Luego de que Freezer destruyera el planeta Vegeta, algunos Saiyajins se salvaron en diferentes lugares del universo sin saber que su hogar había sido destruido.
Nuestra historia comienza ahí, cuando un Saiyajin queda atrapado en La Tierra y no tiene idea de cómo volver a su planeta.
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Luego de las batallas contra Freezer, todo era tranquilidad ena tierra.
Casi...
Vegeta: ¡Estupidos terrícolas! ¡Yo soy un príncipe Saiyajin y tengo hambre! -gritaba defendiendo al búfalo que había cazado- ¡Es mi comida! -y de una sola descarga de poder los mató a todos.
Gokú: ¡Vegeta!, no es necesario hacer tal cosa -dijo muy molesto con él.
Vegeta: ¡Cállate Kakarotto! Ya déjame comer tranquilo.
Gokú lo observó unos instantes haciendo el ridículo por no saber cómo comer al animal.
Gokú: Oye -le dijo sintiendo pena por él-, ¿no te gustaría venir conmigo?, hay mucha comida -sonrió.
Vegeta se negó a escucharlo y se cruzó de brazos desviando la mirada.
Gokú: Vamos, no quiero que pases hambre.
Vegeta: No necesito que sientas lástima por mi Kakarotto. Ya vete.
Gokú: Pero Vegeta, sabes muy bien que no conseguirás nada, déjame ayudarte -le mostró una sonrisa acogedora y Vegeta tuvo que aceptar al sentir su estómago rugir.
Entonces fue con Gokú a Kame House.
Krilin: ¡Gokú, estás aquí! con... ¡¿Vegeta?! -se alarmó.
Gokú: Tranquilo, sólo quiere algo de comer es todo, yo mismo lo invité.
Nadie se sorprendió al ver que Vegeta comía igual que Goku.
Luego de que todos saciaran su apetito, Vegeta salió de la casa y estuvo de pie un rato mirando el mar.
Gokú se le acercó y lo llamó.
Vegeta: Ni creas que te daré las gracias Kakarotto.
Gokú: No, no vine por eso. Sino porque... quería saber si te gustaría entrenar conmigo -dijo Gokú ligeramente sonrojado rascándose la nuca.
Vegeta se sorprendió bastante al oír eso.
Vegeta: ¡Por supuesto que no, insecto! -gritó- No me rebajaré a tus tonterías.
Y Gokú tornó su rostro muy triste y bajó la mirada.
Gokú: Bien, supuse que dirías eso... -susurró triste.
VEGETA
Ya se estaba marchando cuando, por primera vez en mi vida, me sentí culpable de hacer sentir mal a alguien.
Esto es lo más extraño del universo. ¡Jamás había sentido algo así!
Me siento débil ante la ternura de este Saiyajin, ¿por qué?
Un momento...
¡¿En qué estaba pensando?!
¡¿Ternura?!
¡Ugh!
Pero bueno, algo me decía fuertemente que debía ir con Gokú.
Yo: O-Oye Kakarotto...–qué vergüenza siento de mi ahora– Está bien, vayamos a entrenar.
Él se puso muy contento y sonrió de oreja a oreja.
Gokú: ¡Excelente! –exclamó y me ofreció la mano sonriente.