Capítulo 3: "Juego de seducción"

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Gokú estaba sumamente confundido a la mañana siguiente, ¿y si lo de anoche solo había sido un sueño?

Se frotó los ojos y se levantó perezosamente a darse una ducha.

Mientras tanto, Vegeta se despertaba en medio de los árboles mientras algunos animales se paseaban tranquilamente a su alrededor.

Se sentó de golpe cuando un venado se acercó y comenzó a lamer su mejilla.

Vegeta: ¡Ugh, maldito animal! –gritó muy asqueado limpiándose la cara.

El cuadrúpedo salió corriendo asustado.

Vegeta se levantó y se limpió el pasto de su traje.

Miró a su alrededor y vio la casa de Gokú a lo lejos. Inmediatamente recordó lo ocurrido a noche y se sonrojó muchísimo. No podría volver a ver a Gokú a la cara, ¡qué vergüenza!, ¡su orgullo!

Se llevó ambas manos al rostro y se maldijo una y otra vez por ser tan idiota.

Y caminó en busca de comida.

Cuando Gokú salió del baño, Milk le dijo que hoy habría un pic nic con todos.

Gokú: ¡Oh, genial!

Entonces, muy sonriente, fue a vestirse con su típica ropa cómoda: su traje de combate.

Vegeta realmente tenía mucha hambre, no quería comer carne cruda y las pequeñas frutas que encontraba no lo estaban llenando.

Intentó cocinar con fuego pero no podía ser tan paciente para eso, además aún sabía asqueroso.

                         +++

Minutos más tarde, todos sus amigos fueron en la nave de la peliazul, Bulma, a la casa de Gokú a disfrutar del pic nic.

Todos habían llevado comida para compartir con todos.

Obviamente había mucha para los interminables estómagos de Gokú y su hijo.

Se sentaron frente a un río e instalaron ahí todas las cosas para luego empezar a comer.

Y a unos pocos metros se encontraba Vegeta, quien, por su olfato, pudo reconocer que había mucha comida cerca.

Fue a ver y sintió como le rugieron las tripas al ver toda esa comida.

Aquello lo frustró mucho. Moría por sentarse a comer, pero no podía rebajarse a estar con esos terrícolas.

Vegeta: ¡Maldición, tengo hambre! –se quejó sintiendo cómo rugía su estómago.

Y sin querer, aumentó su ki ligeramente. Haciendo que Gokú lo notara.

Entonces, cuando Vegeta ya comenzaba a resignarse e irse, sintió a alguien detrás suyo.

Volteó y se topó con Gokú.

Vegeta: ¡Ah, Kakar...! —inmediatamente Gokú le tapo la boca para que no los oigan.

Gokú: No hagas ruido, Vegeta –le dijo en voz baja– Toma, come esto –le ofreció un poco de carne y jugo–, sé que debes estar hambriento –le dedicó una sonrisa amable.

Vegeta se sonrojó. No podía creer que lo estaba tratando como si nada hubiera pasado.

Vegeta: Ahh... Ehh... G-Gracias Kakarotto –aceptó la comida y se la comió sin más.

Gokú no debajo de mirarlo con una tierna sonrisa y a Vegeta comenzaba a incomodarle.

Vegeta: Emm... ¿por qué me miras tanto, Kakarotto? —preguntó sonrojado.

Gokú: Es que... eres... lindo –dijo muy naturalmente y acercándose peligrosamente a Vegeta.

Vegeta abrió ambos ojos como platos, muy sorprendido.

De pronto Gokú lo tomó de la cintura, acercándose mucho más.

Vegeta: K-Kakarotto...

Trataba de empujarlo pero era inútil, Gokú lo tenía atrapado. Y mientras más se resistía, más apretaba sus caderas contra las suyas.

Vegeta quería librarse, pero al estar atónito no podía pensar con claridad.

Gokú sonrió, le gustaba tener a Vegeta muy cerca suyo.

Vegeta ya estaba muy sonrojado, su estado de shock ya se había ido y ahora dudaba en golpear a Gokú o seguirla la corriente.

Sus pensamientos se le fueron arrebatados cuando comenzó a sentir el miembro de Gokú chocando contra el suyo.

Vegeta volvió a quedar paralizado. Gokú comenzó a acariciar su espalda y a mover ligeramente sus caderas contra las suyas.

Cuando veía que Vegeta se resistía, frotaba más su miembro y poco a poco iba cayendo en el placer.

Hasta que un fuerte gemido se escapó de los labios del principe justo cuando los amigos de Gokú se encontraban en silencio.

Ambos saiyajines se miraron asustados.

Bulma: ¿Qué fue eso? –se levantó y se acercó a donde estaban Gokú y Vegeta.

Vegeta, al sentir que estaba a punto de ser descubierto, corrió dejando a Gokú sólo.

Gokú, entonces, no tuvo otra mejor idea que tirarse al suelo y fingir que se había caído.

Bulma: ¿Gokú,  eres tú?

Se acercó más y pudo reconocerlo entre los arbustos.

Bulma: ¡Gokú! ¿Qué te pasó? –le preguntó  preocupada.

Gokú: Me caí –soltó una risa nerviosa.

Bulma: Ay, Gokú –rió–. Bueno, vamos o te perderás de la comida.

Gokú: ¡Claro!

Se puso de pie y la siguió. Miro para atrás y ya no había rastros de Vegeta.

Ya lo volvería a ver y terminarían lo que dejaron pendiente.

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¡Eeeey, por fin!
¡Ya salí de vacaciones! :)

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⏰ Última actualización: Feb 16, 2016 ⏰

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