Me acerqué a su rostro, evitando que pudiera hablar o simplemente quejarse. Puse mí mano en su mejilla, rápidamente me acerqué mucho más a él. Y lo besé, era el beso perfecto, suave, pero a la vez intenso. Cerré los ojos al darme cuenta de que el ya lo había hecho. Estaba cómodo, así que puse mis manos en su cuello, jugando un poco su nuca. Mientras él apoyaba sus manos en mí cintura, una de ellas bajaba un poco más que la otra, pero no me importaba. Ese momento era único, irrepetible. Nos separamos poco a poco, aún con los ojos cerrados me pude dar cuenta de como él me daba otro pequeño beso, suspiramos los dos a la vez, su frente rozaba la mía, y nuestras narices hacían cosquillas cuando nos movíamos lentamente, hasta que un pequeño "te amo" se escapó de mis labios. No sé sí él pensó dos veces lo que me iba a responder, pero me correspondió con un "yo también te amo". Y así, sin pensarlo, ni esperarlo, me volvía a encontrar con su boca, tenía un lunar cerca, lo cual era más tentador para mí, yo jugaba con su lengua, y él con la mía, éramos como piezas exactas, y notaba como su corazón palpitaba casi tan rápido como el mío. ¿Qué me pasa? Pues...me estaba enamorando.