Ya llevábamos 5 km andando. Al principio fue cuesta abajo pero ya hace tiempo empezó a ser cuesta arriba. Estaba bien entrenada para esto aunque el único problema es que tengo asma y si me da en mitad de la montaña...
Ya había dejado atrás a Celia, Ana, Irene y compañía hace tiempo, porque iban muy despacio y me había quedado sola mientras andaba.
De repente una persona se plantó justo al lado mío.
- Hola- Era Roberto.
-Hola- dije yo. A mi ya me empezaba a faltar el aliento y se notaba en la voz.
-¿Oye estás bien?- Me preguntó.
-Emmm sí. Solo que tengo asma pero estoy bien.Pasaron 10 minutos en silencio entre nosotros y estaba claro que cada vez me faltaba mas el aliento.
De repente empezé ha toser, me paré empezé a inhalar aire por la boca como si los pulmones se hubieran desinchado. No podía respirar.
-Gabriela, dios que hago.-
Con las fuerzas que pude cogí mi mochila he intenté abrirla para sacar el inhalador, pero no podía. Me estaba empezando a marear.
Miré a Roberto con cara asustada. Estaba empezando a ver doble, y me estaba ahogando. Me sujeté a Roberto para no caerme. El me cogió a brazos y justamente en ese momento me desmayé.