4. Mil maneras

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—Paulina no podemos hacer esto– dice Aylin mientras yo trato de elegir que ponerme con la ayuda de Nate mientras Dana se baña y Sofi se maquilla.

—Por qué no?– pregunto poniendo un vestido morado sobre mi cuerpo, Nate sacude la cabeza.

— Por qué está prohibido salir del campus sin autorización!– explica.

— Pues la universidad está aquí al lado y está asociada con Berkley así que técnicamente– empieza a justificar Nate, pero Aylin lo interrumpe.

— Sigue siendo contra las reglas– dice molesta.

— Aylin, si quieres quedarte está bien, pero yo quiero ir– digo honestamente – me encantaría que fueras, pero es tú decisión.

— Pau no llevamos aquí ni un día, que tal si nos metemos en problemas y nos mandan a casa?– pregunta preocupada.

— Aylin, éste es mi tercer año aquí y llevo todo éste tiempo saliéndome del campus constantemente, nunca ha pasado nada. Déjate ir! Vive!– anima Nate exageradamente.

— Nunca? Nunca te han atrapado?– pregunta insegura, está empezando a ceder.

— Claro que me han atrapado, pero lo más que me han hecho es hacer trabajo comunitario– asegura.

— Apuesto a que va a ver alemanes– canto, mi amiga se vuelve loca por los alemanes. Veo cómo esta a punto de ceder.

— Hay gente de todos lados, definitivamente hay alemanes– confirma Nate. Aylin suspira.

— Está bien, que me pongo?

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— Ves? Llegamos aquí y no pasó nada– le digo a Aylin sonriente una vez que estamos enfrente de la gran casa en dónde esta la fiesta, letras griegas arriba de la puerta.

— Te juro que si me expulsan por esto te mato– dice de todos modos. Tomo su mano y sigo a Nate hacia la entrada.

Adentro es puro caos, justo cómo esperaba. Pierdo a Nate de vista un momento, pero reaparece con tres vasos en las manos, sosteniendo el tercero entre las dos, Dana detrás de él con uno en cada mano. Dana le da uno a Sofi y ella lleva el plástico rojo a sus labios sin dudarlo. Nate nos pasa uno a Aylin y uno a mi.

— Tranquilas, sé que no toman, sólo es refresco– asegura, así que le doy un trago grande. Dana y Sofi nos jalan al centro de la sala, donde todos están bailando. Empiezo a mover mis caderas al ritmo de la música mientras dejo que mi corazón se alineé con el fuerte sonido del bajo que sacude el piso.

De repente siento una gran mano agarrar la mía y girarme, haciendo que quede frente a frente con un chavo al que le calculo 20 años, es muy guapo pero su cara me parece muy familiar. Me sonríe y se acerca a mi oído a preguntarme que si quiero bailar. Definitivamente conozco ese acento. Estoy a punto de responder cuando veo que su mirada de fija en la persona atrás de mi y frunce el ceño.

— Nate– dice molesto, lo suficientemente alto cómo para que mi amigo lo escuche. Voltea a verlo y palidece.

— Kevin! Cómo estas primo?– pregunta nervioso. Definitivamente los primos de Nate me van a matar con su guapura.

— Qué haces aquí? Te advirtieron que si volvías a salir del campus te iban a reportar – lo regaña.

— Pues a ti te advirtieron que si te volvías a meter con una de prepa te iban a reportar, y aún así estás ligándote a mi amiga– se defiende Nate, causando que me sonroje.

— Cuándo llegaste?– pregunta Kevin.

— Hoy

— No llevas ni un día aquí y ya te estas metiendo en problemas– regaña Kevin.

Bad Ideas #YoSoyBerkleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora