Quedate...

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Ambos sentían el calor del momento, no iban a hacer nada indebido claro. Pero era inevitable que algo pasara. Mako bajo sus brazos hasta quedar en la cintura de la contrataría y la apega a él. Yoko al sentir el calor de su contrario, sus latidos, incluso sentía su respiración caer sobre sus pechos que estaban solo cubiertos por un brasier color negro. Esta se acerco levemente para besarlo en los labios, pero lo pensó por unos segundos y movió un poco sus labios para darle un pequeño beso en la mejilla derecha. Acto seguido recostó su cabeza en el hombro de él y cerro sus ojos, se relajaba de a poco. Se sentía tan bien estar junto a él, se sentía protegida, querida, totalmente a salvo. T simplemente no quería irse de su lado

Mako sabía que no debía hacer esto, pero dejó que ella se acomodara sobre él y este cerro los ojos unos momentos después de ella. Llevo sus manos hasta las nalgas de ella y entrelazo sus manos debajo de las mismas, para cargarla. Se levanto de la silla y camino hasta la cama

Al él levantarse Yoko movió sus piernas y rodeo la cintura de él para evitar caerse. Se son rojo gracias al tacto entre las manos de él y sus nalgas que traían solo una bragas negras. Pero no le daba mucha importancia pues confiaba en él y sabia que no tenia malas intenciones, de todas maneras si se pasaba tenia como defenderse.

Mako, una ves en frente de la cama, se saca los zapatos y se recuesta en la cama con cuidado, dejándola a ella encima de él. Se quedó mirando el techo mientras daba un pesado suspiro y llevaba su mano diestra a la cabeza de ella y empezaba a acariciar el pelo de su contraria con delicadeza t cariño. Ambos estaban muy a gusto con la compañía del otro. Sentían como si el mundo a su alrededor no existiera. Y Yoko empezó a musitar un poema, escrito por ella misma. Su voz seguía quebradiza y hablaba en tono de voz bajo - Una rosa negra es única, pura, y totalmente hermosa pero su único defecto es parecer que esta marchita. Por eso a pesar de su perfección nunca es apreciada como se debería, a tal esplendor oscuro. Por eso se dice que no ahí rosa con mas espinas que ma rosa negra, ya la han lastimado he ignorado tanto que ahora saca sus espinas para evitar que alguien la toque. Que alguien toque su base, lo que le da vida, su alma y solo deja que toquen su parte superficial, lo mas suave. Los pétalos que representan toda la oscuridad de la gente. Las rosas negras parecen marchitas... Porque por dentro ya lo están.. -

Mako quedó fascinado por aquel poema tan hermoso, se hacia muy evidente para él el amor que tenia ella hacia las rosas. Era muy inteligente, y creativa, poética, y Todo el mundo solo veía su aspecto. Solo tenían que conocer su otro lado, y les aseguro que encantaría al mundo entero. Mako, después de oír el poema la apego mas a él y empezaba a hablar sin pensar realmente lo que decía - Yoko.. No debería.. Pero creo que me gustas - se mantuvo en silencio unos segundos analizando lo que había dicho. Y al darse cuenta que no debió decirlo abrió los ojos como platos y volteo la mirada hacia Yoko. Iba a decir algo pero se detuvo al ver el rostro de Yoko, sus ojos. Ella lo miraba fijamente con las mejillas totalmente sonrojadas, ambos podían sentir el latido del otro que iban los dos a mil por hora. Yoko se separó un poco de Mako y él no la detuvo.

Los demonios tenían algo curioso, por lo menos en los clase Dogma y Omega que cuando tenían emociones muy fuertes parte de sus cuerpos se convertía en demonio en el caso de que estuvieran en forma humana. Así que a Mako le crecieron ya filmaron sus dientes y uñas. Esto hizo que se asustara y se levantara de la cama de inmediato viéndose a si mismo. Pero al voltear a ver a Yoko a ella le habían salido un par de alas, mas grandes que ella, de color blanco. Parecía mas un ángel que un demonio.

Ambos al verse quedaron completamente sorprendidos, mas que todo Yoko. Mako retrocedió unos pasos mientras bajaba la mirada y apretaba las manos - Yoko... Yo... -

La dulce voz de Yoko lo interrumpe - Me lo hubieras dicho antes - se acerca a él y lo abraza fuertemente a pegándolo a ella, esta estaba parada en las puntas de sus pies pues la diferencia de alturas era bastante. Mako quedó sorprendido ante esto y le corresponde al abrazo, rodeando su cintura pero nuevamente Yoko le interrumpe antes de que pueda decir algo susurrándole al oído - Creo que también me gustas Mako... -

Yoko separó el abrazo y se quedó viéndolo a los ojos por unos instantes. Las mejillas de ambos estaban de color rojo como una fresa. Y no podían creer lo que pasaba.

Yoko dio un paso atrás y respiro profundamente, así convirtiéndose de nuevo en humana o por lo menos en aspecto.

Mako se quedo en su lugar y sus dientes y uñas volvieron a la normalidad como si nada. Yoko volvió a acercarse a él y lleva su mano derecha hacia la diestra de él para tomarla mientras le miraba a los ojos - Mako, te enviaron a protegerme ¿verdad? -

Mako suspira y le responde de forma tranquila mientras baja la mirada y toma al tiempo la mano de Yoko - Así es... Y ahora que tenemos estos sentimientos.. No me puedo quedar Yoko.. No es correcto y lo sabes.. Estas comprometida... Con Vladimir.. Yoko.. Perdón... Princesa, no me busque.. Vendrá alguien más a cuidar de usted - sus palabras se entrecortaban pues sabía que tenis que irse pero no quería. Él suelta su mano y empieza a caminar a la salida de la habitación

Yoko rápidamente se coloca en frente de él y lo tumba al piso, quedando ella arriba de él y acerca su rostro al del contrario - Quedate... - después de decir eso rápidamente ha cerca sus labios a los de él y le planta un tierno beso en los labios

Mako queda sorprendido ante esto pero no podría rechazarlo, no quería, le corresponde al beso. Profundizándolo y haciendo que ambos de besaran de forma apasionada. Se mantuvieron así por un minuto mas o menos y se empiezan a separar mirandose a los ojos

Solo amor... Sobrenatural...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora