Capítulo 2.

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~Brianna~

Abrí mis ojos cuando escuché la puerta principal abrirse. Mi mano buena alcanzó el móvil y lo desbloqueé para ver que dormí por media hora. Me levanté despacio del sofá, mis ojos ardían y mi cabeza dolía horrores... Esperaba que pronto pudiera dejar de llorar, ya era suficiente dolor el de mi pecho como para tener también que ingerir pastillas para la jaqueca.

-Madison, Brianna, ¿donde estáis?

Oí la voz rota de mi padre y corrí tan rápido como el brazo escayolado me lo permitía hasta la entrada. Mi padre, mi hermano y mi cuñada estaban allí de pie. Pasé mi brazo bueno por la cintura de Matt y hundí mi cara en su pecho. Respiré de su perfume, mezclado con el típico olor a desinfectante de los hospitales. Sus brazos fuertes rodearon mi cuerpo mientras apoyaba su barbilla en la parte superior de mi cabeza.

-Me preocupaste mucho, idiota -susurré levemente. Matthew me separó de él y pasó sus manos a ambos lados de mi cara.
-Estoy bien, enana. -Sus ojos me miraron y noté la ausencia del brillo en ellos, pero a pesar de eso me quedé hipnotizada con el azul. Hasta que volví a la realidad.
-Yo no. -Mi voz se rompió y empecé a sollozar.
-Lo sé, cariño. Lo sé. -Sus labios se posaron en mi frente y acarició mi cabello.
-Brain, ¿donde está tu hermana? -preguntó mi padre.
-Arriba.
-Iré a decirle que hemos llegado -me dijo y acaricio mi espalda al pasar por mi lado, rumbo a las escaleras.

Miré a Becky, estaba parada cerca de la puerta, con los brazos cruzados. Fui hacia ella y la abracé y ella me correspondió dulcemente.

-Lo siento mucho, Brainy.
-No te disculpes, no fue culpa tuya...
-Aún así... -su voz se rompió y sus ojos comenzaron a humedecerse. Sus manos delicadas cubrieron su rostro, intentando ocultar las lágrimas. -Aún así lo siento mucho.

Peiné mi pelo hacia un lado y la abracé fuertemente. Ella me correspondió y nadie dijo nada, solo lloramos. Mi cabeza era como una locomotora, intentando pensar en cualquier cosa menos en el hecho de que ya no tengo madre, intentando hallar el mínimo rayo de sol en un día tan lluvioso como hoy. Pensando en que todo había sido mi culpa. Me separé de Rebeckah y sequé mi rostro con la tela de la sudadera de Matt que llevaba puesta.

-Me has robado el pijama. -Vaya... empezaba a pensar que no se había dado cuenta. No lo dijo como si le molestase, pero su sonrisa al decirlo fue más una mueca.
-Lo siento, mi ropa no me entra con esto -le dije levantando mi brazo escayolado y encogiédome de hombros al mismo tiempo. Él asintió levemente.
-¡Matt! -Los tres miramos a Madi, que estaba bajando lentamente, seguida por papá. Matty corrió hacia ella y la abrazó, como me había abrazado a mi antes.

Entonces todos estábamos en el salón, no podía decir que físicamente faltara alquien, porque no era cierto. Pero sabía que todos nuestros corazones tenían una parte vacía. Dios... Yo no era la clase de chica que suele decir algo así, yo siempre recurría a la lógica y a la ciencia. Los corazones no sienten nada, es todo obra de nuestro cerebro...

Pero en ese momento sentía que no era así, no podía ser así cuando sentía algo tan fuerte en mi pecho. Bien, era incorrecto decir eso, sería mil veces más apropiado decir lo que no sentía.

Primero hubo un silencio incómodo, hasta que nuestro padre lo rompió preguntado por nuestro estado físico. Por mi lado, no podía decir que los sedantes duraran demasiado o fueran de gran ayuda, pues me dolía todo.

-¿Creeis que saldrá en la tele? -Madison habló con voz queda. Todos la miramos sin articular palabra, para luego encender la televisión en el canal de noticias.

Este karma no es mío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora