Capítulo I

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− ¡Lo hemos conseguido! Al fin papa, he cumplido tu sueño - todo estaba lleno de vegetación, todo era tan salvaje, no cabía duda de que habíamos viajado al pasado. Me había quedado tan atónito con aquel paisaje tan fantástico que no me había dado cuenta de que lo único que quedaba de la capsula en la que habíamos viajado eran pequeños fragmentos de ella. Mi asiento estaba clavado en la arena, intenté desabrochar el cinturón que me sujetaba a él pero no pude, estaba atascado. Entonces el asiento empezó a hundirse en la arena.

− ¡Joder! ¡Arenas movedizas! - el asiento se hundía rápidamente y seguía sin poder moverme por culpa del dichoso cinturón. Miré a mí alrededor para ver si encontraba algo fuerte a lo que agarrarme pero los árboles eran demasiado altos. Pero entonces vi la solución a mi problema, a mi lado derecho había un trozo de metal bastante afilado con el que lo podría cortar. Lo agarré y lo corte lo más rápido que pude, saqué las piernas de la arena con dificultad y me subí al asiento y de él salté a una roca que había a varios metros de donde estaba yo.

− Menos mal, pensé que no lo contaba. Que verde es todo, parece mentira que así fuese la Tierra - los árboles alcanzaban los cincuenta metros fácilmente. Veía especies de plantas que no había visto en mi vida, pero no podía entretenerme en eso ahora mismo, necesitaba encontrar a mi equipo.

− ¿Dónde estarán los demás? - me pregunté a mi mismo. Subí una pequeña colina para ver si tenía una mejor vista y en ese mismo instante encontré parte de la máquina, bajé corriendo y la registré. No parecía haber nadie cuando de repente a unos metros de allí vi algo que me impactó.

− ¿¡No puede ser!? ¿¡Marc!? - hallé su cabeza y un brazo dentro de un enorme charco de sangre − ¿Quién ha podido hacer tal atrocidad? - algo llamó mi atención entre tanta sangre, me agaché, lo cogí y lo examiné detenidamente. En ese momento supe que no era una persona la que había hecho esto.

− Un colmillo - estaba curvado hacia atrás, con un margen posterior en forma de sierra. Escuché una especie de pasos por detrás de mí. Me di la vuelta despacio sin hacer movimientos bruscos. A unos palmos de mi tenia al velociraptor que había desmembrado a mi compañero. Su portentosa garra modificada le servía para desentrañar a sus víctimas. Sus dimensiones reducidas y su estructura del esqueleto le hacían ser un cazador ágil y rápido. Debía medir menos de un metro, pero como estaba agachado estábamos a la misma altura. Su cuerpo estaba cubierto por plumas de distintos colores.

Estaba fascinado a la vez que horrorizado, tenía el morro manchado de sangre que aun goteaba. Entonces abrió la boca y se abalanzó sobre mí, rápidamente agarré un pequeño tronco y se lo coloqué horizontalmente entre los dientes para que no me mordiera.

− ¿John? - Escuché nombrar mi nombre - responde John ¿Estás ahí? - era Richard, mi hermano, me hablaba desde el Walkie Talkie que estaba cerca de donde cayó parte de la cápsula. Me dispuse a levantarme cuando de repente sentí como la garra del velociraptor se me clavaba en el gemelo izquierdo.

− ¡¡Aaaahhh!! - se deshizo del tronco y antes de que se abalanzara a morderme, le di tal patada con la pierna derecha que voló por los aires hasta llegar a chocarse contra una roca a varios metros de donde estaba. El golpe debió de haberlo matado o habría huido porque no volvió a por mí. No sabía ni siquiera como había hecho eso pero no me lo pensé dos veces y corrí arrastrando un poco la pierna izquierda.

− Hermano - dije por el Walkie Talkie - lo hemos logrado.

− ¿En serio? Lo hemos conseguido - de fondo se escuchaba a todos los que habían participado en este proyecto celebrándolo.

− Pero hay malas noticias.

− ¿Qué pasa?

− La máquina de teletransporte temporal se ha roto y no podemos volver; Marc Queen ha muerto, un velociraptor lo mató, y no sé donde están los demás.

− Te prometo que volveremos a construir otra y os traeremos de vuelta. Por ahora sobrevive hermano, tienes unas hijas a las que tienes que ver crecer.

− Confío en ti, dile a Ashley que estoy de viaje y que tardare en llegar a casa.

− Tranquilo. Por cierto John, se me olvidó decirte antes de irte que hice unas modificaciones en tu traje, por si acaso ya sabes.

− ¿Qué clase de modificaciones?

− Incrementa tu fuerza y tu velocidad. ¿Ves la luz que hay en tus guantes?

− Si.

− Están conectados a tu cerebro, gracias a unos impulsos nerviosos que transmiten a través de tus brazos. Si la luz esta amarilla es como si fuesen unos guantes normales pero cuando se ponen en rojo los guantes mandan un impulso tan grande a tu cerebro que se activa el cien por cien del mismo y manda otro impulso a todo el cuerpo, activando así durante unos minutos todos tus músculos.

− Lo que significa una fuerza sobrehumana durante un rato corto.

− Exacto.

− Eres un ge... − sentí un fuerte golpe en la cabeza, lo único que recuerdo es caer de bruces al suelo y ver unas botas negras.

− ¿Shein? - fue lo último que escuché decir a mi hermano antes de desmayarme.

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Esta es la segunda historia que escribo, desde pequeño quise ser paleontologo y conocer cosas sobre los dinosaurios. Toda la información que se da en la historia sobre los dinosaurios es sacada de libros, y de alguna web de internet que yo se que son fiables. Si algo de lo que escribo no es correcto, haganmelo saber para que yo lo pueda corregir.

ADIOOSSSSSS y espero que les guste.





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