Vuelta a clases.

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Cuando empezaron las clases, Lizzy y Shadia se volvieron más unidas que nunca, estaban para ayudarse una a la otra.

Vinieron nuevos compañeros al curso, Shadia se empezó a llevar bien con ellos, pero Lizzy no... Ya no era como antes, estaban un poco distanciadas. Shadia con sus nuevos amigos y Lizzy sola, en un rincón del curo.

Uno de los nuevos compañeros que entraron al curso, la llamaban gorda SIEMPRE, la burlaba, la insultaba, la hacia pasar vergüenza... Pero Lizzy lo único que hacia era reírse de las cosas que le decían o hacían. Después aumentaron, ya no era uno, eran más los que la burlaban. Con los días ella ya no sabia donde ir, en el colegio no tenía a nadie, en la casa tampoco, lo único que tenia era a su prima los Sábados.

Todas las noches que salia a mirar el cielo pensaba: "Le regalo mi vida a alguno de los que este allá arriba..." Tenia la esperanza de que algo mejorara pero sabía que nunca ganaría una batalla contra sus demonios... Estaba perdida no sabia que hacer, como actuar, estaba sola en medio de miles de personas, tenía miedo y todos esos problemas que creyó superar volvieron y la joden otra vez. 
Espejos vuelven a ser sus enemigos, cuchillas y baños sus mejores amigos. Se pasa horas delante de un espejo llorando, ya es una rutina, comer, vomitar, llorar mirándose al espejo, e irse a cotar. Se esta jodiendo la vida y le da igual, esta sola.

No era feliz, estaba hundida en un pozo sin fondo, ella lo pasaba fatal, pero lo ocultaba detrás de una sonrisa, nadie se preocupaba si ella estaba realmente bien o si estaba mal, pero en realidad estaba rota, y nadie se daba cuenta y eso la mataba aun más. Todos creían que era una chica muy feliz, que le gustaba vivir...

Ella también lloraba, quizás mucho más de lo que ninguno de nosotros hemos llorado en toda nuestra vida. Ella también sufría y estaba demasiado muerta por dentro, estaba aguando demasiado, quiere acabar con todo, no puede más, se encuentra en un estado de depresión y no quiere seguir, esta cansada de todo... 

Empezó a acordarse de todo lo que le decían en el colegio, se puso a llorar y para que nadie de su familia la vea se fue al baño, ahí se encontraba, lagrimas corriendo por sus mejillas, agachada en el suelo. Se le viene todo a la mente por un momento, recuerda cuando era feliz, cuando todo iba bien y se levanta del suelo y va por una cuchilla. Empieza a cortarse, lagrimas rojas corren por sus muñecas, y lagrimas transparentes por su cara. Nadie la frena, ni la frenará nunca.
Termina con la cuchilla y la limpia, la guarda de nuevo en su lugar, se lava la cara y sale con un pedazo de sonrisa, ahora si, con un buzo que tape bien sus muñecas, para que su madre no se diera cuenta...

Al otro día, se levanta para ir al colegio, en el camino iba pensando que iba a ser igual a todos los días, y se preparaba para lo peor.

Cuando llego, todo iba como siempre, se sentó sola y no hablaba con nadie. En un momento, un compañero nuevo se le acerca y la vio miedo triste, le pregunto que le pasaba y Lizzy le contesto: "Nada, solo tengo sueño.". Él le siguió insistiendo que le contara y ella no le contesto, pero le pregunto su nombre y él le dijo que se llamaba Santiago.
Con el tiempo él empezó a hablar mucho con ella, la ayudaba y hacía que no se sintiera mal, por fin había encontrado un mejor amigo.
Cada beso en la frente que le daba era una manera desesperada de querer quitarle todos sus demonios de la cabeza. Ella siempre le decía: "Perdón, soy un desastre, de un momento a otro puedo romperme a pedazos.". Y él solo le respondía con una sonrisa y un abrazo. 

Con Santi y Nicol, Lizzy se dejo de sentir tan sola, tenia dos personas que se preocupaban por ella, que la ayudaban, eran todo para ella.

Después de un tiempo, volvió a hablar como antes con Shadia, y ella hizo que Lizzy se llevara bien con los nuevos compañeros, o al menos con algunos. Entre esos nuevos compañeros habían dos chicas, una se llamaba Melody y la otra Emma. Ella se hizo amiga de Melody y Emma, aunque todavía no confiaba mucho en ellas, pero por lo menos tenía más amigos que antes.

Con el tiempo todos se hicieron más unidos, y Lizzy trataba de ayudar a todos con sus problemas, sabia que aguantando sus problemas y los problemas de los demás le hacia mal, pero igual lo hacia. De todos modos los insultos y las bromas de sus compañeros no se detuvieron, siguieron sin importar como ella se sintiera... 

Con los días empezó a acumular todo lo que le pasaba y no se lo contaba a nadie, no se descargaba y llevaba todos los problemas de los demás tratando de ayudarlos, y aun así ella tenía una enorme sonrisa pero le faltaba ese brillo en sus ojos, esa iluminación en su cara, en su sonrisa, es increíble lo que podía disfrazar esa sonrisa, era un muro hacia los demás para que no pudiesen entrar en su interior.

Trastornos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora