Voy andando tranquilamente. Aunque estoy impaciente por saber quién estará hoy ahí. Solo necesito girar la esquina y lo sabré. Me detengo justo antes de hacerlo. No quiero decepcionarme con lo que pasará. Espero que todo siga igual. No me gustan los cambios. Me dispongo a dar un paso cuando un chico de aproximadamente mi edad se choca conmigo y caigo al suelo. No me hago daño, pero mi dignidad está practicamente rota. Me mira sonrojado y no reacciona. Yo tambien le miro.
+ Pe-perdón. - Lleva un jamón entre los brazos.
- No importa. - Respondo desde el suelo.
+ Tengo un jamón en las manos.
- Lo veo. - Sigo sentada en la acera.
+ Digo que te ayudaría, pero tengo esto... - balancea su pata de cerdo.
- No te esfuerces. - Mi voz es cortante. Menudo maleducado. Me levanto y me sacudo el pantalón. Sigue mirando. Qué idiota.
+ Lo siento de verdad. - Asoma la cabeza entre su comida. Me fijo de que tiene los ojos muy bonitos, azules. Pero eso no le quita de ser idiota.
- Nada. - Intento terminar la conversación.
+ ¿Cómo te llamas?
- ¿Acaso me has dicho tú tu nombre?
+ Cierto, lo siento. Me llamo Nicolás.
- Soy Claudia. - Le extiendo la mano para chocar.
+ El jamón... ¿Recuerdas? Si lo suelto se cae. Si se cae, se ensucia. Si se ensucia no lo puedo comer. Si no lo puedo comer me moriré de hambre. No creo que quieras que me muera. - Odio que me vacilen. Este es tonto...
- Ya... Bueno, pues ya nos veremos.
Giro la esquina. Ahí están. Se me esboza una sonrisa en la cara. Les hago señas con las manos mientras grito algunos nombres. En seguida me ven y corro hacia ellos.
