Me acerqué a mi padre como si no quiere la cosa, como si pudiera sacar algún acuerdo de todo, aunque sabía que era imposible. Estaba arreglando sus miles de cámaras fotográficas que tiene.
-Mi madre me contó que vienen invitados.- dije sentándome en la cama matrimonial de su pieza.
-Sí, probablemente no te acuerdes de ellos, fuimos a su casa en Punta Arenas cuando tenías seis.-
Me acordaba del viaje pero sus rostros aun eran desconocidos.-¿Y cuando llegan?-
-Mañana en la noche.- "Un día" pensé. Tenía sólo un día para disfrutar mi cama. Intenté disimular mi rostro de pánico. -Hay que ver donde vamos a poner la carpa para que ustedes duerman.- dijo despistado, sin sacar la vista de lo que hacia.
-¿Y la familia amiga, de dónde viene?-
-Somos todos amigos de la universidad, ellos vienen del sur también, Amanda la conocimos por Antonio y su hijo debe tener la misma edad que Chace, Ignacio creo que se llama.-
No me importaba sus estúpidos nombres, no quería dormir en una carpa con todos los insectos enemigos que hay rondando por ahí.
-¿Sabías que a Chace le gusta la fotografía? No es lo que estudia pero le gusta bastante, ha tomado algunos cursos en la universidad de Punta Arenas, quizás formen lazos y tengan de que hablar.- me miró sonriente, aún con sus manos metidas en sus cámaras.
Yo por mi parte estudio Cine en la capital del país y la fotografía siempre me ha gustado, igual que a mi padre. "Quizás no sea tan malo" pensé por un momento.
-Quizás. No prometo nada.- respondí testaruda al pensar que quizás, solo quizás sería bueno compartir con alguien que pueda enseñarme fotografía. -¿Qué pasó con el marido de Serena?-
-No viene.- dijo cortante. -Se separaron.- levanté las cejas intrigada por su reacción, pero no le di más vueltas.
Volví a mi habitación con un rostro de tres metros.-Muy malas noticas.- dije entrando a mi querida pieza.
-¿Qué pasa, quién se ha muerto?- respondió mi prima quien se hallaba en su cama escribiendo.
-Llegan mañana en la noche.- dije con la mueca más grande de mi vida.
-¿Mañana?- mi prima dejó lo que estaba haciendo luciendo más entusiasmada de lo que esperaba.
-¡No sonrías!- mi ceño estaba fruncido y mis manos se posaban en mis caderas como jarras. -Ellos son los enemigos, ¿Recuerdas? ¿Carpa? ¿Frío? ¿Bichos?-
-Sí, los viejos lo son, ¿Pero los hijos? No señor.-
-¿Y qué te hace pensar que serán lindos, o incluso simpáticos? Que tengan nuestra edad no significa que lo sean.-
-Me apego a mi teoría del apellido Carolina.- dijo levantando sus palmas al techo. -Y tenemos 21 querida, no me metas un año más.-
-Ridícula.- dije ahora sonriendo. -Te queda poco para los 22, y te apuesto que no son más guapos que los hombres que ya conocemos.-
-Quizás tengas razón, pero déjame soñar ¿Sí? Ultimamente mis sueños son lo mejor que tengo.- puse los ojos en blanco divertida y me recosté en mi cama abrazándola.
-Te extrañaré querida amiga.- dije teatralmente.
-No seas tan melodramática, nadie ha muerto por dormir en una carpa.-
-Eso no lo sabes, puede haber una araña venenosa ahí afuera esperando clavar sus colmillos en mi piel.-
-Como lo puede haber aquí mismo en tu pieza.- la miré alarmada pero ella soltó una risa sonora. -Tienes que verlo como una expedición, vamos.- dijo al ver que enterraba mi cabeza en la almohada.- Será divertido.
-Divertido mi trasero.-
-Aguafiestas.-
-Hippie.- le dije lanzándole un cojín que tenía a mano.
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No me conozcas
RomanceEl verano de Carolina cambiará por completo al conocer al hijo de los amigos de sus padres, ese idiota con ojos seductores, pero no dejará que le arruine su verano, o al menos eso intentará.