Llantos ahogados

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Cuando desperté, estaba sola. Me rodeaba un ambiente desconocido. Una sensación desagradable me martirizaba el tobillo, al parecer estaba encadenada... ¿Por qué estoy aquí, dónde estoy, quiénes me retienen? Preguntas que rondaban mi cabeza sin cesar. La cadena me da lo suficiente para levantarme y dar 4 pasos hasta la puerta. Debían de apreciarme, si no querían que huyera bajo ningún concepto. Alomejor con unas mejores instalaciones me hubiera dado igual quedarme un tiempo. Pero en efecto, eso no ocurre en lo que creo que es un secuestro. Toqué las paredes, y las golpeé, sonaba normal, salté en el sitio, concluí que estaba en un sótano. La ausencia de ventanas me lo había concretado. Las bisagras de la puerta chirriaron, un señor, alto y fuerte entro en la habitación, tenía una mirada profunda, oscura, curiosa... Su voz fue cálida, algo que no esperaba.

-No te preocupes, no te haré daño -dijo esbozando una sonrisa.

Me senté en la cama, con la espalda apoyada en la pared.

-¿Por qué estoy aquí? -balbuceé con voz temblorosa

Se sentó en una butaca junto a una mesita de café.

-Sam, ya lo sabes.
-¿Cómo sabes mi nombre? - le solté sin temor.
-No me recuerdas, ¿cierto?

Me quedé callada, no sabía que decir... ¿Conocía realmente yoba ese hombre?¿O se estaba quedando conmigo?

- Verano del 95. Agosto. Marbella. Tu padre nos llevó en barco a dar un paseo, regresamos pronto y nos marchamos juntos al prado, hicimos un picnick, las famosas galletas de tu difunta madre, eran deliciosas...
-Un momento... Ya sé quien eres, no recuerdo tu nombre, pero estas en mis recuerdos. Eras aquel niño que mi padre siempre traia a casa. Han pasado muchos años... Has cambiado bastante.
-Con eso espero que me digas que estoy más guapo que antes, no querías ser mi novia por aquel entonces.

Una risa inesperada brotó de mí, pero yo quería mis respuestas.

-Mira tío, dime ¿por qué estoy aqui?
-Rick, soy Rick, Sammy. A mi me ham contratado para que te atienda y no te falte de nada. Bueno, nada, dentro de lo que cabe si nos referimos a esta situación.
-Vale, sacame de aquí, por favor. Esta habitación es...
-Asquerosa si, te estaban preparando la nueva cuando llegaste y te trajeron aquí.
- ¿Quiénes la han preparado?
-No hagas preguntas que sabes que no puedo responderte Samantha. Tan curiosa como siempre.

Me empezaban a caer mal los aires de chulo que se daba aquel tío, pero hay que admitir que me atraía demasiado como para tirarlo al suelo y quitarle las llaves para escapar...

Sufragio mentalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora