Qué bonito es
contar las horas
en gotas derramadas en la acera
en canciones que han sonado
sin dejar de fundirse
con el sonido de la lluvia
en la de veces que te he puesto
en mi diario de memorias
por hora no, por segundoQué bonito es
contar los días
en lágrimas derramadas
en un folio lleno
de palabras emborronadas
porque a cada día no,
tampoco a cada hora,
sino a cada maldito segundo
el mundo me cambia
y vivo en una dislexia
de sentimientos ennegrecidos