Esa misma noche, andaban volando de regreso a la casa de Gokú o Milk le gritaría por llegar tan tarde.
Gokú: Oye Vegeta, ¿dónde has estado pasando las noches?
Vegeta: En el bosque.
Gokú: Oh no, eso es malo.
Vegeta: Ya me acostumbre –se encogió de hombros.
Gokú: Hmm... te diría que te quedes en mi casa pero a Milk no le gustaría nada.
Vegeta: No te preocupes, me da igual... Solo... estaré lo más cerca a ti posible –se sonrojó al terminar de decir eso, maldiciéndose por pensar en voz alta.
Gokú sonrió de oreja a oreja dándole un fuerte abrazo seguido de un beso en el cachete a Vegeta haciéndolo sonrojarse más.
Y continuaron su recorrido.
Cuando llegaron, Gokú no quiso despedirse de Vegeta.
Vegeta: Emm... ¿No entrarás a tu casa? –preguntó al ver que no se iba.
Gokú: Hmm... No, no quiero –se puso pensativo hasta que se le prendió el foco– ¡Ya sé, te acompañaré esta noche! –exclamó emocionado.
Vegeta abrió los ojos como platos.
Vegeta: Ehh... ¿No que Milk se iba a molestar? –dijo tratando de librarse de esta.
Gokú: Nahh, no creo que se lo tome tan mal es solo una noche –sonrió–. ¡Además estaré contigo!, ¿no te agrada la idea? –sus ojos reflejaban mucha ilusión.
Vegeta lo miró enfadado. Debía conservar su hombría, no podía continuar mostrándose tan débil ante él. Ya había sido suficiente ese beso.
Vegeta: No.
Los ojos de Gokú se apagaron inmediatamente y bajó la cabeza, triste.
Gokú: Mnpff –balbuceo–... Creí que te gustaría que te hiciera compañía –en verdad se puso muy triste– B-Bueno, adiós Vegeta...
Y entró a su casa.
Vegeta trató de no sentir pena y culpa de lo que acababa de ocurrir, pero simplemente no podía evitarlo.
Vegeta: ¡Maldita sea! ¡¿Cómo demonios fue que llegué a esto?!
Y entró al bosque para tratar de calmarse y distraer su mente.
Pero no podía, por más que intentaba de todo, seguía pensando en Gokú.
Mientras tanto Gokú recibía un pequeño regaño de Milk por llegar "tarde".
Milk: ¡Por Dios, Gokú! —susurró muy molesta para no despertar al pequeño Gohan— ¿Estas son horas de llegar? ¿Te das cuenta del mal ejemplo que le das a nuestro inocente hijo? ¡Pronto se convertirá en un rebelde como su padre! —exageró preocupada.
Gokú: Calma Milk, perdoname por llegar a estas horas, es que estuve entrenando con Vegeta.
Milk: ¡No puede ser! ¡Lo único que haces es entrenar!
Horas después Gokú ya estaba en su cama al igual que Milk.
Milk había decidido dormir con Gohan porque estaba muy molesta con Gokú, así que él se encontraba solo.
Mientras tanto Vegeta ya estaba apunto de colapsar sin poder conseguir el sueño.
Y no aguantó más.
Se dirigió a la casa de Gokú y buscó su habitación por las ventanas.
Y ahí lo vio: recostado en su cama, destapado y sólo.
Vegeta sentía ganas de entrar y despertarlo, hablar con él o aunque sea solo estar con él.
No iba a disculparse ni de chiste pues eso sí sería "caer muy bajo" para el príncipe Vegeta.
Así que abrió la ventana y entró lentamente tratando de no hacer ningún ruido.
Dejó la ventana semi abierta por si Milk o alguien entraba y así poder escapar rápido.
Se sentó a su costado cuidadosamente y lo observó.
Sus ojitos cerrados, la respiración calmada y sus labios entreabiertos lo hacían lucir muy tierno.
Y claro, como una presa fácil para Vegeta.
Y dudoso, acercó su mano a su mejilla y la acarició con cuidado descubriendo que su piel era sumamente suave.
Se acercó más a él y con mucha curiosidad tocó su cabello alborotado.
Su mano bajó tocando su pecho que subía y bajaba al respirar.
Bajó más y ya había llegado a sus pantalones cortos de dormir que mostraban unas piernas muy bien formadas.
Tratando de no despertarlo, acercó con algo de miedo su mano a su miembro, tocandolo muy suavemente por encima de su ropa con un sólo dedo.
Gokú soltó un pequeño gruñido aún dormido.
Pero Vegeta no se detuvo.
Mientras menos miedo sentía, más fuerza ponía en su mano, masajeando el miembro de Goku de arriba a abajo.
Gokú comenzó a respirar más rápido cada vez, moviendo lentamente su cabeza y gruñendo por momentos mientras empezaba a excitarse.
Y Vegeta no pararía.
Empezó a masajearlo más fuerte y más rápido hasta que de pronto Gokú despertó sobresaltado.
Gokú: ¡Ah! —soltó un gemido.
Y vio a Vegeta con la mano ahí abajo, mirándolo asustado y extremadamente sonrojado.
Gokú: Ve... Vegeta... —a penas pudo decir— ¿Q-Qué haces? —se sonrojó también.
Vegeta: E-E-Eh... —"Demonios" pensó.
Y salió de ahí lo más rápido que pudo.
Ya saben, a velocidad luz.
Dejando ahí a Gokú completamente confundido y atónito.
Vegeta se maldecía una y otra vez cuando ya estuvo en el bosque.
Lo había arruinado...
¿O no?