18 / Elokuu / 2015

13 2 0
                                    

Ella estaba más que lista para el primer día. Un pacto inocente que era muy probable de ser quebrantado ella había hecho desde hace unos meses, más bien desde ya casi un año, no era del todo su culpa, solo que ella ya estaba un poco cansada y prefería enfocarse de lo que pasaba en su universidad y calificaciones en vez de imaginar historias como lo será esta en su cabeza.

No, ella ya no necesitaba más el amor en su vida, o al menos por algún tiempo, a veces, si deseaba con todas sus ganas que alguien la abrazara tan fuerte que ella pudiera olvidar sus penas por al menos unos segundos. Pero, ella pensaba que eso no sería fácil de lograr, así que dejó todo pasar por su tiempo.

Ese día, ella decidió llegar temprano, conoció a sus futuros compañeros y logró una amistad al poco tiempo con algunos de ellos. Nunca había sido tan fácil hacer amigos siendo ella misma sin que nadie la cuestionara, ya que todos tenía muchos puntos en común y no les molestaba su forma de ser, no es que ella fuera una persona aburrida o muy extraña en altos niveles, pero en su anterior escuela, a veces pensaba que no encajaba, que simplemente era un error en aquella generación, en cambio, en esta, parecía que todos formaban un nuevo rompecabezas que se unía sin complicaciones, y eso le encantaba a ella, se sentía en casa.

En pocos minutos, alguien llegó, ella simplemente pensó que se había equivocado de salón, ya que vio como entraba al salón (cuando aun no era la hora de clase) y a los pocos segundos salía de nuevo con todas sus cosas. No decidió darle importancia y después todos entraron a sentarse a la primera clase de su carrera. Eran demasiados compañeros, y ella solo pudo alcanzar lugar en la última fila, así que dejo sus cosas en la banca, sacó un lápiz y una hoja y se dedicó a dibujar, en lo que todos se instalaban y dejaban de hablar; era lo que ella habitualmente hacía cuando aun no se sentía "tan cómoda" para hablar enfrente de todos y esperaba ser de las personas intermedias en hablar.

Ella levantó la mirada y miró a su izquierda al sentir la presencia de alguien, ese alguien, había sido el mismo que había entrado hace poco tiempo. Sus ojos pudieron notar en una milésima de segundo que era atractivo, pero costó mucho menos tiempo para que el profesor se diera cuenta y le llamara la atención para presentarse, aun menos tiempo para que sus mejillas se comenzaran a tornar a un rojo intenso y su temperatura comenzara a subir al igual que su ritmo cardíaco. Era un pánico escénico a decir cualquier idiotez y causar la impresión se ser una persona tonta cuando en realidad no lo era. Así que intento relajarse y mencionó su nombre, hobbies y el por qué de su elección en dicha carrera; después se sentó de nuevo y regresó a su hoja de papel, ella seguía sintiendo esa mirada pero no quería mirar, no quería tener un choque de miradas vergonzosa, solamente ignoró todo. Justo después de que ella se sentara, él, alzo la voz para presentarse. Irónicamente, él tenía uno de los nombres de su ex novio. Ella estaba escuchando todo lo que él decía, pero no lo veía para parecer que no le importaba y que mucho menos se había fijado en él.

Después de escuchar sus intereses en la carrera, ella sacó su teléfono y mandó un whatsapp a una de sus mejores amigas, obvio le comentó acerca de esos rizos y ojos verde amielados, de su voz, pero lo que más le había interesado era su punto de vista acerca de la carrera. Su amiga le dijo que tirara un lápiz cerca de él, pero ella moría de pena y sería muy estúpido, así que no hizo nada.

Cuando terminó la clase, ambos se fueron por sus lados separados, y aunque ella en el fondo deseaba conocer más acerca de él, algo en su interior de decía que simplemente lo dejara ir, que no tendría ninguna relación con nadie y mucho menos con alguien de su carrera, tenía que concentrarse en su Beca y punto.

En la siguiente clase no lo vio, pero en las últimas dos le tocó mirarlo de nuevo, y simplemente ella no lo podía evitar. Recordaba un viejo relato y lo analizaba cada vez que lo veía para probar si decía la verdad. Aquella pequeña frase iba algo así: "Los budistas dicen que si conoces a alguien y tu corazón late con fuerza, tus manos tiemblan y tus rodillas se vuelven débiles, no es la persona indicada. Cuando tú conoces a tu alma gemela, sientes calma. Nada de ansiedad, nada de agitación." Y por alguna extraña razón, era más que cierto. Cada vez que lo veía simplemente todo era normal. Recordaba la primera vez que conoció a su primer novio, le bailaban las rodillas a muerte al bajar las escaleras y su corazón latía rápido, al igual que su segundo novio, pero con él, era diferente, quizá no chocaban palabras, pero al verlo ella sentía paz en su interior, sin una palabra, sin ninguna mirada, sin algún contacto, ella sentía que ambos estaban ahí por alguna razón.

No sabía porque no podía dirigirle la palabra, ¿acaso el la devolvería o simplemente resultaría ser alguien arrogante?. En realidad, ella le tenía miedo al futuro, ese era su más grande miedo, el miedo al no saber que pasará o que dirán. No quería cometer ningún error, ya que si lo hacía, tendría que seguir viendo su cara el resto de la carrera y eso sería demasiado incómodo.

Todo acabo aquel día.

No puedo hablarle directamente ese día, pero se había propuesto a hablarle al próximo. Cosa que nunca pasó ya que ella seguía sintiendo pena y miedo. Su mente trataba de ignorarlo cada día y hacerla entrar en razón de que él simplemente era alguien más, que con el tiempo se iría y que sería muy fácil olvidarlo ya que no tendría una historia con él. Eso podía ser cierto. Quizá el no quería tener una historia con ella, quizá el no la veía de la misma manera. Ella no lo culpaba si es que esos fueran sus pensamientos más profundos acerca de ella, ya que muchas personas antes se lo habían dicho y se lo habían dejado en claro, así que si no sucedía nada con él, si esa conversación no surgía algún día, ella sabría la verdad, que ambos no estaban hechos para estar juntos.

Y como cualquier persona común y corriente, fue atacada por la depresión una vez más, una buena patada en los sentimientos era lo que le faltaba para hacerla entrar en razón y que era mejor distraerse haciendo cualquier cosa en vez de mirar todo el día a un chico que ni siquiera sabía de la existencia de aquella chica. Ella debía de actuar de la misma manera para que todas esas ideas espontáneas se fueran como el agua por una alcantarilla.

Así que ella regresó a su promesa y se comportaría como si no hubiera tenido algún pensamiento con él. Sin embargo cuando ella cerró sus ojos para dormir pudo ver su rostro en un pequeño recuerdo, ella no entendía porque se había enganchado a él tan rápido, nunca había pasado algo así.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 23, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Nuestra historia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora