Stiles

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Últimos días en rehabilitación, ultimas horas en las que Derek estaría en ese lúgubre lugar. Lo primero que haría al salir sería buscar a aquel chico castaño de tez pálida con lunares que adornaban cada parte de su cuerpo, los cuales hacían que se viera tierno desde el punto de vista de Derek. El pelinegro estaba ansioso por salir, pues desde que estaba internado no pudo recibir ninguna visita y eso le entristecía.

Se vistió con sus pantalones negros, una playera de manga larga color azul y sus botas. Enrolló sus mangas hasta sus codos mientras salía de su habitación. Camino sigiloso por los solitarios pasillos de la institución. No había nadie fuera rondando por los pasillos salvo los ayudantes que daban sus rondas por el jardín.

Se detuvo abruptamente cuando llegó a su destino. Dio unos ligeros toques a la puerta de madera. Un simple 'pase' le bastó para abrir la puerta y entrar.

-¡Hey, Derek!-un hombre de no más de 30 años lo saludo como todos los días desde hace un año. Evan era rubio con pequeñas motas cafés, 1.70 de estatura, algo musculoso y con unas gafas que ocultaban unos ojos color miel que le recordaban a cierto castaño pero no con aquel mismo brillo característico de su Stiles.

Con un ligero movimiento de cabeza lo saludo y el pelinegro se recostó sobre el único sofá que había en aquella blanca habitación.

Como en todas sus sesiones anteriores con su psicólogo, Derek respondió pregunta tras pregunta que éste le formulaba. Al final espero con paciencia a que Evan terminara de hacer sus anotaciones en un bloc que siempre tenia en su posesión.

-Y bien Derek, ¿qué harás al salir de rehabilitación?-Evan le formuló aquella pregunta para dar por terminada su sesión.

-Buscaré a Stiles, tiene un año que no lo veo...-murmuro con nostalgia.

-Derek...-Evan hizo una mueca ante sus palabras, tal parece que el pelinegro había olvidado ese pequeño detalle.

-¿Si, Evan?-el pelinegro lo observo por algunos minutos que al ir pasando se le hacían eternos al de orbes verdes.

-Tú mataste a Stiles...-Aquellas cuatro palabras perturbaron a Derek, haciendo que se sentara de golpe en el sofá.

-Mientes, ¿verdad? Yo no pude matarlo. Stiles no quiso venir a verme, ese es el motivo de su ausencia.-Derek hablaba tan rápido que se le agotó el aire.

Sintió una ligera opresión en su pecho, justo donde estaba su corazón. Se tiro al suelo quedando sobre sus rodillas cuando en su mente le vinieron todos los recuerdos de aquel sombrío día. Respiró con dificultad y miro a Evan con los ojos llorosos.

-Habías estado en shock cuando te internaron. No comías, no hablabas...-Evan suspiró- simplemente no hacías nada.

Derek se quedo en la misma posición.-Dime que estás mintiendo, por favor...

-Quisiera, pero no...-Evan se levantó y de una caja sacó una chamarra roja. Derek la reconoció al instante, limpió las lágrimas que yacían sobre sus mejillas y tomó la prenda que le tendía Evan. Cerró sus ojos y olió la chamarra, aún se podía percibir la esencia de Stiles. La abrazo contra su pecho y volvió a recordar aquel 6 de Octubre.

Derek miró primero sus manos cubiertas de un líquido carmesí y después al cuerpo inerte que estaba sobre su cama. Se acercó con sigilo y observo aquellos los ojos que tanto amaba, habían perdido ese brillo tan característico del castaño. Quitó la navaja del estómago del de orbes miel y lo dejo en la cómoda a un lado de la cama.

Aún podía escuchar las súplicas de Stiles resonar en sus oídos. En esos momentos no recordaba el móvil exacto por el que había tomado su navaja y se la enterró primero en su pecho, desgarrando lo un poco, y luego en su estomago repetidas veces.

Derek se sentó as u lado a esperar a que alguien llegase pero nada. Pasaron horas antes de que el padre del castaño se hubiera aparecido en el umbral de la puerta mirando con horror el escenario que se le presentaba.

El pelinegro soltó un sollozo poco audible, seguido de otros. Recordó cada momento de ese día y de los siguientes. Como lo habían tomado por loco y lo había encerrado en esa casa de la risa. Los meses que siguieron fueron una tortura, recordando cada vez que cerraba sus ojos la sangre brotando de todas las heridas que le había provocado a su castaño.

Recordó también las veces que lo tuvieron que sedar para que lograra conciliar el sueño e incluso las veces que lo amarraron a la cama para evitar que él también se suicidara. En todas sus cavilaciones, le llegó un efímero pensamiento; "¿Por qué me están dejando salir?"

-¿Evan?-Derek posó su vista en su psicólogo, que hasta ese momento no se había ido de la habitación.-¿Por qué me están dejando salir? -formuló la misma pregunta que estaba rondando su mente.

-Para ser sincero, yo no lo sé. Debió ser por tu rotundo cambio en estos últimos meses-Evan se encogió de hombros. El rubio se acercó a él y palmeó su hombro.-Deja de recordar aquel día, mejor piensa en los buenos momentos con Stiles...

Con esas últimas palabras, Evan salió por la puerta dejando a Derek con su remordimiento. El pelinegro volvió a aferrarse a la prenda de color rojo, cerró los ojos y con una pequeña sonrisa en su rostro siguió el consejo del rubio, recordó todos los días, semanas, meses, en fin todos los momentos con su pequeño.

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2:20 am
Me gusta publicar a estas horas, ¿se nota? xD
Pero bueh ¿qué les pareció? :)

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