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No pude seguir mis pasos, ya que la pared me lo impidió. El aire a mí alrededor se puso denso. Estaba tan cerca. Él podía hacerme daño sin ningún problema ¿Qué iba a hacerme? ¿Qué era lo que estaba pensando? ¡Oh, por Dios! Por un minuto me gustaría poder tener poderes. Coloco sus brazos a mis costados, impidiendo mi escape. Lo mire fijo a los ojos. Era tan poderoso y fuerte. De verdad podía lastimarme.

- ¿Qué… que sucede? – le pregunte apenas.

- Debo irme – dijo. Lo mire bien.

- ¿Qué? – dije sin poder creerlo. Apretó los dientes con fuerza y golpeo la pared con la mano – Lo siento.

- Tengo que irme, _____ – me dijo serio.

- ¿Por qué?

- Volveré dentro de 3 días, si aun no sabes que quieres por tu alma. Te quedaran 2 días más – dijo. Lo mire bien.

- No quiero que te vayas – dije.

- Debo hacerlo, preciosa – se alejó de mí y caminó hasta la habitación.

Sentí una pequeña presión en el pecho. Él no se podía ir. No quiero que se vaya. Pero mientras esta sensación esta en mi pecho, me doy cuenta de algo. ¿Qué pasara cuando no lo vea nunca más? ¿Qué va a ser de mí? Sin pensarlo corrí hacia la habitación y la abrí. Él ya no estaba.

- ¿Ruben? – lo llame.

Nadie me contestó. Por alguna razón mis ojos se llenaron de lágrimas. Había un gran vacío en mi interior. Se había ido y no me dejo abrazarlo antes de irse. ¿Por qué se fue así? ¿Habré hecho algo malo? Comencé a llorar. ¡Oh, por Dios! ¡Esto no tiene sentido! ¡No debo llorar, no tengo motivos! Me dijo que iba a volver dentro de tres días. Solo debo esperar y pensar que es lo que quiero a cambio de mi alma.

- ______, ¡________! – me llamó alguien. Rápidamente abrí mis ojos, para encontrarme con mi mejor amiga.

- ¿Qué pasó? – pregunte de repente.

- Ya son casi la una de la tarde _____ ¿Estuviste llorando? – me preguntó al ver mis, seguramente, hinchados ojos.

- No, no – dije poniéndome de pie. Entre al baño y ella fue tras mío.

- ______ , te conozco y mucho. ¡Dime porque diablos llorabas sino quieres verme enojada! – me exigió.

Diablos… Ruben. Mire a mi alrededor y él no estaba. Pensé que cuando despertara lo iba a encontrar de nuevo aquí. Pero al parecer eso no es así. Otra vez mis ojos se llenaron de lágrimas, se humedecieron. Sea me miró bien y sin pensarlo se acerco a mí a abrazarme.

- Oye, Oye, no llores – dijo sin dejar de abrazarme.

- Lo siento, es que estoy algo sensible – dije y me aleje de ella. Me miró bien.

- ¿Te hizo algo aquel hombre? – me preguntó. Sonreí levemente.

- No, él no sería capaz de lastimarme. Solo que tuvo que irse, vuelve dentro de tres días y me puse un poco triste – le dije. Arqueo una ceja.

- ______, ni siquiera lloraste cuando Austin Ames se fue a Londres – me dijo divertida. Y lo recordé a él, a Austin. Había quedado en llamarlo y no lo hice.

- ¡Austin! – dije y corrí al teléfono.

- ¿Qué sucede? – me preguntó ella y se acerco a mí. Tome el teléfono y marque su número.

- ¿Hola? – me contestó.

- ¡Austin!

- ¿_____? Pensé que te habías olvidado – dijo y rió por lo bajo.

- Lo siento tanto, pero estaba tan cansada que me olvide de todo y me quede dormida. Me acabo de levantar.

- Tranquila, no pasa nada.

- Si quieres, podemos salir a cenar mañana en la noche – le dije.

- ¿De verdad?

- Claro que si – dije y sonreí levemente.

- Paso por ti a las 10 de la noche ¿Esta bien? – me preguntó.

- Mejor imposible – le dije. Le di la dirección de casa y colgué. Me gire a ver a mi amiga. Me miro bien.

- ¿Acabas de hablar con Austin? – Me preguntó

- Si, si. Me lo encontré ayer en el centro comercial, y me pidió mi número. Ayer en la tarde me llamó y me invitó a cenar. Y como me quede dormida, no le conteste. Por eso lo llame ahora – le conté.

- ¿Así que volvió? – dijo sorprendida.

- Si, así es – le dije. Entre al baño y ella detrás de mí.

- ¿Y como está? ¿Está igual de guapo que siempre? – me preguntó. Sonreí levemente.

- Si, creo que si. No ha cambiado nada de nada – le dije. Salimos del baño y fuimos hasta la cocina.

- ______, ¿estás enamorada de nuestro nuevo jefe? – preguntó. Me gire a verla.

- No… no lo se, Sea – dije dudosa.

- ¿Y él, lo esta de ti?

- Tampoco lo sé – le dije y otra vez la melancolía volvió a mí.

- Me preocupas amiga – me dijo.

- A mi también, y mucho – mire hacia la ventana.

Necesito que vuelva, necesito verlo. ¿Qué ha hecho conmigo? Creo que quiere llevarse algo más que mi alma. Él quiere llevarse mi corazón. Creo que lo va a lograr. Cuando él se vaya definitivamente, no solo se llevara mi alma. Sino que también todo el amor que tengo para dar. Necesito hacer algo. Necesito cambiar esto que siento. Tal vez mañana en la noche saliendo de nuevo con Austin lo logre. Tal vez aun este a tiempo de salvarme. Dios quiera que este a tiempo de hacerlo.

Un gusto, soy el Diablo (Ruben Doblas y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora