- ¿Es normal, algunas veces odiarse a sí mismo?Si solo pudiera quitarme esta jaqueca, por dios, es como tener un taladro en el mismísimo cráneo. El reloj marcaba las 2:46 am, excelente hora para esta molestia. Tal vez en estas tres horas y catorce minutos que me quedan de sueño les pueda contar lo jodido que se ha convertido mi vida.
Verán, mi nombre es Ethan tengo 16 años soy un chico normal, muy delgado, ojos café y un completo inadaptado social. Mi vida fue perfecta hace ocho años atrás, tenía a mi madre, una hermosa casa, estaba en la mejor escuela y un padre ejemplar. En la actualidad, no tengo ni amigos, ni madre y mi padre intenta solucionar todos los problemas con el alcohol. Me despreocupo de buscar amistades. Aunque solía contar con Max Brown quién era mi vecino y nos conocíamos de toda la vida, pero poco a poco se fue desvaneciendo nuestros encuentros a raíz de la muerte de mi madre, cuando me encerré en mi propio mundo, tanto que hasta algunos psicólogos lo confundieron con autismo. A la final nos dejamos de tratar completamente cuando me mudé al gueto de la ciudad.
Volviendo a la actualidad, mi vida se basa en ir a la escuela, estudiar y trabajar de medio tiempo en una empresa diseñadora de software. Así pagar el alquiler de la casa y cubrir los gastos de mi padre. Lo bueno del encierro fue que me dejo mucho tiempo libre el cual me enfoqué en aprender informática, mi única cualidad.
Siempre fui enemigo de los grupos y filas de gente, me aferro a mi calidad humana, mi propia personalidad individual y definitiva. Podrán decirme antisocial, una parte de mi opina lo contrario. Pero el hombre adocenado, me asquea.
Hoy comienza mi último año de preparatoria, por fin se acabaría esta tortura. Me considero muy inteligente pero trato de no sobresalir en la escuela, solo me limito algunas veces en sacar los primero exámenes y dejar de ir cuando tengo las materias aprobadas, estrategia que me ha costado varias quejas con el director y de mi padre.
La jaqueca termina con un correo de Johanna Reven, mi psicóloga, confirmando la consulta de todos las semanas. Intentó buscar ropa limpia y logro encontrar una playera decente, agarro mi chaqueta y salgo al instituto.
El frio viento de la ciudad de Newcastle me recorría por todo el cuerpo, intentaba mantener las manos quietas en los bolsillos de mi abrigo mientras agarro el bus que me llevara al instituto.
A veces pienso que soy un fantasma divagando por esa grande estructura. Me siento como un observador omnisciente en ella, las pocas personas que desvían sus miradas son para reírse de mí atuendo gastado o mirarme extrañamente, no los puedo comprender, por más terapias con la señorita Reven no lograba encajar en esta sociedad es que la lucha de clases. Esa la lucha por clasificar y en contra de ser clasificado, al mismo tiempo que es, indistinguiblemente, la lucha entre las clases constituidas, no la podía comprender, en la actualidad las personas no luchamos como clase trabajadora, luchamos en contra de ser clase trabajadora.
Llegue hasta mi casillero y coloque con ayuda de cinta adhesiva el horario en la puerta, solo para que no se viera vacío. Intento apresurarme pero ya era demasiado tarde, la clase de biología avanzada había empezado. Al pisar el aula, escucha la voz de la profesora muy molesta y al voltear noto todas las miradas en mí, intento mantener la compostura y avanzar hasta la última fila.
Los murmullos no se hicieron esperar, acaso creen que soy el único con problemas. A mi lado está a Scott, un joven que desde los nueve años es acosado por su tío. Zara Beller, quien viste a su novio de mujer para tener sexo. Hasta la Sra. Manson, cuyo problema matrimonial la han llevado al borde el alcoholismo y suicidio. Mucho de lo que hoy se llama "crítica social" consiste en miembros de las clases altas que denuncian los gustos de las clases bajas; el entretenimiento procaz, la comida rápida, el afán consumista, al tiempo que ellos se consideran igualitarios.
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El Poder de la Sociedad
RomanceNos adentra en la sociedad actual desde la visión de Ethan un sobrio joven de 16 años con problema para las relaciones sociales, marcado por un oscuro pasado debilitante.