Capítulo 1: ¿Todo listo?

25 3 0
                                    

Había pasado un año. Un año exacto desde que Kirtash, Victoria y Jack habían abandonado Idhún. Las cosas desde entonces no habían cambiado demasiado, a excepción, por supuesto, de la ausencia de sheks y demás criaturas.

Después de todo lo ocurrido, Jack, Kirtash y Victoria se instalaron en la Tierra. De vez en cuando volvían a Limbhad para visitar a Shail y Alsan, siempre y cuando estos no andaran con mucho trabajo, siempre ocupados con algún proyecto.

En cuanto al cuidado de los niños, todo fue un poco caótico al principio. De acuerdo a las leyes terrestres, Jack y Victoria vivían juntos en una casa a las afueras de la ciudad, y cuidaban de sus hermanos pequeños, ya que su joven edad les impedía adquirir el título de matrimonio y la responsabilidad de padres. Como era de esperar, Kirtash decidió vivir por su cuenta por múltiples motivos. Por necesidad, ya que su parte shek le exigía esa soledad, pero principalmente porque las leyes de la Tierra no permitían que una mujer viviera con dos hombres (tampoco hubieran creído que uno de los hijos era de Jack y de Victoria y el otro de esta y Kirtash, pero así de cerradas son las mentes humanas.), y porque habría sido bastante incómodo para los momentos de intimidad de las parejas.

Pese a esto, Kirtash acudía a menudo a visitar a Victoria, y como era de esperar, también pasaba tiempo con su hija y compartía momentos de intimidad con la joven, siempre y cuando Jack no estuviera presente (supongo que todos sabemos lo celoso que llega a ser Jack, y avivado por su fuego de dragón, a saber si se enzarzaría en otra de sus peleas con Kirtash.).

También iban a Idhún, donde Eva y Erik (los niños) se quedaban cada vez más maravillados con toda la magia que había allí.

Así transcurría la vida para la famosa Tríada, y ese día, aniversario de la muerte del Séptimo, los tres jóvenes y sus pequeños se disponían a viajar a Limbhad para recoger a Alsan y a Shail. Desde allí irían a Idhún, ya que habían sido invitados a una gran fiesta de celebración.

Jack estaba muy atareado preparando todo para la ocasión. Victoria y Kirtash habían salido a dar un paseo (en un momento no muy oportuno para Jack), y el chico tenía que cuidar a Eva y a Erik, además de controlar que todo estaba listo para marchar. Iban a ausentarse una semana, y tenían que pedir todos los días libres en el trabajo adelantados. Esto suponía convencer a su jefe, y Jack sabía que tendría que hacer uso de todo su encanto para que el otro accediera.

Cuando volvieron Kirtash y Victoria, Jack estaba maldiciendo a su jefe, que era muy estricto con el tema de la puntualidad.

-¡Maldito cabrón, que no puede darnos ni una semana de descanso! Seguro que sus padres le amargaron la vida de pequeño y ahora la paga con el mundo, más concretamente conmigo y...

Victoria se acercó a Jack y lo abrazó con cariño. Kirtash, como siempre que eso sucedía, desapareció en el momento más oportuno.

-Jack, tranquilo, hablaré yo con él- este le pasó el teléfono de mala gana- ¿Si? Señor Anderson, sé que es un caso no muy solicitado, pero la cuestión es que es una emergencia familiar...

Al cabo de unos minutos, Victoria colgó el teléfono y miró a Jack con expresión triunfante.

-¿Lo ves? Ya estamos listos.

Jack sonrió y pensó que, con la luz que Victoria desprendía incluso al hablar, convencería a cualquier persona de la locura más absoluta. Era preciosa.


Idhún: el regreso de los 7 diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora