Capítulo 4

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-Eres tú- dijo en un susurro, descolocándome por un momento ¿Acaba de reconocerme? -No puedo creerlo, realmente eres tú, sabía que te iba a reconocer, escuchaba tu voz en mi cabeza todo este tiempo- sonreía, después de tanto tiempo finalmente sonreía, era tan genuina, tan hermosa.

-Córtate- comencé mi trabajo-Corta profundo, corta sin descanso, desángrate- continúe hablando, poco a poco metiéndome en su cabeza.

-¿Qué? ¿Por qué?- su sonrisa desvaneciéndose poco a poco, ojos neblinándose por el control que estoy ejerciendo.

-Corta tu piel, agarra la cuchilla firmemente y pásala más fuerte- continuaba sumergiéndome en el mar azul de sus ojos, leyendo sus pensamientos y volviéndolos míos.

-No- gritó- Por favor no lo hagas, no me hagas esto, lo siento mucho, por favor te lo ruego, dame una oportunidad, no me hagas esto- suplicaba con lágrimas en sus ojos, tratando de sostener mi mano.

-Tú lo has buscado- alejé mi cuerpo de ella y continúe hablando- Has desperdiciado la oportunidad que te di tiempo atrás así que paga las consecuencias, sostén la cuchilla, guíala hacia tu cuello- continúe y poco a poco vi cómo comenzaba a dar frutos mi deseos.

-Lo siento- trató una vez más, lo ignoré y seguí ordenándole lo mismo- Te amo- dijo mientras su mano velozmente cortaba la yugular.

Detuve mis palabras, la observé perplejo ¿Me amaba?, ¿Cómo podía amarme cuando nunca me vio? ¿Realmente me amaba? Arrepintiéndome comencé a tratar de despertarla, lágrimas salían sin detenerse ante la frustración al no conseguir que abriera sus ojos. Comencé a gritar suplicándole que volviera, que regresará junto a mí de nuevo pero por más que lo intentara no pude salvarla. Besé sus labios cómo siempre quise hacer, cerré sus ojos y la abracé fuertemente antes de desaparecer.

Luces azules y rojas iluminaban las habitaciones de aquel frío hogar, ojos curiosos y fisgones observaban la situación queriendo saber lo que sucedía, gritos y sollozos se escuchaban inundando todos los rincones de aquella casa y un ser invisible llora silenciosamente la muerte de su amada.


El llamado muerte, la etiqueta de la suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora