Ya la empezaba a echar de menos... El único problema que al no ponerle nunca atención junto la escasez de mirada que le lanzaba me hicieron olvidar cómo era. Llegue a un momento que no sabía ni tan solo el color de pelo que tenía. Esa situación me hacía sentir como un imbécil; por mi mente pasaban momentos donde ella me decía que era loco con ella. (Antes y después de probarla por primera vez). Nunca le hice caso; pensaba que era una estrategia que tenía para aferrarme y a su vida amarrarme... Y ahora me veo atado a ella.
Vivimos juntos y a la vez estábamos tan separados... Ya nuestros amigos que un día tuvimos pero que por mi culpa mía se alejaron la veía más entrar que salir en las discotecas no me reportaban nada por qué para ellos nuestra relación ya hacia mucho tiempo que había terminado.
Recuerdo a Tatiana... La consideraba mi mejor amiga; desde pequeños no perdonábamos un solo segundo sin jugarlo. La ventaja era que la tenía al lado de casa; nuestros padres se conocían desde su adolescencia.
-Tati, así le llamaban. Estaba un poco loca, a la hora de hacer cualquier cosa lo que menos le funcionaba era el icono de la vergüenza. Nunca se me olvida aquella noche del 23 de abril, por su cumpleaños, nos fuimos a pasar la noche en el bosque con el reto de dormir donde nos pillara el sueño y con lo que encontrásemos a nuestro alrededor.
Sobre las 3h de la madrugada, Doberman ( un viejo amigo que iba con nosotros y que tenía una cara de perro) sin miedo alguno coge una culebra y se la pone en la cara a Tati para ver su reacción. Lo que no supo es que ella estuvo despierta todo el rato sin inmutarse; dejó pasar media hora hasta ver al perro dormido.
Una vez entregado al sueño, cogió al reptil y se lo puso debajo de los pantalones.
"La verdad no sé si pasó justo cuando al perro tenía uno de sus múltiples sueños emocionantes y, la serpiente mordió, al ver eso caliente. Lo que sé que al otro día amaneció todo hinchado, no podían ni moverse".
La "jodia", junto a María, empezaron a seducirlo de una manera que hasta los árboles se movían para que se le pudieran los pelos de punta y sintiera bien ese dolor.
Entre que, como su nombre lo dice, Doberman cayó como perro que es. Sus gritos se escuchaban al otro lado del planeta pasando por los océanos.
-Que recuerdos-
Desde ahí no paré de recordar historias de mi adolescencia. Fueron cientos de cuentos ...
Me rodeaba un bienestar inigualable. Amigos era lo que más tenía. Amigos, amigos, no compañeros.
Se podía decir que era el alma de las fiestas, en todas estaba yo. No dejaba ir ninguna oportunidad. Pero ello me es raro amanecer al lado de lo que tanto voy queriendo, ella, que aseguraba, por qué ya no está, recordar el el día, mes y año de nuestro primer beso. -Teníamos 10 años, me decía.-PORQUE MI DIOS- sigo diciendo cada vez que recuerdo su nombre., Cada vez que lo veo. Ahora sufro como un loco.
Tengo su nombre,acompañado de lo puedo que ha sido su mejor fotografía, en cada trozo de pared de lo que ahora no se le puede llamar hogar.
La ventaja es que ahora nadie me puede llamar loco. -Nadie me visita-
Estoy siendo todo lo contrario a lo que algún día, quizás, quizo mi madre que fuera. Solía decir que era la mujer perfecta. Lástima que aquel accidente me la quitó, junto a mi padre que también la acompañaba. -Yo estaba en la parte atrás, a recostado en el asiento "largo".
10 años formándose un amor mutuo, padre e hijos, que se destruyó físicamente en milésimas de segundos...
3 meses después, después de inspeccionado por cada psicólogo de mi pequeña provincia, por fin encontré a una familia que por lo que decían, me estuvo buscando todo ese tiempo.4 de abril del 85. Fecha que no se olvida. Por más golpes que sufra en la cabeza, no se olvida.
Aquella tarde, mis monstruos con cariños limitado (tutores legales) me acercaban en un coche con un olor peculiar, a desesperación, a la casa de los de los señores "freiser".
Lo recuerdo porque solo se dirigían a ellos por ese apellido. Y también porque no me esmere en averiguar cómo se llamaban.Te mentiría si te dijera que en ese momento no me alegré. Se formó una especie de sonrisa en mi cara. Mi vieja amiga, sonrisa, que me abandono aquel día del aparatoso accidente pero que ahora apareció y iba aumentado mediante más cerca de "Mi casa" estábamos.
Todas las calles por las que pasábamos era las mismas por las que, con mi padre, circulábamos una y otra vez.
Incluso pasamos en frente de casa... Y no sabía si lo hacían para joderme por no haber dicho ni una sola palabra desde principios de septiembre y sonsacarme así una conversación que no pasaría de un -Hola, ¿Cómo estás?.
Seguido de -Puedes contarnos todo lo que quieras, estamos aquí para ayudarte en todo lo que podamos y necesites.
Por eso no me molestaba en gastar saliva.
Al final paramos en en la casa de al lado.
Fui el primero en salir, después de pelearme con la vieja puerta del apestoso coche. Y sin dudarlo corrí hacia mi casa, mi hogar, mi choza...
Est...Estephan. ¡Ven aquí!. Con voz de superioridad. Gritó ese gruñón "malfollado".
Sin inmutarme me di la vuelta y al poner la vista al frente estaban "mis tíos".
Los amigos de mis padres que vivían al lado.
Resulta que eran los famosos Freiser. No pasaba un día sin pasarme por su casa. Estaba loquito por su hija. Fue mi primer amor pero ellos no lo sabían.
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Poesía de su anatomía
RomanceNo hay descripción que pueda llegar a la dulzura de ir leyendo y descubrir lo que va pasando sin tener una noción previa.