Prólogo: A pasos de un gran cambio.

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Cuando mi hermano vino a casa borracho, yo me encontraba en mi cuarto escuchando "Robbers", una canción que amo y me relaja, a veces. Sin embargo el volumen no estaba tan alto como para escuchar los gritos e incoherencias que gritaban allá abajo. Me quito los audífonos y me paro a contemplar mi espacio, mi habitación: un lugar no tan grande, un escritorio, una cama, mi ropero.

Tengo la sensación de que algo saldrá mal. ¿Cuándo me he equivocado con respecto a presentimientos?

Me concentro y lo veo todo.


Mi hermano tirado en el piso con una botella de cerveza en la mano, (¿Cuántas habrá tomando para llegar al punto de quedarse así?) balbuceando y diciendo cosas que no tienen sentido mientas mi madre baja las escaleras y ve a mi padre sentado a un lado de él. Rápidamente mi madre corre para ver por qué está tirado pero a medio paso ya sabe lo que pasa.

Stephen tiene, cada mes, una borrachera. Siempre, sin falta alguna, se emborracha todos los meses. Cuando toma conciencia no recuerda nada de lo que pasó. Pero lo curioso es que siempre que tratamos de razonar con él y decirle que no debe ir tomando como si nada... Siempre responde "Pero yo no quiero hacerlo..." y después se queda callado hasta el día siguiente y no se comenta nada de lo sucedido. Ésta vez, fue diferente, no del todo, pero lo fue.

-Stephen, cariño, levántate.-Dijo mi madre, arrodillándose al lado de él.

-Déjalo Mary, lo cargaré.-Ofreció mi papá.

-Robert, ya está pasando todos los meses y el chico no aprende.-Le dice a mi padre.

-Ahora no es momento de discutir esto, lo hablaremos mañana con él.-Contestó.

Entonces mi papá trata de levantar a Stephen y lo carga. Me desconecto de dicha visión ya que mis ojos se ponen azules y tardan como treinta segundos en volver a su colo original: marrón castaño. Se escucha una cama resonar y una puerta golpear. Luego mi papá entra a mi habitación.

-Hey, Adren.-Me saluda. Siempre me saluda así, desde pequeño.

-Hey, papá.-Le respondo.

-Oye... Supongo que escuchaste lo de abajo.-Me dice y se frota la nuca.-Pasó otra vez, ya no sé qué hacer con él.

-Pues... Yo menos, eres nuestro papá, y nosotros somos tus hijos.-Contesto.

-Y la tierra es redonda y todos los días nacen personas y muere otras.-Me dice en forma irónica.

-Hey..., solo que, yo tampoco sé qué hacer.-Hago una pausa.-Últimamente, me he tratado de acercar más a él, preguntarle si tiene problemas o cosas que no puede solucionar. Nunca me responde o me cambia de tema. Pero yo me siento... Incompleto acá. Tal vez él también. A veces lo cambios son necesarios.

-Sugieres...-Dejó ahí la idea.-Es mucho por una noche, hasta mañana hijo.-Se despide y me da un beso en la mejilla y me frota el cabello.

Creo que necesito un cambio, no sé por qué, pero el colegio y el ambiente actual me tiene como loco. Bueno siempre estoy así. Escucho conversaciones que no debo, veo cosas de las cuales me arrepiento de ver, predigo cosas, a veces me siento tan... ¿Repleto? que siento que un día de estos estaré bajando las escaleras, saludaré a mis padres y luego explotaré. Algo casual.

Es demasiado por una noche, como dijo mi papá. Apago las luces y me sumerjo en un sueño profundo.

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Me despierta el sol, ya que acostumbro a, en la noche, bajar las cortinas. Me despierto y como siempre, escucho bulla. No la escucho, la siento. La siento dentro mío. Siempre que despierto me despierto con un gran "Toma, escucha". Mi conexión con el mundo exterior me vuelve loco. Escucho conversaciones, pensamientos. Todo se hace más y más intenso, pero sé que parará en algún momento. Lamentablemente no fue así.

Conectados: Conecta tu cuerpo al límite.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora