Idas, venidas y desvíos.

4. Quizás

Quizás una persona te hace sentir más refugiado que un hogar.

Quizás el calor de un abrazo es más cálido que cualquier calefacción.

Quizás solo necesitamos a alguien en el que podamos confiar sin miedo.

Quizás cuando todo sea complicado nos gustaría saber con certeza que hay alguien esperándonos, alguien que nos abre sus brazos como las puertas de su casa, unos brazos donde sabemos que todo irá bien, pase lo que pase, aunque todo vaya de puta pena. Ese calor inconfundible con un aroma que puede que sea el que usan la mayoría de la gente, pero que en ese cuello huele mejor que ninguno. Que en su cuello cualquier perfume huele mejor.

Quizás solo necesitamos eso, tener un lugar donde todo duela menos, una persona que ocupe nuestro vacío y nos haga sentir llenos. Alguien que nos de abrazos sin tener que pedirlos, alguien que se preocupe por nosotros, alguien que sea capaz de huir de todo e ir a donde sea sin pensarlo, o simplemente huir sin que haya que moverse, ya me entendéis, esa mirada que hace evadirte de todo, que hace sentirte en un sueño. Sentir que no hay nada más que nosotros.

Quizás si te quedas con este desastre, todo vaya bien, que todo caos tiene quien lo ordene y tu consigues ordenar este desastre.
Ocupa mi vacío, que nunca te voy a desahuciar. Que jamás saldrás de mi,
solo prometeme, que no te quedarás conmigo sin estarlo.