Nueva vida, nuevo instituto.

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-No, no. Más a la derecha.. ¡No! ¡Izquierda, izquierda! - Mi padre bufaba por las indicaciones que mi madre le daba,donde tenía que ir cada mueble, ella quería que esté a la perfección la nueva casa.

No podía quejarme, ésta casa era gigante ya bastante para una familia de tres integrantes. Contenía una cocina la cual el color que más hacía presencia era el blanco, mi madre estaba feliz porque era lo que ella soñaba, una cocina grande. El comedor que en el había un gran sillón familiar junto con dos sillones individuales a sus costados y de frente una mesa de madera donde mi padre había puesto el lcd de la casa antigua. Habitaciones, había encontrado como cuatro habitaciones que sinceramente como soy muy curiosa entre a cada una. Habitación número 1, supuse que era la de mis padres, tenía la cama matrimonial con dos mesas de luz al rededor de sus costados con una lámpara de madera que podía iluminar cada rincón de la pieza. Habitación número 2. Sala de servicios, era una pequeña habitación de cuatro paredes donde se tendrían que poner las escobas y cada elemento de limpieza, no era muy interesante para un adolescente pero como era mi madre, que amaba mantener todo ordenado, iba a limpiar noche y día. Habitación numero 3. Mi habitación, era algo parecido a la de mis padres, mismo tamaño y la misma ventana solo que esta daba directo hacia la calle, ya que yo era una chica bastante curiosa me gustaba esa vista. Una cama individual, paredes de color naranja claro y suelo blanco con un tono gris, una mesa de luz al igual que las de mis padres y un baño que estaba al lado de mi cama. Caminé hacia éste, era totalmente blanco, básico. Habitación número 4. Deslice unas puertas de madera hacia los costados, una grande habitación oscura se asomó, supuse que era el despacho de mi padre y madre, ya que había dos escritorios amplios con dos sillas giratorias del mismo tamaño, habían estantes donde tendrían que haber millones de libros. Podía imaginarme a mis padres trabajando con papeles y sus computadoras mientras yo jugaba como una niña con Jacy.

Bajé las escaleras hasta llegar a la puerta principal de la casa, mi padre venía con Nick conversando amistosamente. Cuando Nick logró visualizarme corrí hacia sus brazos y lo estruje contra mi cuerpo, una suave sonrisa escapó de sus labios y correspondió mi abrazo. Era como un hermano mayor para mí. Nick era alto y apuesto, su pelo castaño y alborotado era lo que más llamaba la atención junto con sus ojos color grises acompañado con una pizca de color verde, algo extraño pero llamativos.

- ¡Pequeña Wilde! ¿Cómo has estado demonio? - Dijo Nick, frotando su mano sobre mi cabello, como si fuera una niña.

-Uhm, debería decir que genial por irme de mi casa ¿no? Pero para serte honesta es una jodida mierda.

- ¡Natasha! - Gruñeron al unísono mis padres. Nick soltó una carcajada y se sentó junto conmigo en el sillón familiar, rodeando mis hombros con uno de sus fuertes brazos.

-Entiendo, sé lo complicado que es despedirse de tu ciudad y amistades.

-Ajá. - Hice una mueca y me encoji de hombros. Nick entendía a la perfección lo que un adolescente podía sentir, con sus veintidós años podríamos decir que era uno de ellos ya adentrándose a la madurez, porque de adulto no tenía nada.

Me quedé conversando un buen rato más con Nick y jugamos a algunos juegos que había traído el con la x-box, la tarde podía pasarse volando junto a él.

Después de ordenar cada prenda en mi nuevo armario y decorar mi pieza a mi estilo, me acosté en la cama, busqué mi notebook en la valija y la encendí, colocándola en mi regazo. Una solicitud de Skype apareció de inmediato, Leilane estaba llamándome. Sonreí y la acepté con gusto, esperando que ella se viera y así fue, mi rubia hueca apareció con su pelo alisado recogido y sus labios pintados de rojo pasión, podía observar que llevaba un vestido negro ajustado al cuerpo. Eran las nueve de la noche así que de seguro estaba por ir a una fiesta.

- ¡Eres una perra! ¡Mira lo que es esa habitación! Por lo poco que veo parece que estás en una mansión. -Reí ante su comentario. Leilane se paro de repente dejándome ver sus piernas espectaculares junto con cada parte de su cuerpo. Estaba terriblemente sensual. - ¿Sabes qué? ¡Tengo una cita con Matty!

Arquee una de mis cejas sorprendida, Matty era una de los chicos mujeriegos y populares del colegio, no había chica que no muriese por tener una cita con él, y Leilane era una de tantas. Claro que no podría decir que un hombre no se toma una relación en serio a tan temprana edad pero como era él, lo dudaba.

- ¿Estás hablando en serio? Leilane..

-Agh, sé que dirás que él es un gilipollas pero me gusta y yo a él, no perderé la oportunidad. - Interrumpiendo mi regaño con aquellas palabras. No dije nada, no iba a controlar su vida cada vez que estaba por cometer un error. -

Nos quedamos hablando un tiempo más sobre su nueva cita y yo, ayudándole a elegir que vestido ponerse aunque la verdad, yo no ayudaba mucho en eso.

Bajé las escaleras cuando escuché el grito chillón de mi madre diciendo que la comida ya estaba servida. Ya sentada en la silla miré mi plato, éste contenía alguna pasta que yo no llegaba a reconocer pero indudablemente debía estar deliciosa por la pinta que aparentaba. No dude un segundo más y probé ese plato.

-Natt, queríamos hablarte sobre algo que hemos averiguado hoy con tu madre.. -Dijo mi padre mirándome con ¿preocupación? No lo sé, pero se notaba raro.

-Seremos directos, te conseguimos un nuevo instituto. Mañana comienzas las clases. - Soltó mi madre.

Me ahogue con el jugo que pasaba por mi garganta refrescandola pero ésta vez parecía que ardía. No era cosa de otro mundo ir a otro colegio pero por alguna razón me preocupaba ir a uno. Las miradas extrañas, la soledad, las críticas a tu espaldas, las personas hijas de puta, directamente.

-¿No pudieron habérmelo consultado? -Dije entre dientes, molesta. ¿Y cómo no iba a estarlo? Las personas en esta ciudad jodida eran un desastre y no me quiero imaginar como eran los jóvenes de mi edad y peor en un instituto. Mierda, quería morir.

-Sólo queríamos probar.. -Acotó mi padre.

Refunfuñe y alejé el plato de mi vista, me levanté de la mesa y caminé hacia mi cuarto. Sólo necesitaba dormir para mañana despertar con un poco de buen humor el cual en este momento no tenía ni un poco. Sabía que algo de esta mudanza no iba a gustarme, y era empezar todo de nuevo.

¡Buen día hermosuras! No sé ustedes pero, ¿no ven al padre de Natasha tierno y reservado? No sé pero para mi es re tierno jsksmsja. Bueno, acá les dejo el tercer capítulo, dejen su voto y algún comentario de que fue lo que más les gusto, si les apetece. ¡Las quiero!

Heartless.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora