- te contraté una, para que vea porque te cortas los brazos… tienes problemas –fue la última palabra que dijo y luego golpeo la puerta-
Enfadada, por lo de la psicóloga, me vestí, y entré al baño que por cierto estaba en mi cuarto, al salir… me subí a la ventana, y de ahí… por un árbol baje.
Exactamente, me iba a escapar… yo no necesito Psicólogos… solo necesito tranquilidad, necesito pasarla bien, y que no me estén criticando todo el tiempo. Exactamente eso es lo único que quiero.
Comencé a correr para que mi madre no notara mi fuga, y llegue a un parque y me lancé al pasto del cansancio
- Hola… -sonó una voz mientras yo estaba sentada en el pasto algo agitada por haber corrido tanto-
- Hola li… ¿lilo? ¿laion? Li… ¿Ian?
- ¡Liam! –Sonrío- soy Liam… -se acercó junto a mi-
- Lo siento, Liam…. Es algo complicado tu nombre. –Me burle-
- ¿complicado? tiene solo cuatro letras –Río-
- complicado pues. –insistí-
- comenzó a reír- en fin… te vi. Corriendo ¿de quién corrías?
- ¿te importa? –Pregunte pesada- te gusta meterte en asuntos personales –le sonreí-
- No, no me importa, pero por alguna razón quería saber. –me dijo muy tierno, e incluso me causo ternura eso-
- Bueno, entonces te contaré. –el me miraba coqueto- Escapé de mi casa porque mi madre contrato una psicóloga tu sabes porque… por lo de –apunte mi brazo- eso… debe pensar que estoy totalmente loca… y no es así, solo estoy un 99% loca –sonreí-
- ¡ja! Pensé que ya estabas completamente loca. –lo mire seria solo para molestarlo y luego le sonreí- Ah, así que eres una chica “mala”
- ¿Mala? Soy más que mala cuando quiero serlo. –lo mire y el mordió su labio- asique ten cuidado.
- Lo tendré. –Pauso unos segundos- Tu mama te va a matar.
- Lo sé… pero… ¿crees que me importa? -sonreí-
- Eres muy ruda. –Río coqueto-
- y tu eres muy santo… -lo mire entre risas-
- ¿yo? ¿Santo?
- Si tu… -desvié mi mirada a unos chicos que jugaban a la pelota y note como él tenía fija su mirada en mi-
- ¿y por qué piensas que soy un santo? –volví mi mirada a él y el estaba con una cara chistosa-
- Porque es obvio, eres tranquilo, no fumas, no bebes, no haces nada malo… y sales a fiestas de niñitas, como la fiesta de ayer. –Sonreí-
- No me conoces, me acabas de conocer ayer… y la fiesta estaba genial, tú no la disfrutaste. –sonrío-
- Lo sé no te conozco… pero no tengo para que conocerte tanto, si se te nota que eres muy santito… y la fiesta de ayer estaba aburrida, y no la disfrute porque era una fiesta de niñitas. –insistí- .
- Bueno, la verdad es que si… soy tranquilo. –Dijo con algo de vergüenza- ¡pero la fiesta estaba excelente!
- Eres un “novato”... vete o si no te pegaré mi mala forma de vivir… soy muy mala. –Lo mire-
- ¿y si yo te pego mi forma de vivir y te enseño a ser buena?
- Una semana conmigo, y ya te conviertes en malo. Asique no te esfuerces pequeño… Liam. –Lo mire fijamente-
- Eso es lo que crees ¡apuesto a que no! Yo soy y siempre seré un chico bueno, no como tu chica mala, aunque lo malo siempre se puede cambiar por algo bueno…
- Soy el lado oscuro, y tú el lado bueno. ¡Qué gracioso!
Fuimos interrumpidos por…
-_______ (TN) ¡que rico verte! ¿Cómo estás? –Dijo tiernamente Emma-
- Bien ¿Cómo despertaste?
- Con estos chicos no dormí nada. –Yo me reí-
- ¿Quién te fue a ver en la mañana? Bueno… es de mañana –río-
- Una maldita psicóloga, pero me escapé de la casa.
- ¡eres muy mala! –Río Emma-
- ¡eso es lo que le decía! – Liam Se unió a las risas de Emma-
- ¿y ustedes cómo es que andan juntos?
- La encontré corriendo de su casa. –Río Liam-
- Ah OK –dijo Emma- Menos mal.
- ¿Por qué?
- Penseque que… no nada.
- ¿Qué pensaste? –Pregunté exaltada-
- nada… -dijo entre risas y levanto sus cejas-
Conversamos un rato, y luego... cuando ya habían pasado dos o tres horas me fui a mi casa.
-Hola ma.’ –dije apenas la vi. En la cocina, haciendo el almuerzo-
- ¿Qué te está pasando niñita? ¡Cuando eras pequeña no eras así! ¿Por qué has cambiado tanto? ¿Qué hice yo?
- ¿harás la misma charla de siempre? OK… -tome una silla y me senté enfrente de ella – continua.
- No, tengo una “charla” nueva –me miro tan enojada que jure que en ese mismo momento me materia- ¿sabes algo? Te enviaré a un internado, para que no puedas salir de ahí.
- ¿a un internado? –Reí irónica- está loca.
- si continuas con tu actitud, es lo único que te queda. –Me miro la última vez de mala forma, y llevo la comida a la mesa-
- Mamá, si tú me mandas a un internado es obvio que me escapare. –dije a la siga de ella-
- Bueno, si te escapas, no eres bienvenida en esta casa… no se en donde vivirás. –Me miro la ultima vez- ¡Bajen a comer! –Bajo mis 3 hermanos, Así es… tengo 3 hermanos hombres, uno de 23 otro de 18 y el otro solo tiene 10 y claro mi padre, que se comporta como un hermano mas… es atroz vivir con tantos hombres-
Comí de mala gana, mientras mis hermanos me molestaban por lo de irme a un internado y el resto de lo que quedaba del día lo pasé encerrada en mi cuarto…. De repente buscando tonterías en mi cuarto encontré una caja llena de fotos mías cuando niña, extraño a esa niña, a esa niña tierna, alegre… llena de vitalidad, sin problemas ni preocupaciones y así comencé a llorar como una niña… y me quedé dormida recordando a la Pequeña ____ (tn) desde hace unos años atrás.
Me desperté sin ánimo, solo bajé a tomar desayuno, y luego almorcé un pan con queso, ya que no quería saber nada de nadie.
Cuando ya calló la noche decidí salir a dar una vuelta, porque no podía conciliar el sueño. Estaba oscuro y frío, pero nada me importaba, solo necesitaba caminar, y caminar y intentar olvidar toda la angustia que me corroe, y dejar de desear a la pequeña niña que era antes, porque nunca volverá… me senté en la entrada de una casa mientras miraba como la gente pasaba y pasaba… hasta que la reja de aquella casa se abrió y caí para atrás ya que estaba apoyada en ella y al mirar quien venía de la casa noté que era Liam
- Hola –sonrío algo desentendido- disculpa, no sabía que estabas en mi puerta. - Hola –musité una sonrisa algo apenada y avergonzada- que vergüenza.
- no te preocupes linda… ¿Qué haces aquí? –Río un poco y luego yo me levante de donde estaba sentada-
- Nada, salí a caminar y me senté un rato aquí… he caminado mucho –Sonreí- ¿vives aquí?
- Si, aquí vivo… -me miro tiernamente- ¿y qué haces de noche sola?
- ¿Crees que una chica no puede andar sola a las doce de la noche? –Pregunté entre risas-