Mi celular comenzó a vibrar indicando que había un nuevo mensaje, por la necesidad de verlo rápidamente tuve que introducir la clave reiteradas veces hasta el punto de llegar a frustrarme.
>>¿Me extrañaste? Yo se que sí.<<
Mi risa provocó que recibiera varias miradas, me concentre en el móvil actuando como si no hubiese ocurrido nada. Lo mejor era disimular. Jugué un poco con mis pulgares para pensar antes de responder.
>>¿Debería hacerlo?<<
Fue lo única respuesta que se me ocurrió, aunque no estuvo mal. Seguimos hablando y me comentó que vendría por unas semanas y si existía la posibilidad de vernos, no se lo nege, aunque estuviera ocupada debía hacer un espacio disponible.
Claro que cuando nos vimos, frente a frente, comentó sobre mi pelo, que ahora era mucho más largo, que por cierto, me daba flojera ir a cortarlo. Que yo estaba más alta, aunque de todas formas yo siempre he sido más alta que ella, obviamente le seguí la corriente.
¿Había cambiado ella?, la respuesta es un absoluto no, era la misma persona de antes, con la misma actitud, los mismos gestos y claro, el mismo porte.Añadiendo si, su acento sureňo, que daba un poco de risa.
Fue inevitable no molestarla los siguientes días que restaban , claro que no nos enojabamos.
Parecía un arbusto, su pelo también era más largo pero de todas formas se veía bien.
Me dijo como habían sido sus primeros días de estancia, no logró crear amistades tan rápido, de hecho, la mayoría de su tiempo libre la ocupaba en fumar en su pieza, el lugar más importante que tenía, de hecho, hubo un momento de que los cigarrillos se acabaron y recurrió a fumar té. Hasta el día de hoy sigo describiendo en que estaba pensando aquel día.