Dos años más tarde.
Martes, 13 de marzo.
El día despertó cálido y sin ninguna nube en el azul cielo. Thomas hoy se levantó con una llamada de su madre deseándole suerte con el examen. Estaba derrotado, había pasado toda la medianoche estudiando con un litro de café en su cuerpo. Era uno de los exámenes más importantes del semestre y Thomas no se podía permitir suspenderlo.
Después de cortar la llamada de su madre, con movimientos cansados salió de la cama. Mientras iba hacia la ventana para correr las cortinas se iba estirando. El sol brillaba con fuerza, y se podían oír a los pájaros cantar. Pero eso no subió el ánimo a Thomas, para él era un día igual de horrible que todos estos días de años atrás.
Fue al baño, allí se lavó la cara. Había cambiado bastante en esos años. No se podía encontrar a aquel chico de piel morena con rostro reluciente, ahora lo único que quedaba era un chico pálido con grandes y marcadas ojeras debajo de sus ojos azules y un barba de tres días. Había perdido todo su encanta, pareciera como si hubiera vuelto de la guerra pero a Thomas eso le daba igual, no le importaba con se veía ahora, realmente no le importaba nada. Casi todo lo que hacía era por obligación, llegó a plantearse dejar la carrera pero con tan solo comentárselo a su madre, ella se puso las manos en la cabeza y medio le obligó a seguir.
No desayunó nada, su estómago estaba cerrado y de todas maneras lo único que había en su nevera era comida recalentada y café.
Estaba preparando todas sus cosas cuando la puerta sonó. Él dejo lo que estaba haciendo y fue a abrir. Detrás de la puerta había un muchacho con una corta melena rubia, era Jeff. Mostraba un sonrisa esplendida y brillante que llegaba a ser contagiosa, excepto para Thomas. No parecía que hubiera pasado toda la noche en vela al igual que su amigo.
"Buenos días, amigo" saludó mientras entraba al piso de Thomas. "¿Cómo has despertado hoy?" preguntaba mientras iba a la cocina.
"Como siempre" se limitó a responder Thomas a la vez que cogía su macuto para ir hacia la universidad.
El pálido chico se asomó a la cocina y pudo ver a su amigo, que era unos centímetros más bajo que él, abrir el frigorífico regalando una cara de desagrado.
"No crees que deberías ir a comprar" comentó viendo la nevera medio vacía "¿Qué mierdas es eso?" preguntó con asco mientras cogía un plato con lasaña en él.
"Supongo que moho con lasaña" dijo despreocupado.
"Ew, creo que si lo dejas aquí un poco más pronto tendrá vida" soltó la comida en el mismo sitio donde se encontraba.
"Bueno, nuevo inquilinos, menos alquiler." dijo aún con rostro serio.
Jeff fingió una carcajada. "Que gracioso, Thomas." cerró la nevera." Pero en serio creó que debes comprar algo o morirás intoxicado" le habló mirándole justo a los ojos.
"De algo hay morir ¿no?" dijo sin más y salió de la cocina. Jeff se quedó estático ante las palabras aunque ya se estaba acostumbrando a ella por parte de su amigo. "Nos vamos ya." gritó Thomas desde la entrada.
Jeff reaccionó y fue hacia donde estaba su amigo. Hoy sería un día muy largo.
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Ambos chicos llegaron con la hora justa para empezar el examen. Al acabarlo, Thomas no salió bastante satisfecho de su trabajo. Temía suspender, todo lo contrario a su amigo que salió demasiado feliz por cómo le había salido.
"Dios, que bien te sientes después de acabarlo. Espero que todo este esfuerzo haya valido la pena" hablaba Jeff mientras salía del aula a la vera de Thomas. Esté solo se limitó a asentir y mostrar una sonrisa fingida. "Seguro que te ha salido estupendo. No te preocupes." le animó.
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|| Dry Lips
Random[ Un par de labios secos también pueden besar, así como un corazón herido puede volver a amar. ]