Que al incumplir las reglas todo salga bien, no te garantiza que la segunda vez vuelva a ser así. Siendo honesta, me encantó romper las reglas aquél día, me sentí como si nada fuese realmente importante por una vez en mi vida.
Por eso volví a hacerlo, mi corazón indomable necesitaba volver a sentir esa adrenalina. Empezó a convertirse en una droga. Sin darme cuenta, mi actitud cambió drásticamente, de ser una 'señorita' a ser la persona más rebelde del instituto, y la verdad, me sentía genial. Nadie intentaba hundirme y si lo hacían, sabían que aquello sería su perdición. Enterré aquella niña llorica para que pudiera nacer la reina de la rebeldía.
Empecé por mi imagen, vestía de colores oscuros y me hice un piercing en la nariz. Continué por llegar tarde a clase y contestar mal a la gente. Más tarde, empecé a escaparme por las noches, a beber y a fumar. Fumar... Aquello hizo que me adelgazara y a partir de ahí los chicos me desearan. Y yo deseaba aún más fumar.
Mis amigas intentaban hacerme entrar en razón, pero Dios, aquello era demasiado adictivo para dejarlo. Todo el mundo hablaba de las fiestas bestiales que hacia en casa, y así me empezó a conocer todo el mundo. Parecía que mis redes sociales fueran a explotar de la cantidad de gente que me quería conocer. Y así fue como conocí a Damon, él era de los Drake World, un grupo que me pedía a gritos que me uniera a ellos. Al principio me resistí, me hice la dura, pero después de meses de insistencia, acepté. Madre mía... Su vida me encantaba, fiestas por aquí y por allá, drogas, alcohol... Me encantaba vivir de esa manera.
Hasta que una noche, Amber, la líder de los Drake, trajo consigo una nueva droga, 'cocodrilo'. Aquella substancia tenia fama de comerte tu propia carne. Damon me miró, queriéndome decir que no lo hiciera. Pero yo no tenía dueño, yo decidía si la ingería o no.
Ojalá le hubiera hecho caso. Ingerí la droga y al principio, al estar todos borrachos fue extraordinariamente divertido. En cambio, al día siguiente encontré mi cuerpo lleno de mordiscos y heridas, me sentía como si me hubiese atacado una manada de zombies.Me arrepentía de haberlo hecho, pero la gente como yo no suele admitir sus errores, así que cuando Damon me llamó le seguí la corriente de la forma más natural que pude y dejé de lado mis pensamientos. Al principio conseguí que la conversación fluyese, pero de repente, un agudo dolor hizo que mi cabeza se rompiera como mil pedazos de frágil cristal. Mi conciencia me había dicho basta.
Damon se dio cuenta y en pocas horas se encontraba en mi casa, sermoneándome sobre la noche anterior. Entonces yo asentí y admití que me había equivocado. ¿Me estaba volviendo una débil como en mi vida pasada? No podía ser.
Me levanté de la cama, sequé mis lágrimas y besé apasionadamente a Damon. Le deseaba, pero pronto terminó ese momento de placer y mi piel me abandonaba mientras yo le pedía ayuda a Damon. Me miró asustado y su única reacción fue correr al lavabo a buscar vendas y mientras me vendaba seguía reprochando mi actitud. Una vez vendadas mis heridas noté como esos trozos de tela blanca se iban desprendiendo de mí y no entendía la razón de ese echo.
Damon me miró asustado y mi reacción fue quitarme las vendas que me quedaban y descubrí que de mis venas ya no salía sangre, salí ácido. Grité horrorizada de mi propio cuerpo. Damon se fue a acercar pero no le dejé que lo intentara siquiera. Estaba asustada, no sabía que ocurría. Debería haberle hecho caso a Damon... Me arrepiento con todas mis fuerzas.
De pronto, noté como cada partícula de mi cuerpo palpitaba. Y mil energías llegaban a mi cerebro. En un acto reflejo salté por la ventana a causa de la locura que estaba viviendo. Me sorprendí al darme cuenta de que no tenía ni un rasguño, ni siquiera me dolían las piernas al haber caído de pie. Me quedé de piedra y empecé a correr. Corría y corría sin parar, sin ningún lugar fijo. Mis piernas se movían a la velocidad de la luz, no las podía controlar.
Damon asustado llamó a la policía pero para cuando empezaron a buscarme yo ya había llegado al bosque y la luna cubría mi demacrado rostro. No había sentido algo parecido en mi vida, tenia miedo y no había nadie que me pudiera ayudar. En ese momento me senté en el suelo frío mientras por mis mejillas resbalaban las lágrimas. Entonces dirigí mi mirada hacia la izquierda y a mi lado un lobo albino observaba la luna inmóvil. Todo mi miedo se consumió cuando fijó su mirada azul en la mía. Era realmente hermoso.
Con paso lento se acercó a mi y se quedó a medio metro. Podía ver la luna reflejada en sus ojos, su aliento directo en mi cara, es como si en cualquier momento pudiera arrancarme la cabeza del cuerpo, pero en vez de eso aguantó su mirada con la mía, quieto.Ese hermoso animal me transmitía mucha paz y serenidad.
De golpe, dejé de mirale esos ojos azulados, y al bajar la mirada vi que tenia una anilla de color negro en la pata delantera derecha. En esa anilla estaba escrito el número diez. ¿Qué significado podría tener? Entonces recordé. Mi abuela murió el día diez de octubre de dos mil diez, y por ello me tatué el número diez en mi hombro derecho. Le daría vergüenza ver en lo que me he convertido, en un monstruo que no es capaz de llevar las riendas de su propia vida.
Me levanté y sacudí el polvo de la ropa, decidida a volver a enderezar mi vida, otra vez. Al entrar vi que Damon seguía allí, desesperado por saber donde había estado y como me encontraba. Al llegar me abrazó con todas sus fuerzas y yo le devolví el abrazo, pero al dar un paso atrás vi que el hermoso lobo me había seguido hasta llegar a casa. Parecía que nadie más podía verle, solo yo. Y aún así permaneció a mi lado, custodiándome cual princesa en una torre.
Demon empezó a preguntarme dónde había estado y si me encontraba bien, pero mis pensamientos no se podían apartar de aquel ser que me custodiaba. Damon, intranquilo decidió pasar la noche en mi casa, y se fue a dormir a la habitación de al lado, dejándome sola con el reflejo de la luna entrando por la pequeña ventana. Aquella noche no paré de dar vueltas en la cama, no podía dormir, seguía sintiendo la mirada penetrante del lobo en mi y eso me ponía de los nervios.
Así que decidí plantarle cara. Me acerqué a él y en un susurro casi inaudible le dije: '¿Que quieres de mí? No emitió sonido alguno, al contrario, guardó silencio, se levantó y salió de la habitación, deteniéndose en una foto de mi abuela ya fallecida que había colgada en la pared.
Y fue entonces cuando lo entendí todo. Bajé corriendo las escaleras que el lobo había bajado antes que yo y le perseguí hasta la puerta. Y cuando lo volví a tener delante lo abracé notando su suave pelaje contra mi piel. Así estuve en rato hasta que vi que de mis ojos empezaban a rodar lágrimas. Lo solté y él rasgó la puerta con su pata. Capté el mensaje al instante, así que la abrí y dejé que saliera al exterior.
Me miró por última vez y me pareció escuchar una suave voz que me susurraba: 'Susan, cuídate!' Asentí, y aquél lobo que parecía una bestia salvaje empezó a descomponerse hasta convertirse en luz.
Entonces comprendí que dentro de esa criatura se hallaba el espíritu de mi abuela difunta. Volví a casa, me tumbé en la cama y por mi mejilla resbaló la última lágrima de Susan la rebelde. Había nacido una nueva etapa para mí.
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RELATOS DE UNAS MELANCÓLICAS
Fiksi RemajaHola! Esta historia contiene breves pero a la vez intensos relatos escritos por MSheridan, Eva5er y por mi. Esperamos que disfrutéis leyéndolas tanto como nosotras lo hemos hecho escribiéndolas. Y ahora, sin mas dilación, que empiece el juego!