Malas elecciones.

Capítulo 1

Antes de que comencemos con esta corta o larga locura quiero decir que es algo corto de verdad espero lo disfruten.

Ella caminaba por esas calles que tan bien conocía ya, aquellas mismas que eran testigos silenciosos de su día a día, trataba de mantener sus recuerdos al margen mientras llegaba a ese lugar donde con una botella y un cigarrillo adormecía un poco el dolor que había en su corazón hace ya tanto tiempo, a su memoria llego aquel tormentoso día de invierno donde todo su mundo se había venido abajo, desde ese día su vida se había convertido en una rutina gris, se levantaba, iba a su universidad, trataba de estudiar y por las tardes iba a ese lugar a beber e intentar olvidar, ella sabia que esto era insano pero ya no importaba, ÉL ya no estaba y ella recordaba todos los días esas palabras que le había dicho en susurro antes de marcharse "te gusta tomar la salida fácil, así eso te mate" y en parte eso era verdad, ahora su salida era el alcohol, ya no podía, ni tenia las fuerzas para enfrentarse a su realidad pero sobre todo aceptar que estaba enferma, ella sabia que estaba mal que su vida terminaría pronto pero no sabía cuál sería la causante ya, no sabia si seria la enfermedad o la soledad la que la mataría.

Mientras pensaba en todo esto llego a ese lugar que siempre la esperaba, y su móvil empezó a sonar "es que nadie entiende que quiero estar sola" vociferaba para si misma mientras entraba, lo único que en ese momento deseaba era un trago y un cigarrillo, necesitaba olvidar pero como era de esperarse esa ansiada soledad y calma no llegaron, el maldito móvil seguía sonando y con cada timbrazo su paciencia se acababa, decidió ignorar ese ruido que no solo la molestaba sino le recordaba a él, era la ultima canción de la banda en la que él tocaba, esa que con tanto esmero el le había compuesto "aggg tengo que cambiar el timbre o bien botar el maldito móvil" pensó ella mientras pasaba frente a la barra del bar y saludaba a quien atendía, ese hombre entrado en años que la conocía hace tanto tiempo atrás desde la primer vez que había pisado ese local en compañía de él, el viejo la saludo, ella le debía tanto a ese hombre, la había escuchado el día que se había quedado sola, mas de una vez la había cuidado luego de haberse pasado de copas, en ese momento llego a su mesa, la de siempre y encendió un cigarrillo no se había dado cuenta cuanto lo ansiaba hasta ese momento, ella sabia que el no tenia por que acercarse a tomar su orden, ya la sabia de memoria así que solo se acerco y le dejo en la mesa lo mismo de todos los días.

Ella seguía fumando, veía como ese cigarrillo iba acabando y pensaba que su vida era igual, con cada respiro se acercaba el final para ella, y hay que ver como es la vida de irónica, quien pensaría que esa niña feliz y sonriente en un solo instante se convertiría en un ser miserable y lleno de dolor "soy una farsa" se decía a si misma mientras algo o alguien en su mente le respondía "pero esta farsa es lo que te da vida y te ayuda a llegar a tu meta" esa voz se lo repetía una y otra vez como si ella ya no lo supiera, estando perdida en sus pensamientos y apunto de soltarse a llorar, pudo distinguir de nuevo la estúpida música del móvil por encima del ruido del bar -El Refugio- y hasta ella hubiera soltado una carcajada con solo pensar lo literal que en ese momento ese nombre era por que ese local era su refugio del mundo, con el poco buen humor que le quedaba decidió atender, salió, estaba haciendo frio pero le dio igual salir sin chaqueta, tenia prisa por terminar con quien sea que la llamara atendió no sin antes maldecir mentalmente.

"Bueno, espero que sea realmente importante y alguien se este muriendo" no le importo lo que el oyente pensara, estaba de muy mal humor y su respuesta no podía ser mejor.

"Montserrat" Era esa voz SU voz nunca la podría confundir pues esa misma voz hace un tiempo le había dicho las mas bellas palabras de amor.

"Montserrat, ¿Dónde estas?" demando con ese pequeño deje de autoridad tan característico en él.

"¿Por...Por qué me llamas? ¿Qué quieres?" se maldijo pues su voz salió rota, sin fuerza, era un sonido casi estrangulado debido a las lágrimas contenidas.

"Necesitaba saber como estas, no te e vuelto a ver, tus amigos me odian, me preocupas" escucharlo decir esas cosas le dolió muchísimo, pero aun mas la hirió el saber que eran mentiras, Montserrat exploto tenia que decirle todo eso que tenia en su corazón hace tanto tiempo.

"Veo, ahora te preocupo, ahora que no somos nada, mierda deja de mentir por una vez en tu vida, si en el pasado cuando éramos algo no te preocupe, ¿Por qué ahora si?..¡Contéstame maldita sea!" a estas alturas de la conversación las lagrimas ya nada las podía detener y las hacia mas fuertes el hecho de que él no contestaba, ese silencio la mataba "maldición Lucas contéstame" ella nunca le había hablado así pero necesitaba respuestas, no podía aguantar mas el silencio, esos segundos le parecieron eternos hasta que por fin el suspiro y le contesto.

"siempre me has preocupado, siempre y eso nunca, escúchame bien, nunca lo pongas en duda y si no me crees no importa, mejor dime donde estas, voy por ti" su voz sonaba herida, preocupada.

"Eso no te importa"

"No lo hagas mas difícil, dime donde carajos estas"

"Para que lo quieres saber no es TU problema" ella y él sabían muy bien que a pesar de su forma de hablarle ella terminaría cediendo, siempre era así solamente ella era la que daba.

"Por favor, dime" su voz sonaba triste, ella no pudo mas y le dijo la verdad.

"Estoy en el refugio, tu bien sabes donde es" sin mas ella colgó, de nuevo había cedido, ella sabia que lo mejor era irse antes de que llegara pero no podía Lucas era su todo y necesitaba verlo una ultima vez, se adentro de nuevo en el bar, siguió bebiendo sin importarle, no supo cuanto tiempo había pasado y mucho menos cuanto había bebido, pero se dio cuenta cuando él llego, lo podía sentir, sin pensarlo ella giro y lo vio hay en todo su esplendor y mucho mejor de cómo lo recordaba, no pudo evitar recorrerlo con la mirada.

Tenia su cabello castaño un poco mas largo de lo normal, sus expresivos ojos azules se veían sin vida y con unas ojeras enormes, pero a pesar de eso se veía igual o más bello que antes, sus facciones seguían siendo hermosas, cualquiera lo envidiaría, pero esta vez no estaba vestido con sus costosos trajes hechos a medida, en cambio llevaba un jean desgastado casi roto, una camiseta y unas converse que parecían cuadrarle mas a ella que a él. Se le veía cansado pero hermoso y ella se maldijo, como no se dio cuenta que el no podía ser para ella, el debía estar con Ely esa mujer de una belleza que deslumbra a cualquiera, ella era la mujer que debe estar amándolo, ellos eran el uno para el otro, mientras Montserrat no era nada junto a él.

Todo entre ellos eran diferencias, ella apenas empezaba su vida, mientras él bien le podía llevar mas de diez años y no era exageración, en toda su historia juntos siempre hubieron diferencias abismales, él ya pasaba de los treinta, mientras apenas ella hace unos meses había cumplido su mayoría de edad, él era un egresado y catedrático en la universidad donde ella estudiaba y hasta ahora empezaba su vida universitaria, él era la oda a la paciencia y el orden, mientras ella ni siquiera podía recordar donde estaban sus llaves, él siempre tan bien arreglado y ella con sus converse rotas, sus jeans desgastados y su chaqueta preferida, pero a pesar de todo esto ella sabia que Lucas lo era todo para ella, su sol, su luna, sus ganas de seguir, el amor de su vida a quien le había regalado su primer beso, su primera vez, ese que le brindo el placer que solo un hombre experimentado puede dar, el dueño de su cuerpo y su alma, aquel que desde que lo vio le robo el corazón, no supo cuanto tiempo lo miro, solo supo que quería llenarse de él por que sabia que esta era la ultima vez que lo iba ver.