Detalles.

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En invierno, el suele usar un gorro café que hace que resalten sus ojos y despeina su cabello, dándole un aspecto hermoso y tierno que me hace sonreír. Cuando sonríe y su cara se ilumina siento como si hubiera recibido el mejor regalo de esta vida, como si el disfrutar de verlo todos los días no fuera algo que yo mereciera, es por eso que agradezco todos los días que él se encuentre en mi vida. Sus ojos y sonrisa son lo único que necesito para alegrarme cuando estoy triste. En invierno, el suele usar suéteres que le quedan extremadamente grandes y de tela gruesa, ocultando su figura debajo de esa prenda excusándose diciendo que sólo de esa manera podrá sobrevivir al frío. Pero el bien sabe que también puede hacerlo entre mis brazos.

Verlo reír me hace feliz. Cuando lo hace, se tapa la boca con ambas manos como si quisiera aminorar los bellos sonidos que salen de sus labios, cierra lo ojos con fuerza provocando pequeñas arrugas a los costados de estos y después... después está la característica más importante: el movimiento de sus hombros. Se agitan de arriba a abajo con delicadeza, al compás del sonido de su risa. Me gusta observarlo mientras ríe, lo hace parecer tierno y sin preocupaciones, como si en el alma de esa persona no pudiera existir enojo, tristeza o rencor. Pero, sin embargo, lo he visto llorar más veces de las que me gustaría: cierra los ojos y deja que las lágrimas caigan por sus coloradas mejillas, pasando ambos brazos por su cintura, como si quisiera consolarse a sí mismo, hacerse creer que todo irá bien y que, cual sea la razón de su llanto, se solucionará o pasará en un rato. No tapa su rostro, el cual se hincha de las mejillas, deja que cada uno de los sollozos salgan de su boca, separando los labios ligeramente. Desahogándose. Entonces, otra vez, sus hombros son lo que llaman la atención, se mueven violentamente hacia todas las direcciones, sin ningún ritmo en especial. Cuando lo veo así siento la necesidad de acobijarlo en mis brazos, esperando que sienta que tiene a alguien que se preocupa por el, alguien que siempre va a estar ahí para él cuando lo necesite. No me gusta verlo llorar, creo que a nadie le agrada ver a otras personas hacerlo, pero lo que yo siento por él... lo que yo haría por él no se compara con cualquier otro sentimiento hacia otra persona. Una vez, la razón de su llanto fue por mi culpa, lo tenía enfrente mientras discutía con él, no medía mis palabras y grité demasiado fuerte. Lo asusté. Dije cosas que no debí haber dicho. Sus ojos cafés se cristalizaron, su labio inferior comenzó a temblar y sus hombros se movieron cada vez con más fuerza. Me sentí inútil, culpable. Así que me callé y lo abracé, con su cabeza recargada en mi hombro, temblando frenéticamente. Me disculpé con él millones de veces, lo abracé el mismo número de veces y le besé la cara todas las veces que me permitió. El me quiso hacer entender que estaba bien y que no era mi culpa, pero ¿Cómo no iba a serlo? La discusión la comencé yo... la culpabilidad sigue presente cada vez que recuerdo ese suceso, lo que me hace pensar que, no importa cuánto ames a alguien o quieras protegerlo con tu vida, a veces no puedes salvarlo de las cosas más simples o de las que parecen que nunca le harán daño. Y en este caso, esa cosa soy yo.

El tiene una manera singular de expresarse, diciendo todo con una extrema alegría y euforia, usando sus manos para hablar y recalcar ciertas frases. No puede mantenerse quieto mientras está hablando, pareciera que quiere comunicarles a todos lo que pasa por su cerebro y hacer que entiendan lo que dice con exactitud, no le gusta prestarse a ambigüedad o que la gente lo mire sin entender mientras habla, porque eso lo hace sentir como si lo que está diciendo es erróneo y demasiado extraño para los demás. Cualquier cosa que pase por su mente, la dirá, sin importarle las consecuencias que eso pueda tener o lo incómodas que las personas se pongan. Él es la persona más sincera que he conocido y esa es una de las razones por las que no suele agradarle a la gente, Calum es sincero en exceso y a veces se necesita un poco de mentira en la vida. Pero para mi es diferente. Me encanta que me despierte a media noche con un pensamiento nuevo, con una nueva pregunta sin responder, con una declaración. Me encanta que me mire a los ojos por un largo tiempo para que después sonría, me de un beso en la punta de la nariz y me diga un halago. Amo que me confiese algo que le desagradó, algo que le pareció fuera de lugar. Cuando una canción no le gusta pero la deja sonar porque sabe que a mi sí, entonces, cuando acaba, da sus puntos a favor y en contra. Me fascina que uno de los puntos buenos sea que me quiere. 

Puede que las persona perfectas no existan y estoy completamente de acuerdo con eso, pero el me parece una joya invaluable, con aspectos negativos y positivos, puede que para otras personas él sea alguien molesto, con cuerpo horrible, una personalidad espantosa y una risa para nada agradable. Pero si el mundo lo viera con mis ojos, con el cariño que yo le tengo, todo sería diferente, porque todos se darían cuenta que Calum es una persona única. Irremplazable. Con la personalidad más hermosa en esta Tierra. Aunque, a decir verdad, prefiero que las cosas se mantengan en su lugar y el moreno de ojos bonitos sea un tesoro descubierto solo por mí. Porque, cuando lo veo tocar su bajo, acariciar cada una de las cuerdas y cantar con todo su corazón, no puedo evitar pensar en lo afortunado que soy. 


Estoy escribiendo desde una computadora de escritorio y no saben lo difícil que es hacer que no te cachen.


One shots | Cashton |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora