 1
                                    

Y ahí estaba el, con dos cafés en la mano.
-¿Que hace el aquí mama?.-
Le pregunté con un tono muy bajo.
- Pasa Dani, mira quien acaba de despertar.- Dijo mi mamá, me miró con ojos de sorpresa.
- Gracias a Dios, que estas bien Sofía, te debo una disculpa, de verdad no sabes lo avergonzado que me siento contigo fui un patán, lose.-
- El a venido a visitarte todos los días que pasaste en coma, te ha leído e incluso se ha quedado a velar por la noches.- Le interrumpió mi mamá.
- No tenías porque hacerlo.- Respondí - No tienes que sentir lastima por mi.-
- Los dejaré solos, en lo que platican.- Dijo mi madre.
- No...- Mas tarde en responder, cuando mi mamá ya estaba del otro lado de la puerta.
- No tienes que estar aquí.
-.Si tengo, siento que me necesitas tanto como yo a ti.- Se acercó a mí me tomó de la mano, con tanta delicadeza. Pasó sus dedos sobre mis heridas, y derramo una lagrima, rápido volteo hacia la puerta.
-¿Te dan pena mis heridas?.-
- No, para nada, yo también tengo, pero las mías son en el alma.-
El seguía mirando la puerta de la habitación.
- Quiero poder estar contigo, cuando me necesites, cuando quieras lastimarte yo estaré ahí, cuando quieras vomitar, te diré no lo hagas, que así eres muy linda, así me gustas a mi.-
-¿Por qué ese cambio?- Le pregunté. -¿Por qué de pronto te preocupo? Jamás me habías dirigido la palabra, en nuestra graduación de primaria, me dijiste que era fea, gorda y que no querías bailar conmigo ¿Lo olvidaste? durante la secundaria me decías bola de manteca ¿Acaso no lo recuerdas?.- Le pregunté con lagrimas en los ojos.
- Se que fuí tan grosero contigo, pero entiende era un niño malcriado, un tonto, no sabía lo que hacía, ahora quiero arreglar lo que hice, porque aunque no lo creas siempre te he tenido presente en mis pensamientos y los daños que te cause y quiero remediarlo, por favor déjame estar contigo.-
-¿Cómo puedo dejar entrar a alguien a mi vida, cuándo destruyo mi infancia? ¿Cómo?, jamás he olvidado todas las ofensas, me empecé a obsesionar con mi peso, empecé a vomitar, todos los días lloraba, y ahora lo que tengo es una enfermedad la cual quiero detener pero una parte de mi dice, no lo hagas eres una gorda, necesitas ser delgada, pero en realidad no del todo es tu culpa, yo decidí tomar ese camino, mi mama jamas estuvo ahí cuando la necesitaba, pero ¿Por qué dijiste que no sabías mi nombre aquella vez en la enfermeria?.- Le pregunte.
- Me daba vergüenza contigo, pensé que ya habías olvidado todo lo que te había hecho. Y el día que te hice la grosería en la cafetería, perdóname estaba enojado, y frustrado de no saber como acercarme a ti, soy un idiota ¿Me darías una oportunidad? ¿Podemos empezar de nuevo?, ¿Qué dices?.
-Nose, me da miedo, ¿Y si después te retractas?, ¿Y olvidas esto?.
-Jamás lo olvidare, es una promesa.- Se acerco a mi y tomo de nuevo mis manos.
- De hoy en adelante estaré para cuando me necesites.- Nos miramos y me dio un beso en la frente.
No podía creer lo que estaba pasando, Daniel el chico más popular, el chico que daño mi infancia estaba conmigo en mi habitación de hospital, pidiéndome disculpas, todo esto era tan extraño, acababa de despertar de un profundo sueño...
- Pero tienes que descansar Sofia, es mejor que me vaya para que duermas un poco.
-¿Dormir mas? he dormido 2 meses ¿Te parece poco?.- Le dije. En realidad no quería que se fuera, el simple hecho de verlo a lado mío me hacía sentir tan bien.
- Esta bien me quedaré contigo, hasta que tu quieras.- Me dijo. Entro mi mamá a la habitación sigilosamente.
-¿Estas mejor amor?.- Me preguntó. - ¿Necesitas algo más?.-
- Estoy mejor mamá, creo...-
- Compermiso...- Abrieron la puerta de la habitación.
- Hola Sofía, mucho gusto yo soy tu doctor, necesito hacer chequeos, y necesito que descanses.
-¿Necesita que la dejemos sola doctor?- Preguntó mi madre.
- Si es necesario que descanse, y necesito hacerle un chequeo general, les daré tiempo para que se despidan.
- No quiero quedarme sola mamá, tengo miedo.
- Todo estará mejor mi pequeña, yo estaré en la sala de espera, por cualquier cosa.
-Yo igual.- Dijo Daniel, se acerco a mí y me dió un beso en la mejilla. - Todo estará mejor aquí estaremos por cualquier cosa, ¿Esta bien? Tu descansa Sofí. Salieron de la habitación.
Me sentía tan bien, aunque con miedo, pero el simple hecho que Daniel estuviera ahí, me hacia sentir viva, después de mucho tiempo. Recuerdo que esa noche fue una de las mas largas que he pasado, no podía dormir y estaba muy inquieta ya no quería estar en esa cama, quería regresar a casa, no tenía noción del tiempo, hasta que después de tantos pensamientos me quede dormida. Pasé una semana mas en el hospital, el doctor le dijo a mi mamá que tenia severos trastornos alimenticios y que necesitaba asistir a un grupo de ayuda, yo me negué, tal vez por pena, a que otras personas supieran mis problemas , el día que me dieron de alta ahí estaba Daniel, me llevó a mi casa, durante el camino me hablo sobre muchas cosas, su familia sus amigos etc, y al fin llegamos a casa, me ayudó a bajar del auto y mi mamá le dió las gracias por todo.
- No tiene que agradecer señora, lo hago de corazón.-
Entramos a la casa y me senté en el sillón, el se sentó a mi lado, y mi mamá se quedó enfrente de los dos, nos miró con una cara de preocupación.
-¿Qué pasa mamá?.- Le pregunté. Comenzó a llorar y me angustie tanto.
-¿Qué te pasa mamá? Le volví a preguntar.
- Hija, en mi trabajo ya me necesitan, me han descontado tanto dinero que tengo mas deudas de lo que te puedes imaginar, perdóname bebé, nunca puedo estar cuando mas me necesitas, pero si no trabajo, no podre pagarte la universidad, ni la renta de la casa.
-¡Mama!, no te preocupes por mi yo estaré bien, me siento mejor.-
- Como puedo creer eso hija, si hace 2 meses intentaste suicidarte, no puedo dejarte sola.-
-No estará sola señora, aquí estaré yo pendiente de ella.- La interrumpió Daniel. - Lo prometo señora, nada le faltara.-
- Hijo ya has echo mucho, no tienes que..-
- Si, yo quiero estar a lado de Sofía, apoyarla, no dejarla sola. La interrumpió Daniel. Yo no podía decir ni una palabra, estaba sorprendida, y cuando Daniel hablaba mi corazón latía mas fuerte.
- Confío en ti Daniel.- Dijo mi mamá.
- Yo hablaré diario para saber cómo estás, y seguiré enviando dinero, ¿ok? cualquier cosa te dejo mi numero de celular y el de mi trabajo, también te dejo el numero donde me hospedo.-
- Claro señora, igual yo le dejo mis números y bueno cualquier cosa que necesite aquí estaré.-
-Me tengo que ir amor.- Dijo mi madre. Nos dimos un gran abrazo y me dió un beso.
- Dios te bendiga mi princesa, te amo y perdóname por no ser la mejor madre.-
- Mamá, discúlpame tu a mí, creo que estaré mejor, por favor llámame cuando llegues.-
- Lo haré pequeña.- Me respondió.
Nos terminamos de despedir y Daniel la acompaño a la puerta, tardo 10 minutos y volvió a entrar.
-¿Cómo te sientes Sofí?
- Mucho mejor gracias, no puedo creer que hayas estado todo este tiempo conmigo.-
- Acostúmbrate , de ahora en a delante no te dejare sola, acabo de ordenar comida, encargue consome y jugo para comer ¿Esta bien?.-
- Okay.- Le respondí.
Pasaron aproximadamente 20 minutos y llego la comida, nos sentamos a la mesa y me sirvió.
- Tienes que comer todo ¿ok?.
- No tengo mucho apetito.- Le respondí.-
- Pero no has comido bien, tienes que hacerlo, por favor.-
No sabia como decirle que no, tenia miedo a que me viera comer.
-¿Por qué no quieres Sofía? El doctor dijo que tenías que comer a tus horas, por favor hazlo por mí.-
Tomé la cuchara y probé el consome, tenia mucho que no probaba un consome tan rico. Daniel me sonrió, y el también empezó a comer, recuerdo que terminé mas rápido de comer que él, y me vergonzoso tanto, pero tenia tanta hambre, me pare de la mesa, y corrí al baño.
- ¿A donde vas Sofia? Gritó Daniel. Me siguió y cerré la puerta del baño.
- Ábreme, por favor Sofía.
- Vete Daniel, no quiero que me veas así.-
- No me iré, y no me cansaré de decirte que quiero estar contigo y ayudarte, por favor Sofía abre la puerta.-
- No quiero.- Le respondí, abrí el grifo del baño, y el agua empezó a caer, y empece a meter mis dedos a mi boca, en verdad quería hacerlo, me puse de rodillas a lado del escusado, iba a vomitar cuando de pronto Daniel abrió la puerta con una patada, mis lagrimas empezaron a caer.
- ¡No lo hagas!.- Gritó Daniel - Tú vales mas que esto, no te hagas mas daño.- Se arrodilló a lado mío y me abrazó tan fuerte que me tranquilizo.
- No quiero ser gorda, no quiero este cuerpo, odio este cuerpo.-
- Eres perfecta, eres hermosa como estas, y no estas gorda mi niña.- Susurró en mi oído, tomó mi cabeza entre sus grandes manos, acerco su boca a la mía lentamente, sentía como mi corazón latía cada vez mas fuerte, ¿De verdad me iba a besar? Yo jamas había besado a nadie antes, no sabía que hacer, el tiempo se paralizó, cerré mis ojos y la ultima lagrima recorrió mi mejilla...

Historia de SofíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora