Capítulo 2

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A veces creo que uso el sexo para tratar de borrar los malos recuerdos y tener otros en los cuales si hubo consentimiento de mi parte. A los nueve años, seguía creyendo en el cuento de la cigüeña, no tenía idea de lo que era el sexo, hasta ese día.
Recuerdo que me torturaba y me preguntaba; ¿habré sido una mala niña? Estaba segura de que no merecía aquello, nadie lo hacia.

No había día en el que no piense en aquello.

Y aquí estaba, en un cubículo con mi compañero de clase Richard, tratando de ser silenciosos mientras me penetraba con fuerza.

Al terminar la jornada, me dirigí a la estación de autobuses para irme a casa, estaba agotada. El autobús me dejó a tres cuadras de casa, por lo que tuve que caminar. Cuando me faltaba tan solo una, vi a Ian, mi vecino. Nunca había tenido algo con el, solo un crush de pequeña, fue el único niño que me gusto, aunque duró poco, después no me interesaba en esas cosas. Tenia unos 20 años, su pelo castaño, largo y ondulado caía por sus hombros, sus ojos esmeraldas me miraban, mientras mordía su labio inferior. Era tan sexi.

-Emma- llamó.

-Hola Ian, ¿que haces?

-Estaba pensando en ir a dar una vuelta, ¿quieres venir?- Eran las 13:12pm, mis padres no llegarían hasta las 15pm. ¿Porque no?

Me dirigí a el, y le sonreí.- Claro.

Me subí a su motocicleta, y arrancó. Durante el trayecto no conversábamos, no tenia idea hacia donde íbamos, pero no me importaba. El viento chocaba en mi cara, el clásico ruido de la urbanización estaba presente. Llegamos a un parque, no tenia idea de que íbamos a hacer en este lugar.

-¿Qué hacemos aquí?- pregunté.

- Realmente no tengo idea hacia donde ir, ¿te gustaría algún lugar en especial?- Por alguna razón, no quería ser tan directa.

- Donde tu quieras está bien.

-¿Quieres caminar?- Asentí, y baje de la motocicleta.

No sabia que decir, pero no me sentía incomoda en absoluto.

-Sabes, te conozco desde pequeño y no tengo tu número.- Sonreí.

-De pequeña no tenia un teléfono.

-A lo que quiero ir, es que nos conocemos de hace tiempo, y no tengo tu número.- Dijo sonriendo.

-Tal vez porque nunca me lo pediste antes.

-Tal vez porque tu padre me odia.

-Tal vez porque eres escandaloso.- Lo miré a los ojos.

-Puede ser, pero ¿me lo darías?

-¿Se puede saber para que lo quieres?

-Para que seamos amigos, tal vez.- Dijo acercándose a mi.

- ¿Amigos, o amigos con derecho a roce?-

-Ambas suenan muy bien- Dijo para luego besarme con fiereza. Le respondí de igual manera. Besaba muy bien, sus manos tocaban mi figura y se sentía grandioso. Pero no olvidaba la idea de que nos encontrábamos en un lugar público.

-Hay niños Ian.

-¿Quieres ir a mi casa?-mordió mi labio inferior. Asentí, y nos subimos a su motocicleta, listos para regresar. Miles de preguntas rondaban por mi cabeza, ¿me dará duro? ¿Sera bueno en la cama? Rumores de que era un Dios del sexo no faltaban, estaba ansiosa, al demonio si llegaba tarde, lo iba a disfrutar.
Que estaba mojada, era seguro. Discretamente baje mi mano por su torso hasta llegar al bulto en sus pantalones, apreté levemente.

-Te recomiendo que dejes eso cuando lleguemos, no es que no me guste, me encanta. Pero quiero llegar con vida a casa.-dijo con voz ronca, a lo que reí y mordí el lóbulo de su oreja.

-Deberías llevar casco- Se detuvo en un semáforo en rojo, y deslizó su cálida mano por mi pierna desnuda debido a la corta falda de mi uniforme escolar.

-Pero así no podría tocarte con comodidad.- No me dejo responder y arrancó cuando el semáforo cambio a verde. Minutos después llegamos a su casa, me dijo que pase y espere mientras el cerraba el portón de su hogar. Y así hice. Me quité las bragas mientras esperaba y las guardé en mi mochila.

Entró unos segundos después y me miró con una sonrisa pícara. Me guió al sofá de la sala y me sentó en sus piernas. Me besaba y tocaba mis senos, mientras yo frotaba el bulto es sus pantalones. Tomé su mano y la llevé hacia mi vagina incitándole a tocarme. Se sorprendió por mi desnudes, pero no paró. Jugaba con mi clítoris mientras besaba mi mandíbula descendiendo a mis tetas. Me puse horcajadas de él, y me deshice de mi camisa y sostén quedando únicamente con falda y medias. Quité su camiseta, y bese su cuello y pecho, baje por su abdomen trabajado, hasta llegar a sus pantalones, los cuales desprendí sin mucho esfuerzo, y baje con sus boxers al mismo tiempo. Su prominente pene estaba completamente erecto. Alzé la vista para verlo con una mirada expectante cargada de lujuria. Baje nuevamente a su pene, para luego chupar y lamer, escuchando sus gemidos de fondo. Me lo metí entero a la boca, para luego pasar mi lengua por sus testiculos. Su respiración era irregular, sus músculos se tensaban, minutos después el típico liquido blanco y salado salió para luego terminar en mi boca. Me senté a su lado esperando a que se recomponga. Me sorprendió cuando se paró de un salto para luego abrirme las piernas y agacharse. Hundió su cabeza en mi zona, su lengua jugaba en mi entrada, mientras su pulgar trazaba círculos en mi clitoris. Gemidos salían involuntariamente de mi boca, maldiciones, suspiros y su nombre los acompañaban hasta que no aguanté más, un poderoso orgasmo se produjo, liberándome por completo. Se sintió tan bien que me dejo deseosa de más.

-Quiero que me des muy duro amor- dije a centímetros de su boca, mientras extendía mi mano hacia mi mochila extrayendo un condón que guardaba por si acaso, se lo entregué y me recoste sobre el sofá.

-Lo haré.-Me sonrió, para luego introducirse de un golpe en mi.

Sus labios iban de mi boca, descendiendo por cuello y mandíbula terminando en mis tetas, donde mordia, chupaba y lamia. Mi vista se nublaba, mis piernas temblaban, estaba muy cerca. Caímos en un exquisito orgasmo juntos. Su cuerpo descansaba ensima del mio.

Al terminar, saque el celular de mi mochila.

Eras las 15:44pm.

4 llamadas perdidas. 3 mensajes nuevos. Todo de mi padre.

Me vestí y acomode lo mas que pude. Ian seguía en el sofá, observándome.

-Adiós Ian, mis padres me esperan.- dije para acercarme a él, agacharme y depositar un beso en su mejilla. Antes de que pudiera erguirme, me agarró por el culo y me besó con lujuria. Cuando nos separamos, busque un bolígrafo en mi mochila, lo saque y escribí mi número es su pecho entintado por sus tatuajes. Cuando terminé, le guiñé un ojo y me fui.

Al llegar a casa, entré.

-¿De donde vienes a estas horas?

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⏰ Última actualización: Oct 18, 2015 ⏰

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